Diario de Valladolid

EDITORIAL

Sentencia, cuando menos, discutible

Creado:

Actualizado:

ROCAMBOLESCO. ASÍ ES como se puede calificar todo lo que ha sido el caso del asesinato de la presdidenta de la Diputación y del PP de León, Isabel Carrasco. Desde la instrucción hasta ahora la sentencia, sin olvidar la misteriosa desaparición del abogado de Raquel Gago.

Eso sin olvidar que en toda la investigación del asesinato se ha pretendido, y finalmente se consiguió porque así se permitió a lo largo del juicio, el juzgar la la víctima, Isabel Carrasco.

Episodios a los que ahora se viene a sumar el hecho insólito de que el magistrado-presidente corrige al jurado, por entender que se extralimitó en su veredicto. Y si insólito es que un juez corrija el veredicto del jurado popular, mucho más extraño es que esta corrección llegue por un error «sin paliativos» del propio magistrado.

Como rocámbolesco es que el jurado en su veredicto, y a la vista de las pruebas y de los testimonios del juicio, dice lo que tenía que decir y cuando se leyó el mismo nadie se percatara de error alguno. Como tampoco nadie, ni el juez ni las partes, fueron conscientes de ese error «sin paliativos», que ahora asume el magistrado.

Una corrección del juez al jurado que llega diecinueve días después de emitirse el veredicto, en el que ha resultado fundamental ese error del magistrado porque ha venido a confundir a los miembros del jurado.

Todo esto hace que la sentencia que acaba de emitir el magistrado de la Audiencia Provincial de León, en el caso del asesinato de Isabel Carrasco, sea cuando menos discutible, siempre desde el respeto más absoluto a la misma.

En este crimen todo parece estar marcado por ese adjetivo de rocambolesco. Porque,todavía hoy, no es comprensible que la policía local siga en libertad. Y así parece que va a continuar hasta que se resuelvan los recursos, que ya anuncian las acusaciones y las defensas. Entre otras cosas, porque el magistrado deja claro ya en la sentencia que no ha lugar para cambiar el auto por el confirmó la libertad provisional de Gago.

Una libertad provisional que se entiende aún menos hoy, cuando sobre la policía local pesa ya una sentencia de cinco años, por los delitos de encubrimiento y tenencia ilícita de armas, y apenas ha cumplido ocho meses y medio. Seguramente, el juez tenga muchos argumentos jurídicos para mantener en la calle a Gago. A buen seguro, los mismos que para mantenerla en prisión. Libertad.

La realidad es que el juicio por el crimen de Isabel Carrasco suma otro rocambolesco capítulo con una sentencia, cuando menos, discutible.

tracking