Diario de Valladolid

Las lluvias retrasan la patata

Las precipitaciones obligan a posponer el inicio de la campaña de siembras con una previsión «algo por debajo» de las 20.000 hectáreas en Castilla y León / Los productores confían en que la Interprofesional sea una realidad este mes de abril

Un trabajador realiza labores de siembra de patata en una parcela de la Comunidad, donde se concentra el 40% de la producción nacional.-N. F.

Un trabajador realiza labores de siembra de patata en una parcela de la Comunidad, donde se concentra el 40% de la producción nacional.-N. F.

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Marisol Calleja

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El campo está retrasado y la patata también. Las lluvias de las últimas semanas están alimentando unas parcelas ansiosas del líquido elemento, aunque la humedad está impidiendo ahora que el agricultor pueda entrar a las tierras. Es más, hay labores por desarrollar que tendrán que esperar a que las precipitaciones den un respiro a un campo ya mucho menos marchito e impaciente por despedir la sequía.

Todo hace indicar que tras la Semana Santa, y si el tiempo lo permite, arrancará la siembra del cultivo de la patata en Castilla y León, en las zonas más tempranas. En estos momentos, hay alguna parcela sembrada en la Comunidad, aunque de forma casi testimonial.

La realidad es que si las primeras siembras suelen comenzar en la región en torno a mediados del mes de marzo, esta campaña se prevé un retraso de unas dos semanas aproximadamente. Eso quiero decir que las labores se iniciarán en los próximos días, dependiendo de la persistencia de las lluvias, y se prolongarán probablemente hasta primeros de mayo.

Este retraso no es algo que preocupe especialmente a los productores, ya que como explica Eduardo Arroyo, agricultor y presidente de la Asociación de Productores de Patata de Castilla y León, Appacyl, el cultivo «es capaz de ponerse al día» rápido «si tiene temperatura».

Lo importante ahora, según los profesionales, es asegurar un «buen» lecho de siembra, un factor determinante que influye en el rendimiento y la calidad de la patata.

En términos generales, y como subraya el presidente de Appacyl, los años húmedos suelen ser campañas de producciones «algo menores», por lo que se atreve a pronosticar, inicialmente, algunas pérdidas. El riesgo en este caso depende del «nerviosismo» del agricultor y de que las labores se realicen con las suficientes garantías para asegurar el buen desarrollo del cultivo.

Los técnicos insisten en que una buena producción de patatas depende de varios factores: el empleo de patata de siembra sana, un lecho de siembra adecuado y una labor cuidadosa. Algo que puede no llevarse a cabo al pie de la letra si comienzan las prisas por entrar a las tierras. Por eso, Yolanda Medina, presidenta de la Interprofesional de la Patata de Castilla y León, aconseja al sector «estar tranquilos». Realizar las labores adecuadamente repercutirá, en su opinión, en las producciones finales, la eficacia de los herbicidas, o los problemas que puedan surgir con la humedad y las posibles pudriciones.

En el marco de sequía actual, aliviado por las últimas lluvias, el agricultor ha planificado ya las siembras de esta campaña, consciente de que el cultivo de patata es exigente en agua. Es decir, antes de realizar la plantación ha tenido que evaluar la disponibilidad de este recurso para llegar al final de ciclo en condiciones óptimas.

Una circunstancia que afectará a la superficie de esta campaña de siembras en Castilla y León. La «presión» sobre las aguas subterráneas, unida a los precios «desastrosos» de 2017, puede provocar una disminución en torno al 5%, según destacan los productores, lo que puede situar la cifra final «por debajo» de las 20.000 hectáreas de patata en Castilla y León. Un dato con la que está de acuerdo la presidenta de la Interprofesional, para quien la reducción en las siembras puede llegar incluso al 10% en algunas zonas concretas.

La previsión es que haya agricultores que «recorten» las siembras este año debido a las condiciones climatológicas y a las pésimas expectativas tras la nefasta campaña de 2017, aunque se contempla la entrada también de algún productor nuevo en un sector en el que hay «mucha especulación». La caída de superficie es general en España, con un incremento de las importaciones y Francia como el principal proveedor, seguida de Reino Unido.

