Diario de Valladolid

Redacción de Valladolid

Los altos cargos no van al paro

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SI NO FUERA por las últimas decisiones de Podemos, imponiendo unas primarias limitadas para que el líder de la nueva ‘casta’, Pablo Iglesias, se garantice la obediencia de sus candidatos al Congreso, diría que casi todos los partidos se protegen e impiden que sus altos cargos se vean en el paro. Sin embargo, ese pretendido «casi» al que quería aferrarme como un utópico canto a la esperanza de regeneración interna de la ‘casta’ está a punto de desaparecer cuando uno ve hasta qué punto la clase política autonómica -todavía con alguna escasa excepción- oferta un discurso que se desvanece con la práctica.

Sirva para argumentar esta decepción de principiante la imposición del socialista Óscar López como senador por Castilla y León, incumpliendo sus estatutos al designar el aparato a un dirigente que ha demostrado más codicia personal que ambición por la Comunidad, como sugieren quienes con nobleza han cuestionado la decisión del agradecido Tudanca.

El día que Fernando Becker, ex consejero de Economía y Hacienda con un principiante Juan Vicente Herrera como secretario general, dejó la Junta con aquellos escándalos sin resolver como las Biomédicas, Piltz, Valle del Cerrato...etc., para ser nombrado nada menos que presidente del ICO por la pareja de hecho Aznar-Rato, me di cuenta por primera vez del alto nivel de autoprotección de la clase política. De aquello hace ahora más de 16 años.

Sirvan los tres casos citados -Podemos, PSOE y PP- para apuntalar lo que ha pasado con los nombramientos de segundo nivel de altos cargos de la Junta y el baile de cambios producido tras la decisión de Herrera de repetir. Citar todos los casos excedería el espacio de esta columna; baste con una muestra: Virginia Arnaiz deja de ser procuradora para seguir de jefa de gabinete del presidente. De Santiago-Juárez recupera y asciende a María de Diego y a Marta López, provocando cambios en el Consistorio vallisoletano y en las Cortes.

Es verdad que con la ruptura de Economía y Empleo, la Junta ha optado por aparcar a algunos altos cargos vinculados al escándalo de los ‘casos Ade-Portillo’. Sin embargo, Rosa Valdeón ha optado por recuperar nada menos que como viceconsejero de Empleo a un Mariano Gredilla que conoció como pocos estos entresijos. No sólo por su relación con el ex consejero Villanueva, sino por su afinidad con el entonces todopoderoso. Y eso que el ascendido Gredilla dijo a este periodista en noviembre de 2013 que era «el momento de cerrar la etapa de alto cargo» al tiempo que negaba cualquier atisbo de discrepancia. Menos mal que el que fuera número dos de Villanueva está recuperando en su entorno como asesores a ex altos cargos de Economía y Empleo. Al fin y al cabo es una forma de proteger a ex directores generales para que no vayan al paro. Que 213.000 desempleados son muchos y demasiados carecen de protección.

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