Diario de Valladolid

NUEVOS CULTIVOS

El alpiste de los humanos

El cultivo de alpiste ronda este año las 300 hectáreas en Castilla y León, de ellas 40 están destinadas para el consumo humano / Se trata de una «excelente» materia prima para la elaboración de productos adaptados sin gluten

Campo de alpiste en la provincia de Valladolid.-M.C.

Campo de alpiste en la provincia de Valladolid.-M.C.

Publicado por
Marisol Calleja

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Es todavía un cultivo minoritario en Castilla y León, aunque con posibilidades reales de expansión a corto y medio plazo. El alpiste se presenta como una alternativa interesante para los agricultores de la Comunidad, ávidos de nuevas experiencias para complementar las opciones más tradicionales.

El cultivo de alpiste ronda este año las 300 hectáreas en Castilla y León, siendo Valladolid y Palencia, con unas 270, las provincias que aglutinan la mayor parte de la superficie. El resto, más testimonial, se distribuye entre Burgos y León, con menos de 30 hectáreas.

El dato más significativo esta campaña es la producción de alpiste para el consumo humano, en forma, por ejemplo, de panes o productos de pastelería dirigidos a las personas intolerantes al gluten. De hecho, del total de la superficie sembrada este año, hay cuarenta hectáreas destinadas a este tipo de consumo. Hasta ahora, el proyecto liderado por Jaime Laso, pionero en España, se ha centrado en la producción de alpiste como alimento para pájaros. Este año, por primera vez, como confirma este empresario palentino, se ha dado un paso más en la apuesta decidida por esta materia prima.

Laso insiste en que este cereal «tiene futuro» en el mercado. La producción de alpiste para el consumo humano ha estado muy limitada. La semilla que se ha utilizado en las cuarenta hectáreas sembradas en la provincia de Palencia procede de Canadá, que es el mayor exportador de alpiste del mundo.

El objetivo de los promotores es «afianzar» este cultivo en Castilla y León y producir buena parte de lo que ahora importamos. Hay que tener en cuenta, en este sentido, que España trae del exterior aproximadamente unas 30.000 toneladas de alpiste, destinado principalmente a comida de pájaros.

Hay mucho margen aún para consolidar esta nueva alternativa en las explotaciones de Castilla y León, teniendo en cuenta que el cultivo «se adapta perfectamente» a nuestras condiciones agroclimáticas.

Los resultados obtenidos hasta ahora a pie de campo confirman al alpiste como un cultivo «rústico», con rendimientos medios en torno a los 2.000 kilos por hectárea, y un precio que «multiplica 2,2 veces el de la cebada», según la cotización de la Lonja de Salamanca en la primera semana de septiembre, es decir, en torno a los 350-400 euros la tonelada. En este momento, Jaime Laso mantiene un contrato con trece agricultores de la Comunidad a los que proporciona la semilla y paga la producción anual.

La potencialidad del alpiste se apoya también en el trabajo desarrollado por el grupo de investigación ProcerealTech, perteneciente a la Universidad de Valladolid, que confirma esta nueva alternativa como una «excelente» materia prima para la elaboración de productos adaptados sin gluten.

Un trabajo en el que han estado inmersos desde principios de año, dentro del marco de la convocatoria de los premios a proyectos I+D+i convocados por la Diputación de Palencia. El estudio, que acaba de finalizar, ha analizado diferentes sistemas de molienda orientados a la obtención de harina integral de alpiste y harina refinada (harina blanca), como explica Pedro Antonio Caballero, profesor investigador de la UVA. También, se han caracterizado las propiedades físico-químicas, nutricionales y funcionales de las harinas obtenidas a partir de los granos de alpiste. Concretamente, el proyecto ha evaluado el empleo de harina de alpiste para la elaboración de productos de panificación y repostería, como pan y bizcochos tradicionales sin gluten, dirigidos a la población celiaca.

Los resultados son «positivos» en términos de transformación y, también, respecto a la calidad sensorial «superior» a la que presentan los productos actualmente comercializados, destacando, según los investigadores, su sabor, aroma y textura, junto a «un mayor porcentaje de proteína» respecto a la harina de trigo. La idea de este grupo de la UVA es «profundizar», en una próxima fase, en los procesos de extracción de las harinas a partir del grano de alpiste. Se reconoce, de esta forma, que los estudios son todavía «muy incipientes».

De igual forma, se quiere ahondar en el empleo de este ingrediente en otros productos alimentarios como el pan convencional (con gluten), o diferentes productos de repostería, con o sin gluten. Es por este motivo, que los integrantes del grupo de investigación reclaman a todas las administraciones «recursos económicos necesarios» para seguir este trabajo en torno a un cereal que puede ser, en su opinión, una «interesante» herramienta de desarrollo rural, tanto desde el punto de vista del sector primario como del sector transformador de productos agroalimentarios.

La presencia de alpiste en el campo de Castilla y León es todavía testimonial, a pesar del esfuerzo por cambiar esta tendencia. Jerónimo Martín, agricultor vallisoletano, lleva dos años apostando en su explotación por este cultivo, con 22 hectáreas esta campaña.

Tiene claro que el profesional está obligado a diversificar y buscar alternativas para «competir», por eso quiere darle al alpiste unos años para comparar la rentabilidad con otros cultivos tradicionales, como la cebada.

Una vez que el alpiste se ha incluido en el seguro agrario, resta afrontar otros problemas agronómicos con los que se encuentra el agricultor a pie de campo, como ocurre con las malas hierbas, «muy difíciles de controlar». Una queja que traslada Martín, consciente de que, en este momento, no hay productos autorizados para hacer frente a estas incidencias. Al tratarse de un cultivo minoritario aún en Castilla y León, con poco volumen de producción total, las casas comerciales no están interesadas en sacar al mercado productos de este tipo, que sí existen en otros países.

En este sentido, se manifiesta Miguel Ángel Villarubia, agricultor palentino, que cuenta con 28 hectáreas este año, y que confía en contar para próximas campañas con un producto que actualmente se comercializa en Italia. Este es uno de los principales inconvenientes de un cultivo que mira al futuro, y que cuenta con la seguridad de un contrato.

La cosecha de este cereal llegará en unos quinces días, con algo de retraso, al igual que está ocurriendo con otros cultivos. El campo presenta mucha desigualdad debido a la sequía de otoño y los problemas en la nascencia. Por otra parte, las tormentas de granizo de las últimas semanas han afectado a algunas parcelas sembradas en la provincia de Palencia, con daños importantes.

No se pueden establecer comparaciones con el año pasado, debido a la adversa climatología, aunque Miguel Ángel destaca que, incluso con la sequía, obtuvo más rendimientos en el alpiste que en la cebada, que no llegó a cosechar. Las perspectivas son mejores esta campaña, aunque habrá que esperar a que las máquinas entren en las tierras. Se esperan rendimientos en torno a los 2.000 kilos.

El alpiste se presenta en Castilla y León como una buena alternativa, que «interesa» a la industria por las características de los productos que se pueden obtener, con demanda en el mercado.

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