Diario de Valladolid

Barrio a barrio

La calle vallisoletana del obispo

Tras el reconocimiento a un obispo que vivió en el número 13, como lo reflejaron varios documentos, las autoridades decidieron que la calle Verbena llevase el nombre actual ya que allí se celebraban las animosas verbenas de San Juan que gozaban de mucha fama

Antigua cervecera 'Cruz Blanca', tapia del solar que dividía en dos la calle Verbena y pasaje entre Verbena y la Plaza de los Vadillos en el año 1990

Antigua cervecera 'Cruz Blanca', tapia del solar que dividía en dos la calle Verbena y pasaje entre Verbena y la Plaza de los Vadillos en el año 1990Archivo municipal de Valladolid

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Valladolid

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La calle Verbena recibió en sus orígenes el nombre de calle del Obispo, como así figura en documentos de 1860 y 1864, ya que allí vivió un religioso que se estableció en Valladolid y del que no existen más referencias. La casa donde residió se encontraba en el número 13. El cambio de denominación está debidamente justificado y es que era allí donde se celebraba la verbena de San Juan, una de las más animadas de la capital. El 23 de junio era una fecha muy especial para los vecinos de este populoso barrio, que celebraban a lo grande la noche, y la madrugada, de San Juan con la tradicional verbena que congregaba en la zona a multitud de vallisoletanos. Era una de las grandes fiestas de la ciudad. Hablamos de un barrio pero con mucha actividad debido sobre todo a las fábricas de cervezas que allí se ubicaron. La calle del Obispo era el principal punto de encuentro para celebrar la noche de San Juan y con el paso de los años se transformó en la calle Verbena, que tiene una longitud de 206 metros. Es la calle de la música. La animación que originaban las actuaciones era de tal magnitud que congregaba las visitas de otros muchos vecinos que se acercaban a escuchar música, a bailar y a entablar conversación con los amigos.

La afluencia de personas que transitaban por la calle era numerosa y es que allí se encontraban -y continúan en el mismo edificio donde abrieron sus puertas- las oficinas de la Dirección Provincial de Tráfico. Quienes acudían a recoger el carnet de conducir soportaban largas colas, que previamente se habían producido en las Clínicas y Centros de Reconocimiento para obtener el visto bueno definitivo tras haber superado con éxito el examen teórico y las prácticas. Hoy es diferente. Los trámites administrativos se resuelven on line desde multitud de oficinas de la capital y por ello no es necesario desplazarse hasta la calle Verbena. No obstante, también hay que armarse de paciencia a la hora de formalizar algún trámite deben esperar su turno para ser atendidos. Ahora la actividad no tiene nada que ver con las numerosas gestiones que se realizaban antaño desde primera hora de la mañana. Tráfico había tenido su sede con anterioridad en la calle Hospital Militar.

Uno de los establecimientos más longevos de la calle Verbena es la churrería Oñatibia, regentada desde 1974 por Ramón Berruezo y en la actualidad por su hijo Francisco Javier. Se encuentra casi al final de la calle, pocos metros antes de la Plaza de los Vadillos. La fama adquirida en estos 50 años de actividad ha llegado a todos los puntos de la ciudad y así puede comprobarse a diario al contemplar las personas que esperan turno en la barra y en las mesas.

El gimnasio Budokan Sport también es veterano. Abrió sus puertas en noviembre de 1983 y está a seis meses de soplar 51 velas. Su propietario, Juan Carlos Garrachón, es 9º DAN, sin duda todo un lujo para los más jóvenes que quieren mejorar y perfeccionar sus conocimientos.

El bar Cubi, situado en la Travesía de la Verbena, muy cerca del gimnasio, tiene también vínculo con el mundo del deporte y es que su propietario, Alfonso Cavia, excampeón de España, es uno de los mejores boxeadores de Valladolid. El pasado lunes cumplió 24 años, todo un logro si tenemos en cuenta los numerosos negocios que han echado el cierre en multitud de calles. «Me da mucha pena que se cierren tantos negocios. Esta calle es muy importante, tiene muchísimo tráfico y tránsito de personas. Quienes van a Vadillos y Pajarillos tienen que pasar por aquí», añade.

La carnicería José también lleva establecida en la calle Verbena desde 2020. Su propietario, José Luis, se ha ganado a pulso -al igual que el Cubi- la buena fama y la admiración de sus vecinos. «Lo que vemos en la calle Verbena es lo más parecido a un pueblo, la gente es muy cercana y amable. Somos una gran familia».

Enfrente del bar Cubi se encuentra el Centro Cívico Bailarín Vicente Escudero, inaugurado el 15 de abril de 2005. La actividad es incesante a cualquier hora del día. Está abierto desde las 8.30 horas y cierra a las 21.30 horas tras la pausa a medio día entre las 14.30 y las 16.00 horas. Las amplias instalaciones dan cabida a mujeres y hombres que participan en numerosos cursos y talleres y también se puede destacar que es un punto de encuentro para iniciar una conversación.

Numerosos establecimientos ocupan Verbena desde su inicio tras abandonar la calle Don Sancho y antes de adentrarse en la Plaza Vadillos. Alfonso Lorenzo regenta Algesa, una tienda especializada en bombillas y que trabaja también en el sector industrial. Se estableció hace 30 años y el balance es satisfactorio. Al igual que otros comercios, cuando se instaló en la calle Verbena la zona estaba perfectamente urbanizada y asfaltada. En esto coinciden los tenderos que han cumplido tres décadas allí. «Cuando llegamos, la calle estaba igual que en la actualidad. Ha habido obras de mejora pero lo más básico ya estaba construido cuando vinimos a vivir aquí», señala un grupo de vecinos que dan un paseo diario por el entorno y cierran la mañana con un vino en cualquiera de los bares y cafeterías.

Los propietarios de la Administración de Lotería número 37, El Pelotazo, tienen marcada un fecha que recuerdan perfectamente porque ese día fueron noticia por todo lo alto. El 30 de abril de 2019 entregaron un premio de un millón de euros correspondiente al código de euromillones. La propietaria del despacho, Aureliana Alonso Santos, se estableció en la calle Verbena en 1900 y ahora son sus hijos, Iván y David, quienes lo gestionan. ¿Y quién fue el afortunado, o a la afortunada, que se llevó el millón a su casa? El hermetismo es habitual cuando a uno le toca una millonada y a partir de ahí se puede jugar al despiste acerca de la identidad del agraciado o directamente se contesta con un «no sabemos», como ocurre en este caso. En Verbena permanece la chimenea de la fábrica de cervezas Cruz Blanca. Está incluida en el Plan General y eso impide que pueda derribarse, como indica Jesús Valverde, presidente de la Asociación de Vecinos de San Juan. También existió en la calle un establecimiento de cerámica

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