SORIA
«El cambio climático nos está trayendo asentamientos ilegales»
Sexta generación de apicultores / Julia Gómez Castro lleva casi once años al frente del negocio familiar Gómez Zardoya, una explotación de casi un millar de colmenas en Sotillo del Rincón
Julia Gómez Castro con sus colmenas.-HDS
Julia Gómez Castro es la sexta generación de apicultores. Tomó el relevo hace ya once años cuando decidió apostar por el negocio familiar de las abejas, y se trasladó a vivir desde Londres a Sotillo del Rincón con su marido, Martín Roche, su hijo de un año y embarazada de su hija. Su infancia la pasó en Córdoba aunque nunca dejó de tener contacto con la provincia, porque tenía casa en Sotillo del Rincón.
Y a los 18 años se vino a Soria a estudiar Enfermería. La tierra siempre le ha tirado, aunque el cambio de Londres a Soria sí fue más drástico. «Fue fruto de una decisión tomada con el corazón», explica Julia, pero asegura que más de una década después volvería a repetir, aunque reconoce que vivir en los pueblos no es fácil por la falta de servicios, que obligan para todo a ir a Soria capital. Las colmenas siempre le han gustado y a su marido también, de modo que asumieron el negocio familiar Gómez Zardoya. Lo peor reconoce que es el problema que asola a las abejas por el cambio climático y la sequía. Es más, asegura que no sólo este año se ha reducido el volumen de negocio precisamente por la falta de agua y de alimento, sino que arrastra ya dos temporadas.
Según los datos facilitados por el Servicio Territorial de Agricultura y Ganadería en Soria, la producción de miel durante el año pasado en la provincia no llegó a los 40.000 kilos, 39.976 para ser más exactos, menos de la mitad de la cifra de 2016, 95.490 kilos. De igual modo ocurrió con la cera, ya que se pasó de los 2.960 kilos generados en 2016 a los 1.240 kilos del año pasado.
La explotación de Julia Gómez Castro casi alcanza las 1.000 colmenas y produce miel de romero, tomillo, alta montaña, multiflores y briécol. En la actualidad son 163 las explotaciones que hay en Soria con 9.994 colmenas; mientras que un año antes eran 167 explotaciones y 9.549 colmenas, si bien muchas de estas son trashumantes, y otras tantas de apicultores que apenas poseen una veintena de colmenas, ya que por la experiencia de Julia en Soria apenas quedan tres productores que tengan entre 700 y un millar de colmenas. «Hay mucho apicultor pequeño que lo tiene para producción propia».
Durante los meses más fríos, de noviembre o diciembre a mediados de mayo, Julia traslada sus abejas de la zona de El Valle, a los pies de la Sierra Cebollera, a la comarca de Ágreda, en la zona de Cigudosa, el pueblo más ‘bajo’ de la provincia, situado a 735 metros sobre el nivel del mar, casi 400 metros de diferencia con respecto a Sotillo, a más de 1.100, de modo que «el clima es mucho más suave para que las abejas pasen el invierno».
A su juicio, «el problema son los asentamientos ilegales» que le consta que existen y que si se colocan próximos a los colmenares que cumplen la normativa dejan sin alimento a las abejas de éstos. «Afortunadamente tenemos de nuestro lado a los agentes medioambientales. Yo quiero hacer las cosas bien pero al igual que yo se les debe exigir a todos que hagan las cosas bien».