Diario de Valladolid

Redacción de Valladolid

Despedida de soltero

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SI ALGO tienen en común el Partido Popular de Castilla y León y el Partido Socialista de esta Comunidad autónoma -los únicos que han disfrutado hasta ahora de gobiernos centrales de su mismo color político- es que son capaces de exhibir discursos opuestos para un mismo asunto según quien dirija la nación.

Las valoraciones de los delegados del Gobierno de turno sobre el gran fiasco de la conversión en autovía de la N-122, que une el oeste regional (Zamora) con el Éste (Soria), son dignas de un fiel usuario del Rincón del Vago. Todo un corta y pega. Calcadas para salvar el honor del patrón que les mantiene en el cargo público. La justificación del olvido de esta autovía, que sigue provocando accidentes trágicos como el del fin de semana pasado en la provincia de Zamora, se produce en términos parecidos entre ambos para vergüenza de quienes honesta o ingenuamente creen todavía en sus dirigentes.

El delegado en Castilla y León del último Gobierno socialista, Miguel Alejo, y la delegada del actual Ejecutivo del PP, María José Salgueiro, han mantenido, el primero con Zapatero y la segunda con Rajoy, el mismo nivel de sumisión al ver ambos impasibles cómo los Presupuestos Generales del Estado prolongaban hasta el siglo XXII (?) la conversión en autovía del Corredor del Duero.

Como dice Javier Marías en Así empieza lo malo, para perder la ingenuidad se requieren muchos más años «si es que alguna vez la perdemos del todo los espíritus más bien confiados». Como prefiero seguir instalado en una asumible ingenuidad para así disfrazar el paso del tiempo desde que conozco esta engañosa dialéctica, pensaré que esa metamorfosis al estilo de Gregorio Samsa no es fruto de la victoria de la disciplina partidista de sumisión al jefe sobre el compromiso con los ciudadanos, sino de convicciones tan profundas que a los más ingenuos nos cuesta todavía descubrir.

Un siquiatra del PP metido a político comparaba las raquíticas partidas de la N-122 del último gobierno de Zapatero con una despedida de soltero donde «vale todo», aunque «al día siguiente llega la resaca para la mayoría y la mala conciencia para algunos». La despedida de soltero a la que hacía referencia en 2007 el actual consejero de la Presidencia se ha prolongado cuatro años y ni siquiera los populares de Castilla y León han empezado a salir de ese estado de resaca.

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