Diario de Valladolid

Semáforo rojo a la nueva enfermedad que ataca al ganado bovino

Crece la preocupación en las granjas ante la propagación de la Encefalopatía Hemorrágica Epizoótica (EHE), una enfermedad que no se había detectado en Europa hasta el pasado noviembre / Castilla y León presenta ya 25 focos y los ganaderos demandan un plan

El vacuno en extensivo es el más expuesto a la Encefalopatía Hemorrágica Epizoótica (EHE). PQS / CCO

El vacuno en extensivo es el más expuesto a la Encefalopatía Hemorrágica Epizoótica (EHE). PQS / CCO

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Santiago G. del Campo
Valladolid

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Los ganaderos se enfrentan a un nuevo enemigo. Tan grande que amenaza la salud del vacuno y del ovino, y tan pequeño como el mosquito que transmite la enfermedad. En Castilla y León ya se han registrado 25 focos de esta patología recién llegada , en cuatro provincias de la Comunidad: Zamora, Salamanca, Ávila y Segovia. 

Se trata de la Encefalopatía Hemorrágica Epizoótica (EHE), nueva en Europa, pues desde que se conoce había circulado siempre en América del Norte, Australia, Asia y África. La primera señal del patógeno en Europa se produjo el pasado 10 de noviembre, cuando las autoridades italianas comunicaron la detección del virus en explotaciones de ganado bovino en la isla de Cerdeña y unos días más tarde en Sicilia. Ocho días después, el 18 de noviembre de 2022, se detectaron los primeros casos en España, en el sur de la península. En 2023 llegó a Castilla y León. No hay remedio. Previsiblemente terminará por extenderse a todo el territorio nacional. 

Afortunadamente, la mortalidad no es elevada entre el vacuno, aunque entre un 3 y un 5% de los animales afectados termina muriendo. El cuadro clínico suele ceñirse a a una enfermedad moderada con fiebre, falta de apetito, edema facial (generalmente conjuntival), secreción ocular o nasal, salivación, descamación del hocico, cojera y eritema de la ubre. Los síntomas suelen remitir a los quince días. El ganado ovino es susceptible a la infección, pero poco a la enfermedad clínica, y el caprino es muy poco propenso a infectarse.

Pero aparte de las bajas en las granjas, existen otros daños como la falta de productividad y movilidad de los animales afectados, abortos, y perjuicios económicos por los tratamientos veterinarios necesarios. Perjuicios por los que las Organizaciones Profesionales Agrarias (Opas) piden a las autoridades un plan de acción y ayudas para compensar las pérdidas ocasionadas.

El presidente de Asaja Castilla y León, Donaciano Dujo, pone de manifiesto, en primer lugar, que los consumidores no corren ningún peligro con esta enfermedad, ya que no es transmisible al ser humano. "No corre ningún peligro el consumo de carne, y por otro lado no se transmite de unas explotaciones a otras por contagio de las reses, sino que el modo de transmisión es un mosquito que pica a unos animales y a otros, transmitiendo el virus", explica en respuesta a este periódico. Dujo apunta que los datos que se están dando sobre el número de focos "llevan a engaño ", puesto que «hoy se puede decir que la inmensa mayoría de las explotaciones de vacuno extensivo en el sur de la Comunidad, provincias como Segovia, como Ávila, como Salamanca, como Zamora, de una manera o de otra, tienen algún animal contagiado». Es decir, "no es que haya solo unos focos, es que cuando se declara en una unidad un caso, ya esa unidad lo traslada a 150 kilómetros a la redonda y en esa extensión no hay más focos".

Por eso, en esas zonas, "del 70 al 80% de las explotaciones tiene algún animal contagiado" . En esas provincias, la EHE les está causando a los ganaderos "un problema importante, primero, porque hay un porcentaje de animales del 4 al 5% que mueren. El resto pierde peso, pierde en productividad, tienen un periodo de perjuicios económicos, de delgadez, y hay un coste por el tratamiento, de medicamentos antiinflamatorios o desinfectantes de unos cien euros por animal, por lo tanto es un coste importante", añade el presidente de Asaja en Castilla y León.

Por todo ello, el responsable de la Opa considera que las administraciones, tanto el Estado como la Comunidad Autónoma "no han actuado convenientemente" . En primer lugar, a juicio de Dujo, «deberían haber transmitido información con claridad» para que los ganaderos "tuviesen conocimiento de la situación que les venía". Por otro lado, "previniendo, intentando que de alguna manera no se produjeran los contagios que se están produciendo, y en tercer lugar activando las ayudas necesarias para que el sector no sufra económicamente, que ya está sufriendo en un año tan catastrófico como este". 

