Marear la perdiz

LO BUENO de contar con un Gobierno en funciones es que, entre esas funciones se encuentran las de decir a todo que sí. Al fin y al cabo alguno pensará aquello de ‘el que venga detrás...que arree’.

Y así, que llega el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, a quejarse otra vez sobre el abandono de las cuencas y el incumplimiento del Plan del Carbón, pues nada, ahí está Luis De Guindos en funciones de ministro de Industria para sentar a su secretario de Estado con la consejera y que firmen un plan, con mucho pero que mucho dinero, para la minería. Y... todo arreglado.

Arreglado para cerrar las cuencas y tirar la llave. Que eso es lo que se acaba de sellar. Dinero para ayudar a cerrar todas las explotaciones antes de ese 2018, en el que el ínclito Joaquín Almunia dejó dictada la sentencia definitiva para el carbón castellano y leonés.

¿Dónde queda el dinero que esteGobierno, ahora en funciones, comprometió cuando el clon de Aznar, José Manuel Soria, dirigía el Ministerio de Industria con funciones plenas? ¿Cuántas ayudas a la reactivación, a la reindustrización y planes del carbón más tienen previsto firmar para no cumplirlos?

De verdad esperan que alguien se crea que lo que no se ha hecho en cuatro años largos se va a llevar a cabo justo ahora, con un Ejecutivo que lleva casi un año varado entre elecciones y amenazando ya con la llegada de nuevos recortes, mandatados por la misma Europea que condenó al carbón, con el beneplácito de los Soria, Rajoy, De Guindos...

Es hora ya de hablar claro, de decirles a los mineros y a sus familias que todo está acabado, que ya no hay más remedio que cerrar y que ese dinero, que ahora se anuncia a bombo y platillo, no es más que para cumplir aquello que ya firmaron ante Europa: el fin del carbón. El de aquí, claro, que ya verán cómo las térmicas seguirán quemando el de fuera cuando las minas sean ya un vago recuerdo en Castilla y León. Pero díganles también que ese dinero que ahora liberan lleva años guardado en los cajones de un Ejecutivo, el de Rajoy, al que la minería y sus familias le han importado más bien nada. Y, sobre todo, no sigan engañando con supuestos planes de reactivación de las cuencas que nunca se cumplen, más que en los balances anuales de Economía y Hacienda.

Asuman su responsabilidad por hundir a la minería, a las cuencas y a sus familias y dejen ya de marear la perdiz.