Diario de Valladolid

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JUEVES, 4 de junio. Juan Vicente Herrera acude al VI Congreso regional de UPA para «aprender cómo se despide un líder». Ese mismo día, por la tarde, Rosa Valdeón, una de las procuradoras electas de mayor confianza del presidente de la Junta y del PP, cuestiona en twitter el nombramiento de la candidata popular a la Alcaldía de Zamora, Clara San Damián, como coordinadora de Castilla y León contra la violencia de género. Las redes sociales se caldean por lo que podría suponer de renuncia implícita de la exsubdelegada a liderar la oposición municipal y por la «dedocracia» y el factor de «familiaridad» que, supuestamente, influyen en el nombramiento. Valdeón sigue haciendo méritos para que un adocenado PP de Génova no la quiera como sustituta de Herrera. Por el contrario, emerge un ejemplo más de valentía para denunciar situaciones arbitrarias.

Desde aquel jueves, Herrera mantiene su hermetismo. Los barones provinciales están divididos sobre quién debe suceder a Herrera si, finalmente, decide no presentarse a la investidura. Valdeón tiene enfrente a parte de la vieja guardia, a los que secundan la tibieza de Rajoy frente a la corrupción.Defienden a la todavía alcaldesa en funciones de Zamora los que demandan más firmeza contra los escándalos, los que ven en la que fuera consejera de Familia una firme proyección social, el derroche de ilusión necesario para dirigir un equipo joven que rompa con la parálisis de la Junta, la única capaz de mandar un mensaje claro de lucha contra la corrupción que anime a quienes se están viendo excluidos del sistema en un contexto de enriquecimiento minoritario de otros.

Pero esa firmeza de principios choca con Génova, que prefiere caras descafeinadas que no molesten demasiado a los poderosos. En estos días de rebajas de principios, Herrera, que nunca debió haberse presentado a estas elecciones, tiene dos dilemas: ser investido presidente y conducir la transición hacia un cambio real de políticas y caras, o ceder el puesto a la única persona -¿por primera vez una mujer?- dispuesta a renovar políticas y mensajes. El resto de opciones serían más de lo mismo. Si opta por esta segunda alternativa, ahora o en un futuro próximo, el presidente debería aplacar a los lobos que no dejarían tranquila a Valdeón; debería pacificar el partido, para que este mujer con coraje y perfil dialogante pueda enfrentarse con éxito al fragmentado mapa autonómico y asumir a la vez los recados del 24-M. De cómo resuelva Herrera este sudoku se desprenderá un mensaje claro o la misma ambigüedad de Rajoy. Que me perdonen los partidarios de Valdeón si con este Antivirus he dado, sin querer, algún argumento a sus detractores.

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