Dujo avanza que la EHE "va a trasladarse al conjunto de España, no hay remedio», ya que "hay animales contagiados en la inmensa mayoría de las explotaciones". Por eso es urgente "auxiliar económicamente a los ganaderos más afectados".

 Por el momento, en Europa no existe ninguna vacuna autorizada, un tema que es «complicado» porque la utilización de una u otra vacuna «depende del serotipo de que se trate». Por ello, «la expectativa más positiva que podemos tener en este momento, es que con la llegada de los fríos del invierno se acabe el mosquito, y por lo tanto, no aumenten los contagios».

Por otro lado, "aquellas reses que contraen la enfermedad quedan inmunes", apunta Dujo. Eso conduciría a que en años venideros la patología experimentara una tendencia a la baja.

En el mismo sentido se ha manifestado la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), que acusa a las administraciones de "dejación de funciones" y reclama "la puesta en marcha de ayuda para los ganaderos de vacuno que sufren la EHE". La Opa subraya que la Encefalopatía Hemorrágica Epizoótica "está causando numerosas bajas en las explotaciones ganaderas de vacuno de Castilla y León y las administraciones se lavan las manos».

PÉRDIDAS

La organización agraria alerta de las «importantes pérdidas económicas» que están sufriendo los ganaderos de vacuno en Castilla y León a consecuencia de la enfermedad. También pone de manifiesto que "en ningún caso afecta a los humanos", y que las ganaderías más afectadas son "el vacuno de carne y de leche", en los que se produce una patología «que dificulta el acceso al agua y a la alimentación", pero que, en el peor de los casos también puede provocar la muerte del animal. "El número de animales infectados en una explotación son en torno al 20 a 25% del rebaño, aunque en otras ocasiones nos hemos encontrado hasta el 50%", apunta UCCL. "Los ganaderos ante cualquier alerta en sus vacas, proceden a un tratamiento sintomático, pero desgraciadamente no siempre funciona".

Los ganaderos se muestran «desesperados», añade la Opa, ante una enfermedad que "continúa avanzando y ya podemos considerarla una pandemia" y mientras tanto, "las administraciones competentes no hacen nada y se lavan las manos". Desde UCCL piden un «protocolo claro de actuación» donde, en primer lugar, «se contemplen ayudas económicas que compensen las pérdidas de producción que los ganaderos de vacuno están sufriendo" y por otro lado que contemple "medidas para la desinsectación de las instalaciones y los animales que ayuden a controlar la enfermedad".  

"Cabe apuntar que actualmente el seguro ganadero, en caso de tenerlo, no contempla las bajas provocadas por esta enfermedad, por lo que los ganaderos de vacuno están teniendo que asumir todas las pérdidas económicas", advierte la organización. 

La Unión de Pequeños Agricultores (UPA), por su parte, alerta de que "crece la preocupación entre los ganaderos por la EHE", y pide que la enfermedad "sea calificada de saneamiento ganadero". La patología que afecta a los rumiantes "está causando complicaciones y pérdidas económicas a los ganaderos. Aunque no se transmite a humanos ni afecta a la calidad de la carne, la EHE provoca problemas y mortandad sobre todo en el vacuno". Por ello "UPA pide un plan que aborde el problema con medidas de apoyo a los ganaderos".

La organización recuerda que los ganaderos deben declarar obligatoriamente la enfermedad si sospechan de síntomas, "sin embargo no se reconoce como enfermedad de saneamiento ganadero, por lo tanto los productores no reciben ayudas por hacer frente a la infección o el sacrificio de sus animales".

La entidad "ha recogido el sentir de los primeros ganaderos afectados, que están percibiendo un incremento de la mortandad en el vacuno, además de una bajada de la producción". Esos perjuicios «se suman a la restricción de movimientos del ganado, además de una falta de información que provoca un gran desconocimiento de este nuevo problema de sanidad animal», según la organización de agricultores y ganaderos. Plan de control

A finales de agosto UPA pidió por carta al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Mapa) que se tomara "en serio este problema" y convocara una reunión con los sectores y territorios afectados, "para diseñar un plan de control y erradicación de la EHE, que incluya medidas de apoyo a los ganaderos, asfixiados por el incremento de los costes de producción".

La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos pidió también al Gobierno y a las comunidades autónomas un cambio en el procedimiento de control de la enfermedad de la lengua azul, que ya es endémica en España. Se da el caso de que los ganaderos que quieren enviar animales a matadero tienen que vacunar 21 días antes de ir a sacrificio, más una segunda dosis pocos días antes del sacrificio.

