Diario de Valladolid

RUTAS FERROVIARIAS

Santa Teresa se sube al tren

El ‘Tren Teresa de Ávila’, que une Madrid y Ávila, acerca a los pasajeros la figura de la mística abulense a través de una pasajera muy especial

-LA POSADA

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Publicado por
Antonio García

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Cuando los viajeros del tren que parte de la estación Madrid Chamartín a las 9.05 de la mañana cada sábado se suben al convoy y se encuentran con una monja carmelita, algunos se extrañan, otros ni se dan cuenta y alguno se muestra sorprendido de que le acompañe un joven vestido de época.

Con su hábito carmelitano, la mística accede al tren con la intención de que los pasajeros se acerquen a su figura de una forma amena y hasta divertida, de la mano de la actriz abulense Candelas Pérez y de su hijo, Víctor Arcones, que se mete en la piel de numerosos personajes vinculados a la vida y la obra de la doctora de la Iglesia.

Esta iniciativa fue bautizada en el año 2015 con el nombre de ‘Tren Teresa de Ávila’, coincidiendo con los actos del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa. Ahora, cuatro años después continúa adelante, dados los buenos resultados constatados tanto por el Ayuntamiento de Ávila, como por la compañía Renfe.

En las tres ediciones precedentes, 3.600 personas utilizaron este tren turístico, aunque fue el año pasado cuando el número de pasajero fue mayor, con un total de 1.450, lo que demuestra que las campañas de promoción y el boca-oído ha hecho que muchos repitan una experiencia inolvidable.

Así lo poner de relieve Candelas Pérez, que reconoce que esta experiencia le ha hecho conocer a gente con la que mantiene contacto, así como hacer «amigos» que mantiene desde el año 2015.

«Teresa me ha dado la vida», reconoce Pérez, antes de apuntar que desde hace tres años tiene «dedicación exclusiva a Teresa de Jesús», en torno a cuya figura se desarrollan sus trabajos.

Uno de ellos es este que tiene como escenario los vagones de un tren cuyos pasajeros se muestran sorprendidos inicialmente con su presencia, ya que tanto Candelas Pérez como Víctor Arcones hacen hasta de «acomodadores», para tratar de juntar en dos convoys a los viajeros que realizan todos los sábados hasta el próximo 27 de octubre el trayecto Madrid-Ávila a primera hora de la mañana.

Una vez en sus sitios, comienza un viaje diferentes, que incluye una función especial con Candelas Pérez en el papel de Santa Teresa y su hijo Víctor poniéndose en la piel de su hermano Rodrigo, del obispo Álvaro de Mendoza, de escribano, de alcalde, de primo y… hasta de su padre Alonso Sánchez.

Aunque este último papel también lo llegan a desempeñar los propios pasajeros, que se involucran en esta función en la que llegan a cantar y a bailar cuando el guión lo requiere, ya que Teresa «tiene mucho gancho», según confiesa el alter ego de la mística abulense.

En un momento dado, cuando Teresa quiere ser monja y su padre no le deja, son los propios viajeros los que se dirigen al progenitor a la entonces joven para tratar de convencerle de que es «el sueño de su vida».

Es en estos momentos cuando los actores se ven obligados a improvisar y a salirse del guión, para volver otra vez al mismo, para continuar contando historias y leyendas relacionadas con este personaje histórico y con la ciudad que le vio nacer.

En otro momento del viaje, Teresa invita a los pasajeros a cantar una canción que escribió a los piojos del convento de San José, su primera fundación.

De esa manera, visitando celda a celda a modo de procesión, todas las monjas del convento iban bendiciendo sus moradas para que esos bichitos desaparecieran.

Con esta excusa, Candelas Pérez invita a los viajeros a hacer lo mismo, que cantan el estribillo, mientras inician una especie de divertida conga en una escena que se asemeja a algunas de la famosa película de Pedro Almodóvar, ‘Entre tinieblas’.

Durante la hora y media del viaje, los actores tienen cada vez más complicidad con los pasajeros, que escuchan con atención algunas de las anécdotas que Santa Teresa les cuenta desde su época de niñez, hasta el final de sus días.

Entre ellas figura la escapada que Teresa y su hermano Rodrigo realizaron a «tierra de moros a morir a manos de los infieles», junto a otros momentos de una adolescencia rebelde, durante la cual tuvo que entrar en el colegio del Convento de Gracia, donde la figura de María Briceño resultó fundamental en una etapa difícil para ella.

El relato de todos los acontecimientos de una vida tan intensa como la de Santa Teresa tienen que ser ágiles, ya que tal volumen de información es difícil de comprimir en apenas una hora, ya que los últimos 35 minutos suele dedicarlos a entregar documentación de la ciudad a los pasajeros, que le consultan y le piden consejo acerca de lo que ver y lo que comer en Ávila.

«En esto no nos solemos mojar», apunta Candelas Pérez, que se muestra muy contenta con los resultados de esta experiencia tan profesional como vital, ya que asegura que Teresa le ha dado «muchísimo».

Pese a la estrechez de los pasillos, tanto Pérez como su hijo se mueven con soltura para interactuar con unos compañeros de viaje que en los meses de julio y agosto suelen aumentar.

A todos ellos les relatan las diecisiete fundaciones que realizó Santa Teresa, desde la primera en Ávila, hasta la última en Burgos.

Y todo ello, entre el traqueteo del tren de media distancia de Renfe, que sólo realiza parada en la estación madrileña de Villalba, para proseguir el camino hacia la capital abulense, pasando por los bosques de pinares de Las Navas del Marqués y su barrio de La Estación, junto a la cual se sitúa la Ciudad Ducal.

Quizá los pasajeros no atiendan demasiado a los paisajes que pueden ver a través de los ventanales, ya que el personaje de Santa Teresa capta toda su atención durante un viaje que se hace mucho más corto, ameno y agradable con esta original experiencia.

Una experiencia que culmina con el reparto entre todos ellos de las famosas Yemas de Santa Teresa, cedidas por la empresa del mismo nombre, en cuyo obrador se elaboran desde hace más de 100 años de forma artesanal.

Pese a lo vivido, al final del viaje todavía hay algún pasajero que se dirige a Candelas Pérez para preguntarle si es «monja o actriz», tal y como ella misma reconoce con humor.

Aunque la mayoría se da cuenta de su papel, también hay gente que le pregunta: «Hermana, ¿en qué convento está?».

El encargado de desvelar la incógnita es su hijo, que no tiene más remedio que decirle: «¡Que es mi madre!».

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