Las peticiones de semillas están comenzando ahora en aquellas zonas en la que no se había tomado aún la decisión de sembrar, pendientes de la disponibilidad de agua para regar. En este caso, Medina señala que, en estos momentos, es «imposible» encontrar variedades de ciclo corto «más allá de lo que se ha solicitado».

El sector sigue trabajando, por otra parte, para poner en marcha la Interprofesional de la Patata de Castilla y León, a falta todavía de las adhesiones necesarias por parte de la producción para que sea reconocida como tal.

Se siguen dando pasos, que esta vez se espera que sean definitivos. De hecho, desde la recientemente creada Asociación de Productores de Patata de Castilla y León se asegura que un 46-47% de los productores han cedido ya su representación, un porcentaje que se sitúa muy cerca del mínimo del 51% que se exige para el reconocimiento formal, una vez que la parte de la transformación y la comercialización ya haya conseguido las adhesiones necesarias.

«Faltan unas 800 hectáreas», en palabras del presidente de Appacyl, que destaca lo «laborioso» que está suponiendo recoger todos los apoyos del sector, especialmente, «con Asaja y UCCL en contra». Eduardo Arroyo lamenta que las Opas se hayan puesto «en frente» de esta iniciativa que estaba en punto muerto, en lugar de haber contribuido a dar un impulso a la Interprofesional, el primer objetivo de la Asociación de Productores.

Son conscientes de que esta herramienta, que servirá para resolver determinados problemas que tiene el sector, tiene que salir adelante «lo antes posible». Y es que, una vez que comiencen las siembras en Castilla y León», la búsqueda de adhesiones será más complicada. Por eso, desde Appacyl se muestran optimistas con el avance experimentado en los últimos meses y que puede concluir, este mes de abril, con la puesta en marcha oficial de la Interprofesional de la Patata de Castilla y León, comunidad que acapara el 40% de la producción nacional. Un instrumento del que los productores quieren formar parte, por eso, han pedido su incorporación.

Este asunto, como explica Yolanda Medina, se debatirá en una próxima reunión prevista tras Semana Santa. La idea es que Appacyl se incorpore a la Interprofesional primero con voz, pero sin voto, hasta que se celebre la Asamblea General.

Algo que no tienen tan claro desde la UCCL. El responsable del sector, Guillermo Ruiz, subraya que la Asociación no podría tener voto, en principio, «hasta que haya un proceso electoral», tal y como contemplan los Estatutos. Una decisión que se abordará en la próxima reunión prevista este mes de abril.

Los productores, por su parte, insisten en que en las Interprofesionales de otros países como Francia, Alemania o Reino Unido, «son las asociaciones de cultivadores de patata los que tienen representación y no las organizaciones agrarias». Arroyo tiene claro, en este sentido, que la Interprofesional de Castilla y León «debe servir de cimiento para la nacional». En su opinión, si la Comunidad saca la Interprofesional adelante, «la nacional está hecha». Este productor está convencido de que otras comunidades autónomas están esperando a ver qué ocurre, para impulsarla después.

En relación al mercado, se insisten en el escalonamiento para evitar saturaciones. En estos momentos, los lineales están ocupados principalmente por patata francesa, con alguna partida «puntual» de agria. Los agricultores de Castilla y León esperan ahora el momento adecuado para entrar a las parcelas, teniendo muy en cuenta las exigencias del cultivo y la importancia de realizar unas labores óptimas para asegurar su desarrollo.

La climatología puede favorecer los ataques de hongos, por eso, se recomienda estar «muy atentos» y tratar la semilla, para evitar que afecte al nacimiento de la patata. Por otra parte, los agricultores están muy pendientes de otras enfermedades como la polilla guatemalteca, con un programa nacional de control y erradicación, y la palomilla, que causó muchos problemas al final de la campaña pasada, debido al calor. De momento, continúan los controles para vigilar cualquier cambio y actuar.

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