Diario de Valladolid
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AURELIO PÉREZ
Valladolid

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No preocupaba en exceso la escasez de agua durante el invierno. Una sementera con pocas precipitaciones, prolongada en el tiempo y quizás un poco tardía para muchas zonas de Castilla y León, sentó las bases de una cosecha bien presentada y, sobre todo, en una situación sanitaria óptima. Esta misma situación se mantuvo durante el invierno, dado que este ha sido escaso en lluvias, las justas para el campo y especialmente en las zonas más húmedas; además, las heladas del invierno hacían profundizar las raíces de la planta, dejándola en unas condiciones óptimas para afrontar el desarrollo, espigado y granación.

La primavera se presentaba prometedora, pero el tiempo da y quita cosechas y las expectativas eran altas, pues todo apuntaba a una buena cosecha, principalmente por la sanidad de la planta. Pero un mes de abril y la primera quincena de mayo, con el aumento de las temperaturas y la escasez de lluvia, bastó para que lo que prometía ser un buen año se quedara en las «rebajas de enero».

Las hectáreas que calculábamos sobre los cinco mil kilogramos no llegarán a dos mil, y las que pensábamos que podrían alcanzar los tres mil Kg/ha, ven como las cosechadoras entran antes de tiempo para segar en verde para forraje y salvar lo que se pueda. Por no hablar de los forrajes que teníamos la esperanza de que alcanzarían los diez mil Kg y se quedarán en tres mil en el mejor de los casos.

No será la catástrofe del año 2017, cuando se produjo la mayor sequía de las últimas décadas, pero si se acercará bastante. Es previsible que se pierda entre un 40% y un 60% de la cosecha en función de la zona de Castilla y Leon; las heladas del mes de mayo han producido un daño importante en los cultivos, especialmente en cebadas y el peso específico de los cereales estará muy por debajo de los parámetros normales.

Cabe preguntarse: ¿por qué estos ciclos de sequía a los que nos estamos acostumbrando con una cierta normalidad? ¿Por qué no se aportan fondos para poner en marcha políticas de gestión de riesgos, una optimización del recurso agua que permita incrementar las zonas de regadío?

¿Qué tenemos que hacer? O, ¿qué tenemos que dejar de hacer? Para que el tiempo vuelva a estar más acorde con las estaciones del año que vivimos. Yo tengo la sensación de que las cuatro estaciones del año que vivimos de niños y que Vivaldi inmortalizó están desapareciendo, y cada día que pasa se concreta más la desaparición del otoño y la primavera y caminamos hacia dos estaciones anuales de grandes contrastes: una fría y otra calurosa con un incremento importante de las temperaturas.

¡Ah, ostras! Este domingo 26 de mayo hubo elecciones europeas; ahora se configurará el Parlamento Europeo y tendrá que afrontar estas problemáticas, porque ahora ya estamos en el tiempo de hacer. El tiempo juega en nuestra contra y no se puede actuar a la ligera. ¿Quien recuerda una propuesta en esta campaña electoral para reconducir la situación de cambio climático?

Aurelio Pérez es el coordinador de la alianza UPA-COAG.

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