Diario de Valladolid

El glifosato, en entredicho

Bajo lupa Un informe independiente detecta el plagio de textos en el informe que propició su autorización por cinco años / La UE revisará sus criterios de evaluación

Un agricultor aplica glifosato en su explotación. Es posible que no pueda volver a hacerlo si la UE toma medidas.-ECB

Un agricultor aplica glifosato en su explotación. Es posible que no pueda volver a hacerlo si la UE toma medidas.-ECB

Publicado por
Diego Santamaría

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HHace poco más de un año, la Unión Europea autorizaba el uso de glifosato durante un lustro. Los fabricantes y la práctica totalidad de las organizaciones profesionales agrarias (Opas) aplaudían la decisión pese a que la petición inicial era de una década. Por contra, los grupos ecologistas y las cooperativas o asociaciones que abogan por la agricultura ecológica exigían su prohibición ante las alertas -con informes de por medio elaborados por organismos internacionales como la Organización de la Salud (OMS)- que advertían sobre los riesgos de contraer cáncer. Finalmente, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) dio luz verde a la prórroga amparándose, en gran medida, en un estudio científico que descartaba la existencia de “propiedades cancerígenas o mutagénicas” en el polémico herbicida, amén de descargar cualquier “efecto tóxico en la fertilidad, la reproducción o el desarrollo embrionario”. Hasta aquí todo bien. Lo que nadie sabía por aquel entonces es que dicho dossier contenía, presuntamente, textos plagiados cuya autoría corresponde a la todopoderosa Monsanto.

El informe en cuestión fue redactado por el Instituto Federal de Evaluación de Riesgos (BfR). El organismo alemán se sitúa ahora mismo en el ojo del huracán y no es para menos. Un grupo de eurodiputados escépticos contactó con experto en localización de plagios, Stefan Weber, y el bioquímico Helmut Burtscher-Schaden. Los investigadores aceptaron el reto y, según sus conclusiones, el BfR hizo un ‘copia pega’ de estudios favorables a cargo de la multinacional en casi la mitad de sus páginas. La noticia, como era de esperar, supone un duro varapalo para la industria y aquellos sectores que apoyan su continuidad en el mercado. Sea como fuere, el glifosato vuelve a estar en entredicho, hoy más que nunca, y su futuro deberá resolverse próximamente en la Eurocámara. Mientras tanto, el instituto alemán que supuestamente cometió el fraude se ha defendido públicamente al negar deliberación y definiendo la inclusión de textos ajenos como integración.

Teniendo en cuenta que el descubrimiento también salpica la Unión Europea, el Parlamento comunitario pretende adoptar una serie de medidas encaminadas a evitar casos similares a futuro. Para ello,la Comisión Especial sobre el Procedimiento de Autorización de la Unión para los Plaguicidas (PEST) publicó un informe el pasado mes de diciembre planteando una serie de recomendaciones ante la “necesidad” de “mejorar” su reglamento. Por ejemplo, garantizar la “transparencia” mediante el “ acceso del público a los estudios de evaluación”, “evitar los conflictos de intereses”, prohibir la utilización de fitosanitarios en “espacios públicos”, poner en marcha un “sistema de vigilancia posterior a la comercialización” para “supervisar sistemáticamente los efectos en la vida real” o la financiación de “investigaciones independiente sobre los efectos de los plaguicidas y las alternativas a los mismos”.

Partiendo de esa serie de premisas, y dado la “controversia” creciente tras las acusaciones de plagio, no le queda más remedio a la UE que evaluar los riesgos, tal y como sugiere el informe de la PEST que se vota este mes. Sobre el compromiso adquirido por dicha comisión se pronunciaba recientemente la eurodiputada Lidia Senra, quien no dudó en calificar de “positivo” el hecho de que se abra la puerta al desarrollo de un “seguimiento exhaustivo” para que se pueda dar luz verde a las “recomendaciones” del citado texto. Asimismo, apeló a la “precaución” a la hora de aprobar la comercialización de productos fitosanitarios. Para ello, considera imprescindible que “todas las fases del proceso de autorización” corran a cargo de “organismos públicos con medios propios” capaces de “garantizar su independencia”.

Entretanto, los grupos defensores del medio ambiente y determinadas formaciones políticas de Castilla y León como Ecologistas en Acción Valladolid, Imagina Burgos o el nodo burgalés de Agricultura Regenerativa Ibérica (ARI) suman un nuevo argumento para exigir una vez más la retirada total de este producto. Por otro lado, aunque ninguna de ellas se ha pronunciado oficialmente tras la noticia, Opas como Asaja y UPA otras entidades como Cooperativas Agroalimentarias de España, la Federación Española de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas (FEPEX) y la Asociación Española Agricultura de Conservación/Suelos Vivos (AEAC/SV).

Todas estas organizaciones hicieron piña en su día para apoyar la renovación del glifosato, ya que la actividad agraria se encuentra sometida a “rigurosos controles” que impiden la presencia de productos malignos para la salud humana. Además, remarcaban la “credibilidad” de AESA, organismo encargado de “guiar las decisiones de la Comisión a la hora de aprobar o denegar una autorización o renovación”. No en vano, también tuvieron presente que “la propia legislación prevé que esta autorización, ya sea nueva o renovación, pueda ser inmediatamente revocada si la Comisión considera que hay nueva información que podría afectar dicha autorización”. Por lo tanto, pese a defender sus propiedades como “herramienta eficaz en la conservación del suelo” para hacer frente al “grave problema de erosión existente en nuestro país”, está por ver si se produce algún cambio de postura antes o después de la votación en el Parlamento Europeo que se llevará a cabo próximamente.

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