De Dueñas a Acción de gracias

Tiene porte cercano. Un aire a hombre campechano que se percibe en la mirada transparente que transmite. Y es que, aunque es conocido como un hombre de negocios, Alfonso Jiménez (Valladolid, 1974), presidente y co-fundador de la empresa de capones Cascajares (Dueñas, Palencia) es también un hombre de campo. Pasó su infancia y su adolescencia en La Guadaña, una finca vinculada a su familia materna en Zamora. Se contagió de la sencillez y humildad de las gentes que viven en los núcleos rurales.

Y eso se nota en cuanto tratas con él. Afable, sencillo, humano.

Estos días están inmersos en la celebración del 20º aniversario de la subasta benéfica que celebra en el Hotel Palace de Madrid. Un acontecimiento de ‘altos vuelos’ que ha ido tomando cada vez mayor repercusión. Numerosas personalidades de la sociedad española (políticos, artistas, humoristas, y así un largo etcétera) se implican en esta cita donde se subastan los 10 mejores capones criados durante el año.

En esta ocasión, y redundando la idea del 20 aniversario, se celebrará el 20 de noviembre a las 20 horas en el Hotel Palace de Madrid. Ejercerán como maestros de ceremonias la periodista Marta Robles, el actor Jesús Vidal y el humorista y director de cine Santiago Segura. Y todo ello arbitrado por la casa de subastas Sotheby’s.

«El primer año lo celebramos en el Paseo Central del Campo Grande de una manera casi espontánea. Javier Pérez Andrés ejerció de anfitrión a golpe de martillo y logramos sacar 1.000 euros por 10 capones», recuerda con nostalgia el empresario que ha hecho famoso al capón en los hogares españoles. En aquella ocasión se dedicó al Rastrillo Nuevo Futuro. «Yo, que siempre me he considerado muy insistente, me dediqué a llamar a Martín Berasategui, Juan Mari Arzak y algunos chef locales como Agustín Lorenzo de la Parrilla de San Lorenzo. Todo a base de listín telefónico», rememora.

Desde la primera subasta, en el año 2000, la Fundación Cascajares ha recadudado un millón de euros gracias a la aportación de empresas y particulares. En esta vigésima edición el dinero recaudado irá destinado a la Fundación Prodis, una entidad que trabaja por la inserción social y laboral de las personas con discapacidad. De esta manera, el destino de lo recaudado en las pujas ayudará a financiar el Servicio de Inclusión Laboral de la Fundación Prodis que, gracias a la metodología de Empleo con Apoyo (ECA), favorece la integración laboral de los jóvenes con discapacidad intelectual en empresas ordinarias. Este programa asegura que tanto el trabajador como la compañía tengan el apoyo de un mediador laboral a lo largo de toda la vida profesional de la persona contratada. «Nosotros, que tenemos un 20% de la plantilla con chicos con discapacidad vemos que son super válidos, es fundamental que tengan su propio sueldo y se sientan útiles y les hagamos el hueco que se merecen en la sociedad», asegura.

En las últimas ediciones ha colaborado también con otras entidades como la Fundación Aladina, asociación que trabaja en el apoyo con niños enfermos de cáncer y a la que destinaron 60.680 euros.

«Es una suerte poder ayudar», comenta convencido este visionario o «soñador» que un buen día, en 1995, se lanzó con la cría y venta de capones. «Queremos devolver a la sociedad lo que nos ha dado a nosotros», sostiene.

Alfonso llega cada día a la fábrica palentina a las 7 de la mañana. Dice con humildad que fue un mal estudiante pero lo cierto es que su olfato por el mundo la empresa ya apuntaba maneras desde joven.

