Diario de Valladolid

PLAGAS

Cerco al zabro en Burgos, Soria, Valladolid y Palencia

Vigilancia. El Itacyl alerta a los profesionales a raíz de las precipitaciones registradas y las temperaturas altas que favorecen su extensión

El zabro manifiesta cierta preferencia por el trigo, pero puede afectar también a la cebada y al centeno.-HDS

El zabro manifiesta cierta preferencia por el trigo, pero puede afectar también a la cebada y al centeno.-HDS

Publicado por
Irene Llorente Yoldi

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El Observatorio de plagas y enfermedades agrícolas del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) ha puesto en alerta a los profesionales del sector para que vigilen sus cereales de invierno de cara a prevenir sobre el zabro (Zabrus tenebrioides), un coleóptero de la familia de los carábidos que se alimenta preferentemente de gramíneas, que manifiesta cierta preferencia por el trigo, pero puede afectar también a cebada y centeno. Y es que la incidencia de esta plaga está íntimamente ligada a las condiciones de humedad y temperatura. Los otoños suaves y húmedos favorecen eclosiones tempranas, aumentando el riesgo de daños en las parcelas afectadas, especialmente si el invierno posterior también es suave. «Precisamente en el último mes se están prodigando tormentas y precipitaciones en la Comunidad y las temperaturas también han resultado altas, unos condicionantes ambientales que pueden favorecer la otoñada y la emergencia temprana de las larvas», constatan desde el Itacyl. Así, «las larvas pueden tener alimentación para iniciar su desarrollo y la excavación de las galerías antes de las heladas, lo que puede ser un precursor del un riesgo superior al habitual de incidencia». No obstante, los técnicos reconocen que en Castilla y León el zabro no está extendido por toda la región y sólo genera problemas importantes de forma ocasional. Sin embargo, en las zonas donde está presente, los daños suelen repetirse, de modo que el Itacyl aconseja la vigilancia, especialmente en parcelas y zonas con historial de incidencia. Así, gracias al programa de monitorización de plagas y enfermedades en cereales de invierno que desarrolla la Consejería en colaboración con los Servicios Territoriales de Agricultura y Ganadería de todas las provincias y con el sector, los técnicos han detectado zabro en Burgos en las comarcas de Arlanza, Arlanzón, Bureba-Ebro, las Merindades y Pisuerga. En Soria hay constancia en Arcos de Jalón y Campo de Gómara. En Valladolid aparece en el centro y sureste de la provincia. Y en Palencia, en las comarcas de Campos y el Cerrato.

El principal daño lo producen las larvas por la pérdida de planta durante la implantación del cultivo. A medida que desarrollan las plantas, la alimentación de las larvas en primavera, aunque puede ser importante, suele tener un menor efecto en la reducción de cosecha. Los daños por la alimentación directa de flores y granos por los adultos suelen ser muy escasos. En sus inicios, los síntomas suelen apreciarse en forma de rodales que van aumentando, o bien desde los bordes de la parcela, asociados a las líneas de la paja de la cosecha o en zonas donde el ricio no fue eliminado. En aquellas tierras donde se hayan observado ataques previos, los expertos recomiendan la eliminación del rastrojo y el ricio mediante medios mecánicos, la rotación de cultivos, evitando siembras de cereal sobre cereal, incluso, si es viable, sin sembrar cereal al menos un par de años, y retrasar al máximo las siembras.

Si hay que luchar con productos químicos, únicamente se deben utilizar los autorizados e inscritos en el Registro Oficial de Productos Fitosanitarios. En la actualidad estos productos son limitados, estando indicados para trigo, cebada y centeno, formulados de dos materias activas: Clorpirifos al 48% (EC), con caducidad el 31 de enero del año que viene, y Lambda Cihalotrin al 5%, hasta el 31 de marzo de 2020.

El tratamiento resulta recomendable entre la nascencia y el estado de tres hojas, y siempre que no haya riesgo de heladas, cuando se observen de 10 a 15 plantas dañadas por metro cuadrado en cebada, y de ocho a diez en trigo. Se deben tratar al amanecer o al atardecer, cuando más actividad tienen las larvas. Si no están activas, están enterradas en las galerías, lo que se reduce el posible efecto.

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