Diario de Valladolid

DE VINOS

Dos vallisoletanas que triunfan en la Costa del Sol

Maite Geijo y su hija Teresa Espeso brindan con uno de sus vinos frente a la alcazaba de Málaga, sede de su proyecto vitivinícola-

Maite Geijo y su hija Teresa Espeso brindan con uno de sus vinos frente a la alcazaba de Málaga, sede de su proyecto vitivinícola-

Javier Pérez Andrés
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Javier Pérez Andrés

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Han pasado treinta años desde que la joven tudelana Maite Geijo diese sus primeros pasos en el mundo del vino. Hoy, Maite ha logrado hacerse un hueco en el mercado de los vinos de calidad. Hace ya cinco años que, junto a su hija Teresa Espeso y desde Málaga, defiende el enoturismo y los vinos de Castilla y León con notable éxito. Dos mujeres vallisoletanas formadas en la disciplina enológica y con unas claras raíces en el sector del vino, la hostelería y el Duero de Valladolid. Teresa, recién incorporada tras estudiar Derecho, realiza un curso de Viticultura y Enología. Sus raíces están vinculadas a sus abuelos Alejandro y Julia, creadores del restaurante Cervantes, en la ciudad del Pisuerga. Maite Geijo, tras muchos años de esfuerzo, formación, viajes y estudio, ha logrado consolidar un proyecto en el que funde la cocina, los profesionales de la hostelería, los sumilleres y la elaboración y comercialización de vinos de calidad. Maite fue la primera mujer sumiller en abrir bodega y diseñar un vino propio. Este proyecto dio sus primeros pasos en Tudela de Duero en la añada de 1992 y, desde entonces, su vino, Acontia, ha llevado el nombre de su pueblo por los mercados nacionales e internacionales. Acontia alude al nombre de la ciudad vaccea documentada en la Celtiberia y que, según el arqueólogo Federico Wattenberg, pudo estar en los alrededores del río Duero, en Tudela. Pero hay más. El vino Acontia se convirtió en uno de los primeros tintos del Duero envejecidos en roble español. Hasta la fecha y, desde la añada de 2010, es una referencia del envejecimiento en barricas construidas con roble navarro quercus petraea. Sus vinos de Ribera del Duero, por lo tanto, logran un diferencial en el análisis sensorial, unido a la variedad tempranillo y al suelo de la Denominación de Origen. Maite no oculta nunca el origen de la uva y dónde diseña su vino. En el caso de Ribera, en las Bodegas Pascual de Fuentelcésped. En Toro, en la bodega Torreduero. En las dos bodegas ella misma elabora y controla los procesos y, en ocasiones, aporta sus propias uvas y barricas. Todo marcado por los matices que otorga el roble español, cuyo contenido tánico se encuentra por encima del roble americano y que presenta una menor intensidad que las maderas francesas. De todos modos, Maite se ha caracterizado por la defensa de su tinto Acontia, el primero en envejecer en roble español en un 100%. Por el momento, no llegan a una docena los vinos que se comercializan con esta cualidad en el envejecimiento en los últimos años.

Maite Geijo atesora otra experiencia vinculada al enoturismo en Morales de Toro. Y es que, si bien hoy este proyecto está detenido, durante tres años demostró su capacidad para gestionar un pequeño hotel restaurante y bodega donde proyectó una imagen gastronómica diferente en el municipio. Se ha formado a través de distintos cursos de cocina en el Paul Bocuse Institute. Hoy, desde Málaga, comercializa en torno a cuatrocientas mil botellas anuales. La mayor parte, destinada a la exportación. Junto a los dos tintos con DO Toro y Ribera del Duero, elabora La vie en rose, un sugerente vino rosado de verdejo, tinta de Toro y garnacha en la DO Toro, además de un cava Brut Rosé con la misma marca, de garnacha y pinot noir. Sus vinos salen al mercado bajo el amparo de su propio nombre: Maite Geijo. Además de abanderar los vinos del Duero, ha iniciado un proyecto en defensa de la hostelería denominado «Fuerza Camareros» para defender la dignidad del oficio e incentivar la formación entre los hombres y mujeres que trabajan en el sector hostelero. Inició su andadura en el año 1992 con la bodega Geijo Espeso. Más tarde, con Liba y Deleite y, desde hace unos años, con su hija Teresa, está al frente de Maite Geijo, una bodega dirigida por una sumiller que irrumpió en un sector dominado por los hombres. Y ha triunfado convirtiéndose en la embajadora del Duero en la Costa del Sol.

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