Diario de Valladolid

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QUIÉN iba a aventurar, después del año de siesta, este arranque plagado de novedades y alicientes. Aunque muchas no resulten precisamente gratas y tampoco los presagios que avisan de lo que nos espera en el porvenir. Desde luego, no pocas de estas virutas tienen que ver con la parálisis de 2016, cuando la reiteración electoral y la inactividad parlamentaria nos salieron tan caras como un frenesí.

De aquel recreo deriva que sigamos sin presupuesto y que tampoco este año vayan a convocarse oposiciones para enseñantes. Aunque esa privación será casi solo nuestra, porque tanto Madrid como Asturias renovarán sus planteles educativos. Por no mencionar el caso catalán, donde el gobierno y la Cup han cerrado el compromiso de dotar cinco mil quinientas plazas de maestros. Nuestro fallido afecta a 800 docentes, que es una cifra en absoluto desdeñable teniendo en cuenta las magnitudes de los manejos que nos traemos. Así que habrá que seguir dándole una vuelta, en vez de asumir el desplante con resignada mansedumbre.

Después de la secuencia de varapalos judiciales tanto a la convocatoria de oposiciones en Sanidad como a la concesión de la inspección técnica de vehículos, adjudicada por el remoto Pérez Villar, debería aprender la administración autonómica que no todo vale y que determinadas alegrías nunca

salen gratis. Ni con la revisión de los frenos ni con oposiciones sometidas a manejos chapuceros. Pero resulta curiosa y llamativa esta tendencia a creer que nunca nos va a llegar la ola de las revisiones judiciales. Pasó con los gestores políticos y sindicales de Caja España, que se creyeron a salvo de la imputación de desleales, y también con los anteriores responsables de la Consejería de Economía autonómica, quienes pensaron que con la argucia de esconder las más bajas de la novena de tasaciones para la compra del edificio bautizado como Perla Negra, más cacho se reservaban para el pillaje a discreción. Trucos de piratas que no se conformaban con el patentado tres o cinco por ciento, sino que traficaron con mordiscos superiores al treinta por ciento. Ávidos piratas, aunque fueran de secano.

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