Diario de Valladolid

La montaña del Wólfram

Ascenso a esta cumbre que en tiempos de la posguerra fue testigo de episodios de ‘fiebre del oro’ vinculados al descubrimiento del codiciado mineral de wólfram

Impresionantes vistas que deja esta ruta .-N. S.

Impresionantes vistas que deja esta ruta .-N. S.

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NACHO SÁEZ / ELOY SANTÍN
Valladolid

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En la comarca del Bierzo, en las inmediaciones de la localidad de Cadafresnas - municipio de Corullón-, se encuentra la Peña del Seo, una montaña singular que alberga historias de supervivencia y sufrimiento humano ancladas en los duros años de la España de la Postguerra. Fue precisamente por aquel entonces (años cuarenta) cuando en las laderas de esta pequeña sierra situada en el extremo noroccidental de León, alguien encontró el mineral del wólfram, un material muy apreciado por los ejércitos alemanes en la Segunda Guerra Mundial, por ser empleado para mejorar el templado del acero de sus armas de guerra, lo que las hacía más resistentes y duraderas. Según cuentan, este descubrimiento, casi ocasional, generó rápidamente una auténtica «fiebre del oro», pues en plena contienda bélica se llegaron a pagar importantes sumas de dinero por un saco de este material. De este modo, su extracción clandestina vino a convertirse en una fuente de ingresos rápida y eficaz para los vecinos de los pueblos de los alrededores que arriesgaban sus vidas subiendo a la desbandada de noche, armados con picos y palas para arrancar este preciado material, bajarlo a sacos cargados al hombro y venderlo de estraperlo para así poder dar de comer a sus familias.

Tras unos primeros años de furtivismo y estraperlo, en 1951 se construyó allí una explotación minera, con su lavadero y edificaciones para dar cobijo a los cientos de obreros que empezaron a trabajar ya de forma organizada en la extracción del wólfram. En las laderas de esta montaña conocida en los alrededores también con los sobrenombres de «la montaña del wólfram», la «montaña negra» o la «montaña del estraperlo», todavía se aprecian, subiendo a la cumbre, las calicatas hechas a pico y pala. Por su parte, en la ladera orientada al sur este de la peña aún quedan los restos las casas hechas para los mineros, la boca mina y el lavadero. Tras la II Guerra Mundial y, después, la Guerra de Corea, el interés por este mineral fue decayendo lo que motivó el cierre definitivo de la explotación en 1958.

Si queremos recrearnos en el lugar exacto donde sucedió todo esto, no tendremos más que acercarnos a la modesta cumbre de la Peña del Seo, situada muy cerca del límite entre la provincia de León y la vecina de Lugo. Para ello tendremos que dirigirnos en dirección a Corullón y luego hacia Cadafresnas, continuando todavía un buen tramo por la pista transitable para vehículos.

La ruta se inicia desde el punto en que dejamos el coche en dirección sur por una pista con pendiente pronunciada. A los trescientos metros la pista sigue hacia la izquierda (sureste) hasta llegar a lo alto del cordal situado ya por encima de los 1300 metros. Giramos aquí hacia el oeste, hasta llegar a una zona más llana, donde encontraremos una nueva bifurcación. Aquí tomaremos el sendero de la izquierda en un tramo en el que se suceden varios subes y bajas hasta llegar al collado de Chao (1.284 metros de altitud), trayecto en el habremos venido acompañados de una vegetación en la que predominan los robles relativamente jóvenes, aunque también salpicado de genistas, escobas y brezo. Este es un buen punto de referencia en nuestra ruta, pues al llegar a él habremos recorrido ya dos kilómetros y medio de ruta y a partir de aquí se inicia realmente el ascenso a la montaña por un sendero mas o menos evidente. La vegetación es de monte bajo formada por brezo,‘carqueixa’ (Genista tridentada ) y otras genistas, pero en algunos puntos nos dejará entrever algunos restos de los lugares de donde se extraía el mineral. El sendero, difuminado en algunos puntos por la vegetación, se aproxima cada vez más a la arista y ya el resto del tiempo permaneceremos muy próximos a ella, disfrutando de unas hermosas vistas hasta llegar a las dos cumbres de la Peña del Seo, primero la norte y luego la sur, separadas entre sí por un pequeño collado.

Una vez alcanzada la cumbre volveremos sobre nuestros pasos hasta el collado Chao, desde donde podremos abandonar el camino de subida y hacer una incursión por el camino que desciende hacia la vertiente este del cordal. El camino, que rápidamente gira hacia el sur, nos permitirá disfrutar de algunos restos de la mina: un antiguo lavadero, algunas bocaminas y los antiguos pabellones, recordando aquellos tiempos. Toda la historia del estraperlo y las maquinaciones nazis por hacerse con el wólfram es posible también vivirla a través de la novela ‘El Año del Wólfram’ del escritor berciano Raúl Guerra Garrido.

De vuelta nuevamente al collado de Chao, retomaremos sobre nuestros pasos hasta volver al lugar donde dejamos nuestro vehículo.

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