Diario de Valladolid

GASTRONOMÍA

La arquitectura del lechazo

Restaurante El Soportal

Pedro Martín, cuarta generación, junto a la boca del horno de asar del establecimiento segoviano.-ARGICOMUNICACIÓN

Pedro Martín, cuarta generación, junto a la boca del horno de asar del establecimiento segoviano.-ARGICOMUNICACIÓN

Publicado por
JAVIER PÉREZ
Valladolid

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La historia del restaurante El Soportal es un fiel reflejo del origen de la hostelería, el turismo y la gastronomía de nuestra región. En este caso, hay que situarse en la villa segoviana de Pedraza de la Sierra en los años 50. Entonces, el turismo no había despegado, la población había emigrado y el patrimonio monumental todavía no se había puesto en valor. Pero los turistas empezaban a llegar. Por eso, Victoriano Martín y Felisa Arcones decidieron abrir una pequeña taberna en la Plaza Mayor del pueblo, bajo los soportales. Así nació El Soportal, que más tarde sus hijos, Victorino y Felisa, atenderían para pasárselo a la tercera generación, los hermanos Pedro y Paula, al frente hoy de un restaurante asador, que asa todos los meses centenares de cuartos en el horno de leña y recibe a miles de comensales.

Pedro Martín es la cuarta generación del negocio. Es arquitecto, oficio que le recuerda, permanentemente, su propio restaurante, cuya fachada tiene un imponente marco medieval, dentro de un conjunto monumental que, entre otros premios, ha recibido el reconocimiento internacional de Europa Nostra. Pero Pedro ha encontrado su hueco en el horno de leña, en la hostelería de Pedraza y en el trabajo familiar, donde está muy cómodo. La bandera del restaurante es el asado de lechazo en horno de leña, pero también tienen tirón los judiones, la sopa castellana, las chuletillas, el ponche segoviano y el queso curado de oveja. Es curioso, reconoce Pedro, que todos ellos sigan siendo platos muy demandados.

No obstante, en El Soportal la oferta es mucho más amplia y va desde un menú diario de 14 euros al de degustación de 29, con amplia variedad de platos. En la carta también figura picadillo de matanza, surtido de ibéricos, croquetas caseras, ensaladas de pimientos rojos asados, caldereta de cordero y carnes rojas de buey. Comer en este restaurante-asador tiene a su favor el clima familiar, una decoración que recuerda el paso del tiempo y una familia que lleva cuatro generaciones atendiendo a los turistas que visitan Pedraza.

DIRECCIÓN: Plaza Mayor nº 8. Pedraza de la Sierra (Segovia).

TELÉFONO: 921 509 826.

PRECIO: 14 € (menú diario) / 29 € (degustación).

Los pueblos del vino español

No todas las ciudades del vino están a la altura de las circunstancias que predican, algo que debería ser objeto de análisis, pero hoy no toca. Mientras, pongamos un ejemplo argumentado que podría llamarse ‘pueblo del vino español’, lema recién acuñado y que tendrá su listado en breve. El ejemplo se llama La Seca, está en Valladolid y es parte indisoluble de la DO Rueda. Tiene más 3.000 hectáreas de viñedo y una veintena de bodegas elaboradoras. Es una potencia económica en vitivinicultura, pero también se ha ganado el título de ‘pueblo del verdejo’, gracias a su agenda cultural del vino.

En esta localidad, el fantasma de la despoblación ni está ni se le espera. Las bodegas generan empleo, como la casi centenaria Cuatro Rayas, cooperativa de gran impacto social en la provincia y en la DO. Y así transcurre la vida de los lasecanos y lasecanas, entre su Fiesta del Verdejo, su Feria del Vino, su Fiesta de la Vendimia, sus premios de vinos y pintura, sus conciertos de Sarmiento Folk Rock, su Toro del Sarmiento, sus jornadas de viticultura y enología, catas, degustaciones y, en pleno estío, rutas de senderismo y veladas verdejas. Es, sin duda, un ‘pueblo del vino español’.

Pero, analicemos: ¿Dónde van los miles de visitantes y profesionales que entran en las bodegas y no pisan el pueblo? Habrá que adecentar y decorar el paisaje urbano con más apuntes artísticos; crear algún producto museístico temático; definir mejor la oferta gastronómica y entrar con fuerza en el enoturismo. La responsabilidad es de los principales interesados: viticultores y bodegueros del pueblo, que deben implicarse, sufragar e incentivar todo lo que ayude a situar a la localidad entre los mejores ‘pueblos del vino español’.

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