El remanente de los embalses garantiza la campaña de riego

Dice el refranero popular que más vale tener que desear. Sin perderlo de vista, los embalses castellanos y leoneses se fijan un volumen mínimo a conservar al final de cada temporada. Y es precisamente el remanente de la pasada el que permite mirar con optimismo a la campaña de riego que está a punto de comenzar en un año en el que la lluvia, de momento, no ha hecho acto de presencia. Los regantes confían en que llegue con la recién estrenada primavera.

La Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) perfila en estos momentos el pistoletazo de salida con la ronda de juntas de explotación que finalizará este jueves con el Carrión. Reuniones que afronta con «buenas perspectivas» a pesar de estar «en situación de sequía climatológica» en la mayor parte de los sistemas. «El año pasado finalizó con niveles históricos en cuanto al volumen de la cuenca que, en términos generales, reservó el 50%», explica su jefe de área de explotación. José Antonio Ruiz asevera que este dato ya permitía avanzar una garantía de la actual campaña «prácticamente en su totalidad». Esta situación posibilita ahora, según Ruiz, «ser optimistas» y sortear un «muy año seco y con temperaturas elevadas». De hecho, marzo se despide con Riaño y Barrios de Luna «desembalsando por motivos de resguardo».

Aunque todavía resta la primavera, «de mayor relevancia» que otras estaciones como el otoño o el invierno en el consumo de agua, el responsable de la CHD insiste en «prácticamente la totalidad de los sistemas tienen garantizada una campaña de riego normal». Con interrogantes quedarían el Pisuerga-Bajo Duero y el Adaja. Pone el acento en el segundo pues, a su juicio, Las Cogotas presenta las «peores circunstancias». Según los últimos datos disponibles, ronda los 27 hectómetros cúbicos que suponen menos de la mitad de su capacidad –un 46,7%– y colocan al embalse por debajo de la media de la última década.

Ruiz desgrana que en las reuniones ordinarias previas a la puesta en marcha se analiza cuál es la situación de las reservas disponibles, se propone un volumen mínimo a dejar una vez terminada la campaña y se marca una dotación que sirva de referencia a la hora de los consumos admisibles, es decir, se fija el agua con el que puede contar cada comunidad de regantes.

La limpieza de canales y el riego de determinados cultivos son las dos circunstancias que respaldan las peticiones recibidas por la CHD para adelantar la campaña. «Aunque pueda generar problemas logísticos, vamos a tratar de atender esa flexibilización y empezar antes del 1 de abril», concluye.

El presidente de Ferduero, Asociación de comunidades de regantes de la cuenca del Duero, enfoca la necesidad de agua en «la remolacha y el cereal, e incluso algunos cultivos hortícolas». Ángel Fernández asegura que, a excepción del Pisuerga-Bajo Duero y el Adaja, «la campaña puede ser muy tranquila».

Aplaude los «remanentes muy grandes» de los embalses sin los que salir adelante «sería imposible». Pone como ejemplo Barrios de Luna que, gracias a que cerró con un 50%, ahora ya sobrepasa el 90%. El responsable de Ferduero confía, de todas formas, en una primavera «normal» que disipe cualquier problema. «Si no llueve, a lo mejor somos capaces de salir a flote, pero los embalses quedarían muy secos», advierte.

Para el presidente de la Junta central de usuarios del Carrión, por la parte que le toca, la ausencia de precipitaciones sí es alarmante. «La campaña puede empezar gracias a lo que se dejó el año pasado pero esperemos que esta estación acompañe algo y no haya que regar a pleno pulmón, porque vamos a andar muy justos incluso con el agua que se pueda pasar de Riaño», alerta Moisés Fernández.

Añade otro problema climatológico: la falta de nieve. «No deja de ser un embalse en las montañas, pero este año hay muy poca y eso se traducirá en menos aportaciones en los meses de abril y mayo», concreta para después insistir en la necesidad de unas lluvias primaverales que la Aemet ya descarta.