ROLLING LEMONS
Patines inagotables
Cuatro patinadores del club cumplen con el objetivo de recorrer 100 kilómetros en la Ultra Roller de Castellón

Los representantes del equipo de los Rolling Lemons que participaron en el maratón y la ultra roller posan con sus equipaciones antes de la Ultra Roller.-EL MUNDO
Hablaba Nancy Sinatra en una de sus canciones de unas botas hechas para andar. El mítico estribillo de la artista estadounidense ganó el pasado fin de semana un golpe de tuerca gracias a un grupo de Rolling Lemons, que demostraron que sus patines están hechos... para patinar. Parece una redundancia, pero la afirmación coge peso cuando se sirven los números encima de la mesa y es que cuatro integrantes del club vallisoletano se enfrentaron a la Ultra Roller celebrada en Castellón y dos a la maratón de patinaje dibujada sobre el mismo escenario.
Cien kilómetros sin parar fue la dulce locura que decidieron catar Juan Carlos Escudero, Pablo Christiaens, Lucía Antruejo y Pablo López, una expedición a la que se sumaron los maratonianos Raúl Torres y Carlos Arribas. La única chica del grupo fue la que incitó a sus compañeros a probar un reto diferente, como explica Pablo López: «La ‘culpable’ es Lucía. Nosotros queríamos ir a la maratón o a la prueba de 17 kilómetros. Ella dijo de probar y nos convenció», reconoce.
Por delante, un centenar de kilómetros con una meta no contabilizable en números: «Nuestro objetivo era completarla y vivir la experiencia de superación. La locura y el amor que tenemos al patinaje nos empuja a probar nuevos retos», confiesa el patinador, que explica el peaje que hay que pagar para sumar a tu currículum personal una medalla invisible de ‘finisher’ en una ultra roller: «Durante la carrera hay ratos que se pasa mal. A partir del kilómetro 50 empecé a tener ampollas y dolores. Es un dolor bastante importante, pero al final tienes una sensación de subidón, de adrenalina...y eso vale mucho», explica el presidente de Rolling Lemons, que asegura que volvería a repetir, «sin duda».
La exigencia de la prueba llevó a que sólo 39 inscritos en la prueba de más larga distancia completaran el recorrido. Entre ellos los cuatro ‘limones’ vallisoletanos. El primero, Juan Carlos Escudero, que terminó en la 15ª posición logrando cubrir los 100 kilómetros en tres horas y 19 minutos.
Como en el atletismo, el patinaje de larga distancia tiene en el público maduro su público objetivo, como explica Pablo López: «Muchos han descubierto el patinaje de velocidad tarde y no hemos conocido la competición federada nacional. Las pruebas de alto nivel quedan lejos, por eso buscamos este tipo de pruebas», admite. Unas citas con un perfil que no invita a pensar en resultados y sí en vivencias: «En este caso nos motivaba hacerla juntos, en equipo. El hacer algo juntos y conseguirlo».
El aspecto social va más allá de los límites de los monos amarillos, compartir una distancia tan larga con patinadores procedentes de diferentes puntos de España y del mundo ayuda que la comunidad del patín estreche lazos, como explica Pablo: «En esos 100 kilómetros encuentras muchos patinadores con los que compartes la experiencia. Todo eso también vale la pena. Es muy bonito que clubes de todo el país se ayuden en las carreras», subraya.
Los Rolling Lemons trazaron un plan que llevaban preparado desde casa, donde no sólo se centraron en la preparación física: «Hemos cuidado mucho la alimentación y la bebida. Eso es lo que nos ha permitido terminar», estima el patinador.