Diario de Valladolid

SAN ROQUE DE LA ENCINA

Enóloga de primera generación: sin raíces, pero con narices

Luciana Calvo, con su Monte Pinadillo rosado de lágrima, ante la fachada de la bodega cooperativa ribereña.-ARGICOMUNICACIÓN

Luciana Calvo, con su Monte Pinadillo rosado de lágrima, ante la fachada de la bodega cooperativa ribereña.-ARGICOMUNICACIÓN

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Luciana Calvo sabe muy bien lo que es ‘tomar tierra’ en el mundo del vino. Siente que detrás de sus tintos de Ribera de Duero, Monte Pinadillo, están más de 200 viticultores. Ellos son sus verdaderos ‘vignerons’ y los dueños de esa viña de 350 hectáreas cuyas uvas suponen el cimiento de la Bodega Cooperativa San Roque de la Encina. También es consciente de que el terruño está a pie de tolva, en el kilómetro cero, dentro del término municipal de Castrillo de la Vega. Luciana lleva diez añadas en la bodega, tiempo suficiente para convencer sobre los necesarios giros enológicos. Es burgalesa de pura cepa y con ascendientes en Villadiego. Esta enóloga ribereña está convencida de que su trabajo debe ser totalmente vocacional, como así es en su caso. Como ella misma dice: “Soy enóloga de primera generación; no tengo raíces en el mundo del vino, pero sí narices”.

Después de formarse en su tierra, obtuvo una ingeniería agraria en Zaragoza, se licenció en Enología en la Escuela de Agrarias de Palencia, y en Burdeos trabajó durante un par de añadas entre los cabernet, los merlot y las barricas de Petrus, la Fleur Petrus, Trotanoy y la Grave à Pomerol, entre otros châteaux franceses. También dejó abierta la ruta para trabajar en Nueva Zelanda con el sauvignon blanc, en el proyecto enológico Rapaura Vintners, en Marlborough. En tiempos, hasta el mismísimo Jean Claude Berrouet la llamaba para darla órdenes e instrucciones, recuerda Luciana. Hoy, aunque el bordelés no anda lejos (asesora a bodegas en el Duero), quien la llama con frecuencia es Jose María Herrero, viticultor a título más que principal (como casi todos los socios, vive y come de sus uvas) y presidente número 16 de la cooperativa San Roque de la Encina, fundada en 1956. Ambos abuelos de José María, Rufino y José, fueron fundadores de la bodega. Este es otro perfil de hombres del vino, con el que Luciana mantiene a diario estrecha relación.

Con el apoyo de Pablo Rodríguez -un curtido bodeguero que sabe de antemano hasta el último grado de temperatura de cada depósito de inox y epoxi, y de cada barrica- la joven enóloga ha alcanzado la uniformidad sensorial, con vinos modernos, frutales, limpios y competitivos. Luciana sabe que solo transforma el 30%, pues del millón y medio de litros, solo embotella con etiqueta de la DO Ribera de Duero unas 300.000 botellas, lo que hace pensar que hay mucho futuro todavía. Esta campaña, la bodega disfruta de la fama del rosado de lágrima Monte Pinadillo, tipología emergente que ya se acomoda entre los gustos del consumidor. Una particularidad que no ha pasado desapercibida para la enóloga de la cooperativa que, sin perder de vista los antocianos y polifenoles de los tintos Monte Pinadillo, ha ganado la batalla rosa y floral con un curioso clarete muy aromático y una pequeña partida rosa pasada por duela.

Lo cierto es que su trabajo se ha visto recompensado con numerosos premios, incrementando las ventas en el mercado nacional y con una entrada prudente en la exportación. Eso sí, siempre con pequeñas partidas. El hecho de ‘tener narices’ -ante la ‘ausencia de raíces’- es algo que Luciana ha demostrado durante todos estos años, formando parte también como curtida catadora en los paneles de análisis sensorial de diferentes jurados, entre ellos el de los Premios Manojo donde, en la pasada edición, sus vinos destacaron entre algunos de los mejores vinos del Duero.

DIRECCIÓN : Castrillo de la Vega (Burgos)

TELÉFONO : 947 536 001

ZONA DE VINOS : DO Ribera del Duero

WEB : www.bodegasanroquedelaencina.com

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