Diario de Valladolid

EDITORIAL

El sostenella y no enmendalla de Educación

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LAS VACACIONES de Semana Santa van camino de convertir la educación pública en un auténtico caos del que el principal responsable es la Consejería de Educación, que ha cometido el erro de provocar una polémica en la sociedad, alterando una calendario sobre el que había un consenso general y cuya modificación, retrasando el periodo vacacional hasta después de la Semana Santa, provoca una lógica indignación entre quienes quieren conciliar y compaginar las vacaciones laborales de los padres con las escolares de los niños.

El error del ha sido querer atender intereses particulares, fundamentalmente de los sindicalistas, y relegar el interés social. Y la solución adoptada posteriormente, una vez comprobado el profundo malestar social generado, no puede ser más desafortunada. Dejar al libre albedrío de cada centro escolar la decisión sobre las vacaciones de Semana Santa solo sirve para aumentar la confusión, generar incertidumbre y provocar aún males mayores. Sirva un ejemplo, podría darse la circunstancia que una familia con dos hijos tenga a cada uno con diferentes días de vacaciones y, por tanto, con una conciliación del todo imposible.

No es de recibo que se rompa la unidad en el calendario de vacaciones de Semana en Castilla y León, y mucho menos lo es que cuando concluye el actual curso escolar se desconozca cuando va a tener cada centro de enseñanza su periodo vacaciones. Es más, se da la posibilidad de que dicho calendario sea desconocido hasta el 30 de septiembre.

La oposición a la medida de Educación es grande y comprensible, porque se trata de un torpedo en la línea de flotación de las familias que buscan conciliar sus vacaciones y disfrutar del derecho de pasarlas juntos. El consejero tiene que asumir el error y subsanarlo. No sirve escudarse en otras instancias como el consejo escolar. Al igual que cuando se producen los éxitos, como la calificación obtenida por la Comunidad en el informe PISA, la consejería y su máximo responsable se llevan los laureles que les corresponden, como no puede ser de otra manera, ahora es obligado buscar una solución igual para todos, con una idea clara: primar la conciliación familiar de todos, no sólo de unos pocos privilegiados.

El consejero no puede ser rehén de un grupo de sindicalistas que actúan claramente en su beneficio. Quizá ellos tengan posibilidad de conciliar su vida familiar con un cambio tan antinatural de las vacaciones, pero eso es un privilegio que no está al alcance del común de los ciudadanos.

No se puede mantener el sostenella y no enmendalla. Se tiene que actuar y dar una solución global en la que la conciliación familiar y el interés social tiene que primar. Que es justo lo que torpedea lo aprobado: la conciliación familiar, excepto en el caso de los docentes.

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