Diario de Valladolid

EDITORIAL

Merecido carbón ante un impuesto recaudador e injusto

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«UN DISPARATE Y CONTRADICTORIO». Así es como calificó el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, la sola intención del Gobierno central de crear un gravamen sobre el azúcar, el llamado ‘impuesto dulce’. Disparate desde un punto de vista recaudatorio y contradictorio con el apoyo público que se da a las industrias azucareras.

Dos calificativos a los que el máximo responsable del Gobierno de Castilla y León sumó el del sinsentido. Porque, en palabras de Herrera, «no tiene sentido» que el Ministerio de Hacienda de Cristóbal Montoro se saque ahora de la manga este impuesto como un mero afán recaudatorio. Un sinsentido similar al que hubiera sido de haber salido adelante la disparatada idea de gravar el vino, que en su día tambén se planteó y que finalmente se descartó.

En este caso, todo apunta que Montoro no tiene intención de dar marcha atrás en este impuesto dulce que, como bien dijo Herrera, vendrá a poner «palos en las ruedas» de las industrias y a un sector, el remolachero, en el que conviene no olvidar Castilla y León acapara prácticamente casi el 80% de la producción nacional.

La reacción de la Junta, a través de la Consejería de Agricultura, no se hizo esperar y firmó con la práctica totalidad del sector –sólo UCCL se desmarcó– un manifiesto contra la propuesta del Gobierno de implantar un impuesto especial en las bebidas con alto contenido azucarado. Escrito en el que, eso sí, exige que si la medida ve la luz finalmente la recaudación lograda revierta en el sector remolachero-azucarero para compensar las pérdidas que sufra.

El sector agrario, el primario, cuyo peso en la economía castellana y leonesa es aún fundamental y lo mantiene como uno de sus pilares, no puede seguir sufriendo los envites de las diferentes decisiones políticas, vengan estas de Europa o del Gobierno de turno.

El final de las cuotas, la ya efectiva láctea, y la que se avecina de la remolacha mantiene en jaque a unos productores a los que este nuevo gravamen sobre el azúcar podría venir a darles la puntilla.

Asaja aprovechó la llegada de los Reyes Magos para llevarle carbón al ministro Cristóbal Montoro. Un carbón mezclado con esa remolacha a la que este ‘impuesto dulce’ pondría ahora en grave peligro.

Más allá del gesto simbólico de la entrega de carbón ante la pésima idea de instaurar ese impuesto, lo que hace Asaja es mantener la tensión y la respuesta contraria del sector hacia esa nueva espada de Damocles que amenaza a la industria azucarera y remolachera.

Si alguien se ha hecho acreedor de ese castigo de sus majestades deOriente ese es Montoro, quien se tiene bien merecido el carbón por querer imponer un impuesto injusto y recaudatorio.

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