Cuando tenía tan solo 19 años creó junto a su socio y amigo Francisco Iglesias, casi de la nada, 160.000 pesetas procedente de ahorros, un negocio dedicado a la cría y venta de capones. Lo demás ya es historia. «Hemos triplicado el tamaño de la empresa de 2008 a 2019. Hemos pasado de un 5% de exportación a un 66% de ventas fuera de España. Si sumamos el 33% de las ventas de América, el 33% de las ventas de Europa hemos hecho una empresa más solvente, más sólida», apostilla. Hoy tiene una empresa que factura al año 15 millones de euros, cuenta con cerca de un centenar de trabajadores entre su planta de Dueñas y la factoría de Canadá y tiene presencia en Europa y Estados Unidos.

Pero para llegar a ello hay que volver atrás en el tiempo. Como en muchas historias empresariales un bache, un desliz, puso a prueba la imaginación de sus creadores. Comenzaron comprando 100 capones que vendían a restaurantes. Con las ganancias ampliaron a 200 animales. Hasta que llegaron a alcanzar la cifra de un millar de estas codiciadas aves. En ese punto todo se puso en jaque. «No las vendíamos y entonces decidimos enlatarlas», relata el presidente de la empresa. Fue así como nació un producto gourmet precocinado al horno que supuso toda una revolución en el mercado.

INNOVACIÓN AGROALIMENTARIA

La innovación ha sido parte esencial de la empresa que ahora está en pleno proceso de ampliación de sus instalaciones de la fábrica palentina, donde han realizado una fuerte inversión de cerca de un millón de euros en la mecanización de la zona de packaging, dotándola de las últimas tecnologías en materia de robótica, con la implantación de rayos X para la detección de objetos extraños.

«A nosotros nos quita el sueño dar la mayor calidad organolópeticas y ofrecer algo seguro. Esta máquina de rayos X detecta todas las piezas que estás produciendo si tuviera un metal, plástico, un hueso…así hasta un largo etcétera». Un avance con el que Cascajares se posiciona una vez más a la vanguardia de la innovación agroalimentaria.

CAMPAÑA DE NAVIDAD

El próximo 28 de noviembre se celebra el ‘Día de Acción de Gracias’ en Estados Unidos. Una tradición que se vive en los hogares americanos cada cuarto jueves de noviembre y en la que se comen 48 millones de pavos, aunque en los últimos tiempos se ha incrementado el consumo en nuestro país, tal y como asegura Jiménez. «El año pasado 10.000 familias estadounidenses degustaron el plato estrella de la cena del ‘Thanksgiving Day’ elaborado por Cascajares. La empresa con sede en Dueñas fue pionera en introducir este producto gourmet, listo para ser preparado en 30 minutos en un país en el que parece que todo está inventado.

La política arancelaria marcada por el gobierno Trump no les afecta directamente porque los productos que comercializan a Estados Unidos se envían directamente desde su fábrica canadiense, desde Cascajares no niegan que estos «desajuste» en los mercados generan «incertidumbre incómodas» para las empresas.

La campaña navideña en España es otra de las épocas de mayor vorágine en la empresa. El 30% de las ventas se producen durante estos días de fiestas, aunque a lo largo del año, la empresa ha centrado sus esfuerzos en reducir la estacionalidad gracias a otros canales como la restauración, una ‘pata’ importante en su modelo de empresa, ya que concentra más del 50% del negocio. «Son productos de cuarta y quinta gama que envían al restaurador para darle su ultimo ‘toque’ o personalización al producto, facilitando el trabajo y mano de obra», explica Jiménez.

Su capón se ha convertido en su mejor embajador en los mercados internacionales, aunque en la actualidad Cacajares comercializa un abanico de productos que abarca 150 referencias en total.

La empresa sigue dando pasos de gigante en su aventura empresarial. La última, haber recibido el certificado Halal que les permite comercializar sus productos en los países árabes, lo que amplía aún más su mercado exterior.

Y aunque parezca increíble, los fundadores todavían albergan sueños por cumplir. «Tenemos muy claro que no queremos ir con prisa, queremos ofrecer un buen producto, de calidad y que lo que hagamos lo hagamos con pasión», asegura Jiménez. Un soñador con alma sencilla que ha puesto el capón en lo más alto de la mesa de los hogares.