Este procedimiento es «un sinsentido», según UPA, puesto que al ir a matadero no hay posibilidad de que se produzcan contagios. Además es "un proceso carísimo", detallan, "porque hay escasez de veterinarios y el precio a pagar es de entre 50 y 100 euros por vaca. Una situación que se ve agravada por el incremento general de los costes de producción".

También la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (Coag) reclama un «plan urgente» a las administraciones. Como UPA, solicitó a finales de agosto una reunión al Mapa " para definir un plan de lucha y control" ante "el creciente número de focos"  en explotaciones de vacuno. "Esta enfermedad tiene graves repercusiones económicas para los ganaderos. Las vacas disminuyen su producción y provoca pérdidas por abortos e infertilidad. Además, supone un significativo aumento de los gastos veterinarios", subraya Joaquín Gargallo, responsable del sector vacuno de carne de Coag.

A juicio de la Opa, sería necesario un Plan de Control que recogiera información detallada de la enfermedad, así como un estudio de la posible evolución de su propagación futura, otro de impacto real sobre la ganadería de bovino, tasas de mortalidad, abortos, pérdidas indirectas como afecciones a la vitalidad del rebaño, gastos veterinarios y de productos insecticidas e impacto de limitaciones a las exportaciones. 

También demanda Coag medidas de control de la enfermedad, de su intensidad y extensión, así como propuestas de autocontrol en las explotaciones y, por último, "ayudas para las explotaciones afectadas que cubran la totalidad de las pérdidas". 

En cuanto al control de la enfermedad, se recomienda la lucha vectorial, mediante el empleo de insecticidas y repelentes en animales, medios de transporte e instalaciones, así como el uso de insecticidas y larvicidas para el control de las posibles zonas de cría.

Por otro lado, no se establece ningún tipo de restricción con relación al movimiento o consumo de productos de estos animales (carne, leche, piel, etcétera) ya que la EHE no es una enfermedad que afecte al ser humano. Eso sí, la localización de algunos de los nuevos focos implica modificaciones en la zona desde la que se restringe el movimiento directo para vida (no para el sacrificio) hacia otros Estados miembros de animales bovinos, ovinos y caprinos. 

En los movimientos nacionales, los animales y vehículos deben estar desinsectados para movimientos desde la zona afectada hacia zona libre, con ausencia de sintomatología en ganado bovino. 

CONTACTOS

En respuesta a las insistentes demandas de los agentes del sector, el Ministerio informó el pasado jueves de las actuaciones que está llevando a cabo. A través de una nota de prensa, aseguró que el secretario general de Agricultura y Alimentación, Fernando Miranda, «aborda con las cooperativas y las Opas la situación de la sanidad animal» respecto a la EHE.

Miranda aseguró que en el mismo mes que se detectó la enfermedad, noviembre de 2022, se produjo la primera reunión con los directores generales de las comunidades autónomas, en la que "se decidió la estrategia de actuación a corto plazo, antes de que comenzara a extenderse el vector ". El Ministerio explica que volvió a convocar a los directores generales el 29 de marzo pasado, "reunión en la que se decidió establecer medidas para la desinsectación de animales y vehículos en los movimientos desde las zonas afectadas y, para el caso de movimientos intracomunitarios, la realización de pruebas diagnósticas para autorizar la salida". 

Durante ese tiempo, desde los servicios técnicos del Ministerio "se ha mantenido un contacto permanente con los servicios técnicos de las comunidades autónomas para realizar el seguimiento de las explotaciones afectadas, así como el del análisis serológico de la enfermedad para evaluar su prevalencia. La última reunión tuvo lugar el 12 de septiembre". El Gobierno subraya que también "ha trabajado a nivel europeo" para flexibilizar los movimientos desde las zonas afectadas, normativa que se aprobó el 13 de marzo y que está "a punto de publicarse", ya que al tratarse de un acto delegado de la Comisión el periodo de tramitación es más largo. 

España ha acordado con Italia, Portugal y Francia trabajar conjuntamente para modificar la legislación europea en mayor profundidad. Se está recopilando «toda la información técnica y científica necesaria» para presentar un informe que, de acuerdo con el compromiso de la Comisión Europea, será evaluado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por su denominación en inglés).

El Ministerio asegura que ha mantenido «un contacto permanente» con las organizaciones del sector en las reuniones habituales, la última celebrada el pasado miércoles. El Mapa califica la incidencia de la EHE como "aún muy limitada, con una morbilidad por debajo del 10% y una mortalidad inferior al 1%".

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