Diario de Valladolid

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ESTABA cantado. De nuevo otra campaña electoral. Otras elecciones. Otro gasto sin sentido porque aquellos que tenían la obligación de llegar a un acuerdo no lo han hecho. Han estado más ocupados de sus cuitas personales, de sus problemas internos de partido que de dar una solución a los problemas reales de los ciudadanos. Estos cuatro meses de Legislatura han sido una farsa y una infamia en la que todos han sido actores principales y de la que todos son responsables. Y ahora resulta que tienen derecho a una indemnización esos diputados y senadores que llevan cuatro meses sin hacer nada. A eso se le llama desvergüenza, por mucho que tenga derecho y les asista la ley.

Cuatro meses que han servido para demostrar la catadura de la clase política que nos quiere dirigir los próximos años. Si esto es así no es que yo me baje en Atocha, que diría el maestro Sabina, es que no subo ni al tren.

Y, mientras tanto, Castilla y León se desangra. En número de parados y en pérdida de población. Castilla y León tiene el dudoso honor de liderar la pérdida de población y de tener una provincia, la abulense, que salvo error u omisión de la EPA, que no lo parece, registra la mitad del paro del país. Pero si no hay tanta gente en Ávila.

Y, ante eso, se habla de «reorientar» la Agenda de la Población. ¿Reorientar? ¿Acaso se puede reorientar algo que desde el minuto cero se vio ya que no pasaba de ser una buena declaración de intenciones? ¿Dónde ha quedado la PNL presentada por Podemos en las Cortes, en uno de los primeros plenos de Legislatura y que se aprobó con los votos de todos menos los de PSOE, para impulsar una política efectiva de población? ¿No se había quedado que esto es un problema de Estado, pero de Estado europeo, que necesita una acción política global, tal y como lo defendió Herrera en el último Consejo de Regiones? ¿A qué viene entonces querer reorientar lo que no tiene rumbo? No pasa nada con reconocer que no ha funcionado, quizás por ser el de la despoblación precisamente un problema de Estado que no se arregla con agendas, ni con parches.

Como sucede, por cierto, con la minería. De nuevo otro parche. Los que han hundido al carbón salen ahora con un acuerdo en Europa que incentiva la quema de carbón nacional en las térmicas.

Por cierto, ¿cómo van a obligar a las eléctricas a quemar un carbón que incluso con el incentivo sigue siendo más caro que el de fuera? A buenas horas con un parche, otro, que huele a campaña más que la aceleración de las obras de Inteco.

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