Diario de Valladolid

Ruta de Bécquer (Soria)

Una ruta de leyenda romántica

Bécquer salpicó el este de Soria con algunas de sus obras más conocidas y vestigios de su vida y la de su esposa, ahora recogidos en dos museos

El monasterio de San Polo , escenario becqueriano; la celebración de la Noche de Ánimas; y el museo en Noviercas.-HDS

El monasterio de San Polo , escenario becqueriano; la celebración de la Noche de Ánimas; y el museo en Noviercas.-HDS

Publicado por
ANTONIO CARRILLO
Valladolid

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Pronto se cumplirán 150 años del fallecimiento de Gustavo Adolfo Bécquer, pero las huellas del sevillano en Soria siguen siendo muy visibles. Como su paisano Antonio Machado, aunque con más de medio siglo de diferencia, se casó con una soriana, recorrió estas tierras y le ambientó algunas de sus mejores obras en sus paisajes.

Desde la capital hacia el este se extiende una ruta en la que aún se distinguen dos pequeños museos, la vivienda en la que habitó y el escenario de varias de sus leyendas. Doblando el Moncayo, aunque ya en la vertiente aragonesa, permanece el lugar donde escribió sus Cartas desde mi celda. Paso a paso y con un libro en la mochila, es una excusa para descubrir una de las comarcas menos conocidas de Soria.

La ruta (y la historia) arranca en la capital, donde se instaló su tío Francisco (Curro) en 1954. Se cree que fue la primera excusa para visitar la provincia y regresaría tras su ruptura con Casta Esteban. En la capital el primer punto becqueriano de interés es el antiguo monasterio de San Polo, ahora particular, en el camino ribereño hacia San Saturio.

Creado a principios del siglo XIII y posiblemente vinculado a los templarios, hoy su estampa cubierta de hiedra y el pasadizo en medio del camino acentúan su sabor romántico. Allí se ambientó la leyenda El rayo de luna y posteriormente Machado y Gerardo Diego se detendrían a cantar los encantos del paisaje. A diferencia de lo que le ocurría a Manrique, persiguiendo a una mujer irreal, aquí el entorno no engaña.

Desde allí se puede subir al escenario de otra leyenda, el Monte de las Ánimas, donde se desarrolla la obra homónima. El camino es accesible con un mínimo de precaución y desde el cerro se observa una espectacular panorámica de Soria y el río Duero. Además, la capital celebra desde hace años un evento cultural en la noche de Todos los Santos.

Desde el Rincón de Bécquer, un pequeño espacio que recuerda al poeta en el corazón de la ciudad, parte una singular comitiva hasta la orilla del Duero. Antorchas, monjes y tenebrosos fantasmas acompañan al visitante hasta el lugar inmortalizado por el poeta sevillano. Una vez allí, se da lectura entre teas a la leyenda.

La ruta continúa saliendo de la capital en sentido Zaragoza por Calatayud hasta llegar a Almenar, en cuyo entorno se circunscribe la leyenda de Los ojos verdes. Curiosamente en su castillo nació Leonor Izquierdo, la esposa de Machado, así que unido a su buen estado de conservación hay un triple motivo para disfrutarlo. Si además aparece en el cantar de los Siete Infantes de Lara, lo tiene todo para convertirse en un punto de referencia literaria.

A apenas siete kilómetros se erige Gómara, localidad que da nombre a la comarca. Allí se desarrolla La Promesa, una de las leyendas con más sabor romántico. Protagonizada por una joven del pueblo y el Conde de Gómara (su palacio es una de las joyas de la arquitectura civil de la capital) centra la acción entre esta localidad y Sevilla. Obviamente es una historia de ficción, pero siempre se puede recorrer la sobrecogedora llanura cerealista en busca de trozo de tierra donde brotan las margaritas para señalar el punto del trágico entierro.

De vuelta a la carretera nacional y a escasa distancia, Noviercas se convierte en un punto vital para entender la trágica vida de Bécquer, todo un ejemplo de historia romántica per se. Allí vivió con su esposa, Casta Esteban, en una vivienda que aún hoy se puede ver. Se salvó de la ruina en 2016. Allí tuvo a dos de sus hijos. Allí residió junto a su hermano, el pintor Valeriano Bécquer. Y allí se desarrolló la supuesta infidelidad de Casta Esteban que acabó con su matrimonio. Si esas paredes hablasen, tendrían mucho que contar.

La localidad cuenta además con un museo dedicado al autor. Un cuadro de Valeriano pintado en las cercanas eras, los trajes de época, los paneles interpretativos y algunas piezas de colección recuerdan la estancia de uno de los hijos adoptivos, al menos en lo literario, más ilustres de Castilla y León.

Aunque no está estrictamente ligado a Bécquer, merece la pena recrearse con el torreón árabe del siglo X que aún se erige en el centro de la localidad o con el encanto de sus parajes. Las leyendas de los Infantes de Lara o Doña Urraca adornan esta literaria localidad.

Y desde allí, vuelta a la carretera. Con Aragón ya en el horizonte aparece la localidad de Torrubia, lugar de nacimiento de la ínclita Casta Esteban. Bajo el nombre oficial de Casa Museo Mujer de Bécquer, la vivienda en la que moró la familia –el padre era un prestigioso médico que emigró a Madrid– todavía se mantiene con el mobiliario del siglo XIX. El LIC Encinares de Sierra del Costanazo y la ZEPA Altos Campos de Gómara completan la visita.

La ruta finaliza en el pueblo más al este de toda Castilla y León, Beratón. Por sus montes trotó La corza blanca, otra de las obras más extendidas del escritor sevillano. Los halos mágicos del monte, el amor no correspondido y el bucolismo de las faldas del Moncayo –huelga decir que es obligado visitarlo– fluyen por este relato cuyos parajes se encuentran aún hoy inalterados. Una guinda a la Ruta de Bécquer en la que dejarse seducir por rayos de luna, corzas blancas, promesas u ojos verdes no conlleva por suerte los románticos desenlaces de su obra.

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