La cocina del Alcor

A unos cuantos kilómetros a la redonda no existe ningún lugar donde poder comer cualquier día del año. El restaurante Las Verjas es la única opción que pueden elegir los habitantes de Valoria del Alcor, Villalba de los Alcores y Montealegre de Campos. El restaurante Las Verjas es el referente de esta parte de los Montes Torozos de Valladolid. Y aquí reside el auténtico valor de la cocina rural. Los hermanos Miguel Ángel y María Jesús de Diego llevan 30 años cocinando y atendiendo las mesas de su pequeño bar-restaurante. En los últimos tiempos, sus arroces, su cocido de todos los sábados y sus carnes rojas se han ido ganando un hueco entre las referencias de la zona. Lo mejor de todo es que a diario se puede comer por entre 12 y 15 euros un menú con varios platos a elegir. Opción muy seguida no solo por los visitantes de fin de semana, también por habitantes, trabajadores y personas vinculadas al entorno de Villalba de los Alcores. El restaurante Las Verjas está situado en plena Calle Mayor y en todo momento hace gala de su verdadera vocación: comida casera y raciones.

Pero además, María Jesús también responde a una cocina más variada, por eso no faltan pescados como el bacalao, que María Jesús prepara con tomate o rebozado. Y postres de toda la vida: cuajada, arroz con leche, natillas, flan… Miguel Ángel de Diego tiene muy claro que su restaurante no solo es parte de la oferta gastronómica de esta zona de Torozos, es también una infraestructura clave para la localidad: «Si mañana se cerrara el bar y no diéramos comidas, podría generar un verdadero problema en mi pueblo».

En Las Verjas siempre están presentes los quesos locales, las chuletillas de lechazo, el cordero asado, por encargo, y las legumbres que, durante el invierno, forman parte de los menús. Este restaurante cuenta además con otra apuesta por el turismo, pues ofrecen un pequeño alojamiento rural que es el complemento a la actividad hostelera. Hay algo que nos permite detectar el nivel de aceptación de los restaurantes en el medio rural y es que, veinticinco años después, siguen dando de comer. Algo que habrían dejado de hacer de no hacerlo bien, consiguiendo que los comensales vuelvan.