Diario de Valladolid

REGADÍO

La sequía condiciona la remolacha

La industria reconoce que el clima ha restado superficie según lo previsto / Acor supera las 10.000 hectáreas contratadas

La remolacha está teniendo un buen desarrollo. Las últimas heladas han obligado a resembrar algunas parcelas, solo de forma testimonial.-ACOR

La remolacha está teniendo un buen desarrollo. Las últimas heladas han obligado a resembrar algunas parcelas, solo de forma testimonial.-ACOR

Publicado por
Marisol Calleja

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El sector remolachero-azucarero afronta con optimismo la inminente desaparición de las cuotas, aunque es consciente también de que la liberalización del sector, a partir del próximo uno de octubre, llega en un mal año agrícola. Una circunstancia que probablemente provocará, a falta de los datos definitivos de la PAC, que no se cumplan las expectativas e intenciones originales de siembra de los agricultores de Castilla y León.

El secretario de Acor, Javier Narváez reconoce, en este sentido, que la sequía y escasez de agua de riego, así como los conflictos de los regantes de aguas subterráneas con la CHD o las trabas administrativas, han afectado «negativamente» a esta campaña, y «han restado superficie». Aún así, la cooperativa está «satisfecha» de poder superar las 10.000 hectáreas de siembra contratadas este primer año sin cuotas. De ehcho, aspiran a «recuperar» el próximo año la superficie que los agricultores «no se han atrevido a no han podido sembrar en esta ocasión». El objetivo de Acor sigue siendo las 12.000 hectáreas anuales de contratación o 180.000 toneladas/año de azúcar a producir.

Azucarera, por su parte, confía también en incrementar superficie y alcanzar las 20.000 hectáreas este año, cifra aún por cerrar ya que el periodo de contratación finaliza el 31 de mayo. De esta forma, según las estimaciones del sector y las condiciones actuales, se podría llegar a unas 28.000 hectáreas en la zona norte (Castilla y León, La Rioja y País Vasco), por debajo de lo previsto.

Desde el punto de vista agronómico, Narváez constata el «elevado coste por riego» que está teniendo que asumir el agricultor desde el inicio del cultivo debido a las sequía. «La remolacha que depende de riego de canal ha sufrido retrasos en su nacimiento», ya que hasta que no se han realizado los primeros desembalses, a finales de marzo o primeros de abril, «no se han podido dar los primeros riegos de nascencia».

Que haya o no suficiente dotación de agua dependerá en cualquier caso de las precipitacionesde mayo y parte de junio. Narváez cree que los riegos de perforación, «a priori», no deberían tener problemas.

El sector tiene claro que una de las zonas más afectadas es el sistema Carrión, ya que el embalse de Riaño está al 50% de su capacidad y primero desembalsa en los regadíos de León. Preocupa especialmente ésta y, también, la próxima campaña de cara a un futuro sin cuotas en el que el reto es «seguir aumentando la superficie de remolacha como está previsto».

La fábrica de la Bañeza en León era la última en finalizar la molturación en la Comunidad. Esta provincia aspira, según las organizaciones agrarias, a una superficie sembrada que puede alcanzar las 6.000 hectáreas. Se recuperaría de esta forma lo perdido en la campaña pasada debido a las inundaciones, aunque la sequía seguramente ha «recortado» el potencial de crecimiento.

Las labores de siembra se realizaron en buenas condiciones, y las últimas heladas que ha sufrido Castilla y León han obligado a resembrar algunas fincas, pero no de forma importante.También se ha detectado, como apuntan desde ASAJA y UGAL-UPA, algún foco de fitoxicidad en alguna parcela debido a que los herbicidas aplicados en el maíz en el mes de junio no se han «lavado», debido a las condiciones climatológicas de un invierno seco. Un problema que afirman «no es significativo».

De forma general, aseguran que el cultivo presenta solo daños parciales, «en principio asumibles», a diferencia de otros efectos ya irreparables y cosechas perdidas, bien por la falta de agua o por las bajas temperaturas.

De cara a la liberalización, no hay que olvidar tampoco que persiste la amenaza en torno al denominado ‘impuesto dulce’. Acor afirma que «se ha ganado una batalla», aunque opinan, al mismo tiempo, que «queda mucha guerra». Y es que el Gobierno no ha descartado aún la posibilidad de implantar un impuesto que, insisten, tiene como fin un «mero afán recaudatorio y se esconde detrás de un supuesto interés por mejorar la salud de la población», en palabras del secretario de Acor.

Mientras tanto, según Javier Narváez, en el mercado del azúcar mundial «ha vuelto el pesimismo». La Comisión Europea ha comunicado recientemente un precio medio comunitario para el azúcar blando salida de fábrica, hasta marzo de este año, de 496 euros/tonelada, «ralentizándose» cada vez más la «lentísima» recuperación de precios que se vienen registrando desde el mínimo histórico de 414 euros la tonelada alcanzada en junio de 2015. Desde Acor se señala que, aunque los precios comunitarios se han recuperado ligeramente durante la campaña 16-17, respecto a los de hace dos años, son todavía bajos.

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