El carpintero de las colmenas

A drián Rodríguez, natural de Morgovejo (León), es apicultor y carpintero. Dos actividades heredadas que desarrolla con pasión.

Su padre le enseñó el oficio y le inculcó también todos los conocimientos relaciones con la apicultura, a pesar de que no se dedicó a ello de forma profesional. Ahora, ha decidido combinar ambas actividades, y seguir construyendo sus colmenas en sus ratos libres.

El año, sin embargo, ha sido muy difícil, debido a las distintas adversidades climatológicas, lo que ha hecho que dedicara más tiempo a la apicultura de lo que viene siendo habitual. Además, ha tenido que comprar tres toneladas de alimento para las abejas. Un gasto añadido a una campaña normal, al que hay que sumar el trabajo y esfuerzo personal, «que nunca se tiene en cuenta».

Morgovejo no es una zona de apicultores, al contrario, se trata una actividad agraria con pocos adeptos. Adrián es uno de ellos, contagiado por la experiencia de su padre, José Rodríguez, y los conocimientos adquiridos desde niño. Sus recuerdos se vinculan directamente a los ratos libres pasados en la carpintería, construyendo colmenas con su padre.

Una labor que, asegura, «no es sencilla». Trabaja en cadena, por piezas, y con mucha «precisión». En una tarde puede construir tres colmenas y armarlas totalmente. «Es costoso y lioso, no vale cualquiera», destaca convencido de que no queda otro remedio que trabajar «al milímetro» para que todo salga bien.

Le gusta la apicultura, aunque reconoce que, en estos momentos, «no podría vivir solo de ello». Menos aún en un año como éste, en el que asegura que se le ha pasado por la cabeza «desistir».

Adrián no entiende, por ejemplo, por qué la administración le obliga a incorporarse con 500 colmenas, un número que considera «desorbitado», y que le supone una inversión de más de 30.000 euros. De esta forma, dice, «hay que pensarse bien las cosas».

Actualmente, cuenta con unas 270 colmenas, el resto de lo que le exige la administración lo irá completando en el plazo previsto definido en la incorporación.

A pesar del interés por esta actividad, este joven leonés reconoce la incertidumbre de cara a la próxima campaña. Y es que, «hay que invertir mucho dinero», y la ayuda de la incorporación no llegará hasta dentro de unos años. «No nos lo ponen nada fácil».

Por el momento, continúa con la carpintería para «equilibrar» las cuentas a final de mes. Nadie sabe cómo vendrá el próximo año.

La sequía y las heladas han afectado duramente a un sector que está teniendo que alimentar a las abejas, ante la falta de posibilidades en un campo marchito. La producción de este año ha sido «nula», frente a un año normal, con entre 25 y 30 kilos de miel por colmena.

Una situación a la que hay que sumar, además, los ataques de los osos en la zona. Las colmenas de Adrián han sufrido dos reveses este año, a pesar de que cuenta con pastores eléctricos.

Aunque ha presentado los partes de daños correspondiente, cree que este año «será más difícil cobrar», ya que se han registrado más incidencias al no tener los animales comida en el campo.

os próximos meses son decisivos, asegura. En este sentido, espera que el alimento sea suficiente para que las colmenas pasen la invernada sin problemas, y no haya demasiadas bajas. De momento, dice, habrá que esperar.

Morgovejo es un pueblo pequeño, de apenas 90 habitantes censados, sin jóvenes. Adrián siempre supo que quería quedarse, aunque trabajó fuera un tiempo, en León. Si las cosas fueran bien, su hermano podría venir a ayudarle, algo que descarta por el momento.

A la administración le pide este año ayudas directas para atender la demanda del sector. Él ya ha tenido que solicitar los préstamos por la sequía, aunque aún no ha recibido ninguna respuesta.