Diario de Valladolid

EDITORIAL

Un buen dato que esconde puntos negros a corregir

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EL PARO DESCENDIÓ en el último año en la Comunidad. Eso es una realidad que fija la Encuesta de Población Activa y que es obligado valorar como lo que realmente es, un buen dato.

Que una sola persona abandone las listas del desempleo y se incorpore a ese mercado laboral, del que fue expulsada durante esta crisis que sigue empeñada en no irse del todo por más que se empeñen los gurús de las grandes cifras en anunciar su adiós, tiene que ser un motivo de satisfacción. Y así se defiende desde estas mismas páginas cada vez que se produzca.

La EPA presenta a una Comunidad con una tasa de paro unas décimas por debajo de la media nacional y alejándose de ese 20% de desempleo, del que se situó muy por encima durante la práctica totalidad de los años de la crisis. Pero ni siquiera así se pueden lanzar las campanas al vuelo ni pensar que está todo hecho. Ni muchos menos.

A esas cifras positivas, a las que hay que agarrarse y que tienen que ser aplaudidas, vienen parejas otras que suponen un lastre y que obligan a frenar esa primera efervescencia positiva, entre otras cosas porque esas otras cifras menos positivas e, incluso, muy negativas, están muy ligadas al grave problema que sufre esta Comunidad: la despoblación.

Castilla y León, y eso también lo dice la Encuesta de Población Activa, ‘despidió’ miles de personas de su población activa, esa que está en edad de trabajar y que ve cómo al no encontrar posibilidades en esta tierra se tiene que marchar. Ese dato, que es una constante que no parece vaya a frenarse, supone que el descenso del paro, ese abandono de castellanos y leoneses de las listas del desempleo no está ligado sólo a las contrataciones, si no a esa fuga, a a la sangría de población que sí, que es un problema de Estado, pero que esta tierra sufre como ninguna otra.

Y el mejor ejemplo es Valladolid. Ni un solo contrato nuevo fue capaz de crearse en la provincia vallisoletana durante los últimos doce meses. Aquí la bajada del paro no es por el aumento del empleo. En Valladolid el paro bajó al mismo ritmo que se expulsó población activa.

El de la población activa no es el único de los puntos negros esta EPA. Hay que hablar también de las desigualdades territoriales, que se reflejan con claridad. Y bastan dos ejemplos: León, en el furgón de cabeza de las provincias que lideran el paro con una de las tasas más altas, mientras Burgos se coloca a la cola, como una de las provincias con la tasa más baja.

Si a la pérdida de población activa y las enormes desigualdades entre las provincias se le añade la elevada eventualidad de los contratos es claro que el buen dato del desempleo presenta y esconde aún muchos puntos negros que es obligado corregir.

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