VALPERDIZ (FERMOSELLE, ZAMORA)
Los vinos de la nieta de Cantalgallo
Uno de los mayores activos de la Denominación de Origen Arribes, que no se apellida Duero incomprensiblemente por esas cosas que tiene la normativa institucional, es sin duda el perfil de sus bodegas, las características de sus vinos, el impacto de un suelo de abundante granito donde las vides conviven con paredones y zonas llanas de la penillanura. Pero, ante todo, son las pequeñas bodegas con raíces en la zona las que definen una de las denominaciones de origen españolas más singulares del panorama enológico.
Olvido Peños recibió hace cuatro años el premio a la Mujer Rural Emprendedora en la provincia de Zamora. Estaba relacionado con su actitud y con la actividad que desarrolla en su pueblo, Fermoselle. Olvido es una de las mujeres más comprometidas con el enoturismo en la tierra de los follacos, gentilicio con el que se conoce a los habitantes de Fermoselle, precisamente por el “follaje” de las hojas de la vid en los parajes y terrazas del entorno de la villa fronteriza.
En uno de esos parajes, en el de Valperdiz, decidió construir la bodega, seguir cultivando la viña y apostar fuerte por la Denominación de Origen Arribes. Y así fue como la nieta de Cantalgallo y de Ventura entró en el mundo del vino junto a su marido, José Antonio de la Torre. Y es que Olvido lleva muchos años defendiendo el patrimonio cultural de las bodegas subterráneas, excavadas en la roca de granito, de Fermoselle.
Desde sus alojamientos rurales ha enseñado a los visitantes los tesoros ocultos en las entrañas de su pueblo. Los recorridos de los enoturistas se completan desde hace tres años con la visita a su propia bodega y con los vinos que llevan su nombre, amparados por la DO Arribes. José Antonio y Olvido comercializan en torno a 5.000 botellas de vino por el momento.
En pocos años ampliarán la producción gracias a las tres hectáreas nuevas de plantaciones de Juan García, bruñal, puesta en cruz y rufete. Por el momento cuentan con un parque de apenas 15 barricas de roble francés. Y dos de madera de acacia para los blancos. Beatriz es la enóloga de la bodega y quien diseña los vinos de Juan García, de puesta en cruz y de tempranillo que actualmente están en el mercado. Olvido es un buen ejemplo del compromiso con su tierra y una cultura heredada. No hay que olvidar que sus abuelos José María y Manuel, “Cantalgallo” y “Ventura”, fueron, junto a su padre Ángel Peños, fundadores de la cooperativa Virgen de la Bandera, que fue la que, en un principio, en los años 70, impidió que desapareciese el viñedo.
Posiblemente no estaba en los planes de Olvido y José Antonio el convertirse en bodegueros, pero esta pareja de follacos tarde o temprano tenía que dar el salto y elaborar su propio vino, de sus propios majuelos y parajes. Valperdiz es un ejemplo de bodega con raíces, de corte familiar, con ADN claro en el territorio, corta producción y unos vinos que se ajustan a las castas autóctonas y expresan en la copa las características de los ricos suelos fermosellanos.
Olvido siempre cuenta en las visitas que organiza su relación con el vino, su ascendencia familiar en la viticultura, la importancia histórica de su pueblo y el patrimonio de arquitectura popular tan desbordante e insiste en recordar a Unamuno, que en algún momento debió dejar escrito, hablando de la zona camino de Portugal, que Fermoselle, la que fuera el último reducto del comunero Obispo Acuña, era “un lugar para dejarse ir” y “de total esparcimiento”.
Pues don Miguel tenía razón. Y hoy Fermoselle, que ya fue declarada Conjunto Histórico Artístico a principios de los 70, ha conseguido, gracias a su intensa actividad elaboradora, vitícola y enoturística, ser una de las villas del vino más implicadas en Castilla y León.
FICHA
TELÉFONO: 609 753 437
WEB: www.bodegasolvidofermoselle.es