Diario de Valladolid

Redacción de Valladolid

Entre todos lo mataron

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NO es que uno sea mucho de dar consejos. Más bien, al contrario. Al fin y al cabo quién es cada cual para aconsejar de esto o aquello a unas personas u otras. Cada uno es muy libre de elegir su destino y tiene todo el derecho a llevarlo a cabo y hasta a equivocarse.

El problema viene cuando el destino de uno no está en sus manos. Cuando son otros los que mueven los hilos y quienes deciden qué se hace, qué no se hace, quién lo ejecuta y cómo se ejecuta. Y si estos otros son los políticos, entonces sí acepten un consejo, pónganse a cubierto porque su destino habrá dejado de ser suyo y, lo que es peor, con sus nefastas decisiones políticas habrán contribuido a tirarlo por la borda.

Y para muestra el botón del carbón, de las cuencas, de los mineros y sus familias. Llevan años oyendo promesas de unos y otros, del PP y del PSOE, que son quienes han gobernado y les han llevado al precipicio. Años escuchando que apuestan por ellos y por el carbón; que van a pelear donde sea y contra quien sea por su continuidad y por su futuro. Por escuchar, los mineros y sus familias han tenido que oír cómo hasta los partidos de nuevo cuño, Podemos y Ciudadanos, esos que en Madrid hacen lo contrario de lo que les prometen aquí a las gentes de las cuencas, les dicen que estarán con ellos en la defensa del carbón. Mentira. Todos mienten.

La realidad demuestra que nadie, ni uno solo de los gobiernos del PSOE y del PP ha apostado nunca por la continuidad del carbón. Si lo hubieran hecho, el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero habría peleado, primero, y no habría permitido, después, que la Comisión Europea con el comisario socialista Joaquín Almunia a la cabeza perpetrara la crónica de la muerte anunciada del carbón para el próximo año. Si lo hubieran hecho, el Gobierno de Mariano Rajoy no habría paralizado las ayudas e incumplido sistemáticamente los planes de carbón que firmaba. Si lo hubieran hechos, los parlamentarios ‘populares’ y socialistas, esos que sestean en el Congreso y en el Senado a razón de 6.000 al mes, se habrían rebelado contra esas decisiones de sus gobiernos que han sepultado y le han dado la puntilla al carbón.

Y ahora se extrañan de que las empresas, las mismas que llevan años financiando con ayudas públicas, cierren las térmicas. ¿Qué esperaban, que ellas soportaran una energía que, el PP y el PSOE con sus decisiones, han decidido enterrarla? Entre todos han matado al carbón y al halo de esperanza que sólo mantenía la resistencia de los mineros y sus familias. Den la cara y reconózcanlo ya de una vez, señores del PPy del PSOE.

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