Diario de Valladolid

RESTAURANTE SOFÍA

La cocina de Arguiñano en el Sofía

Maribel Cardeñoso, en el centro, entre Socorro Marco y Ángeles Infante.

Maribel Cardeñoso, en el centro, entre Socorro Marco y Ángeles Infante.

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Todos los días, abiertos el comedor y la cocina. Disponibles las ocho habitaciones de esta legendaria pensión y las cien plazas de su comedor. Menús del día entre 12 y 14 euros. A elegir entre más de cinco platos entre primeros, segundos y postres. Bendita clasificación de la cocina rural, popular y de toda la vida. Bacalao al ajo arriero, lentejas estofadas, carne guisada, patatas con costilla, potaje de garbanzos y sopa de marisco que siguen la receta de Sofía y que su hija Maribel y su yerno Carlos cocinan a diario. Mariángeles y Socorro, ambas paredeñas con más de diez años en la casa, sirven a una clientela que ya forma parte de la familia.

Este año la pensión Sofía y su pequeño restaurante familiar cumplirán cincuenta años atendiendo a los vecinos, visitantes, trabajadores y a los turistas que, cada año, aumentan en Paredes de Nava, uno de los epicentros culturales de la Tierra de Campos palentina por su impresionante oferta literaria, artística, monumental y museística. Es una suerte que Maribel Cardeñoso siga al frente de la pensión-restaurante que fundó su madre, Sofía Herrezuelo, en 1973. Nunca valoraremos lo suficiente la existencia de estas casas de comidas que, sin el brillo de las estrellas, son fundamentales por el servicio que prestan a la sociedad rural y, por otro lado, son la garantía de pervivencia de una comanda de cocina popular en riesgo de extinción.

Sopas, asados, ensaladas, pasta o pescados como dorada, lubina en salsa de limón y merluza son un buen ejemplo. Por cierto, Maribel asegura que son recetas de Arguiñano que ella ha trasladado a su comanda. Soy testigo de lo bien planteadas y de la fidelidad a la receta del gran cocinero vasco. Existen muchos motivos para visitar Paredes de Nava y, por eso, es una suerte encontrar restaurantes de este calibre. Estrellas errantes que brillan con luz propia ajenas a las guías del colorín. Los vinos de Palencia, Arlanza y Cigales, tienen pendiente una visita para completar la autenticidad de una casa de comidas con medio siglo de existencia. Arguiñano puede estar orgulloso y nosotros, los terracampinos, también.

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