Diario de Valladolid

ARROYO IZQUIERDO (DDOO RUEDA Y RIBERA DEL DUERO)

Blancos de mimo y pureños

Miguel Arroyo elabora tres verdejos en la única bodega de Puras y desde 2016 un tempranillo de Piñel de Arriba con cuatro meses de barrica

Miguel Arroyo en una de las viñas de verdejo aún sin podar.-M. T.

Miguel Arroyo en una de las viñas de verdejo aún sin podar.-M. T.

Publicado por
MAR TORRES
Valladolid

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Hago el vino que me gusta y luego busco personas a las que también les guste». Esta declaración de intenciones y voluntades puede que no sea comprendida por muchos productores y elaboradores. Sin embargo, es la más coherente si de lo que se trata es de trazar un camino serio de acuerdo con una idea de negocio a largo plazo, no solo buscando la rentabilidad rápida.

Miguel Arroyo opina así. Es el propietario de la única bodega del término de Puras (Valladolid). a unos cuatro kilómetros de la villa romana de La Calzadilla, base del Museo de las Villas Romanas de Almenara Puras. La bodega elaboró su primera cosecha en 2010. «Fueron 100.000 botellas de verdejo con las uvas de 17 hectáreas de viñedo», recuerda.

Su familia, como otras muchas de la comarca, además de las tierras de labranza conservaba varios majuelos repartidos por el entorno, viñas pequeñas, ya centenarias, que pasaron de padres a hijos. Con el despegue de Rueda, planteó la posibilidad de aumentar la superficie de viñedo. «Antes que bodeguero era viticultor y vendía la uva», comenta, hasta que decidió elaborar su propio vino.

En la actualidad pose 48 hectáreas de viñedo y controla el cultivo y producción de otras cinco repartidas en pequeños majuelos. Elabora tres tipos de blanco que comercializa con las marcas Demimo y Mus con contraetiquetas de la DORueda, y un tinto de tempranillo, Demimo, en la DORibera del Duero.

La uva que entra en la bodega de Puras proviene de su viñedo, propio y controlado. Desde 1999 ha realizado tres plantaciones. «La primera es de 1999, 17 hectáreas, después hubo una segunda entre 2005 y 2007 y la tercera es de 2014, otras 16 hectáreas», señala.

Las parcelas se encuentran en los términos de Puras (Valladolid), donde cultiva 20 hectáreas, Bernuy y Montejo (ambos de Segovia).

De las 53 que trabaja, 43 se conducen en espaldera y tienen una producción que no supera los 7.500 kilos por hectárea, «como máximo», añade. Las 10 restantes se podan en vaso.

Para la plantación ha utilizado palos propios, respetando los suelos donde se encontraban esas cepas. «La historia nos ha dicho qué clon va mejor a esos suelos, se ha testado en el campo durante años», apunta.

Los cultivos se encuentran en tres tipos de suelo. «Hay una zona de suelo más ligero, con canto, más arenoso; otra zona, de ladera, es más calcárea y con arcilla, y la tercera es más arenosa, con guijarro y gravilla».

Ante esta diversidad, realiza una vendimia y elaboración diferenciada. «El vaso se recoge a mano, en cajas de 18 kilos y cuando llega a la bodega se refrigera en la cámara durante unas 24 horas antes de la elaboración; el resto se vendimia a máquina pero con remolques de 6.000 kilos, franceses porque aquí no hay, y la uva pasa directamente a la prensa, no se vuelca en piqueras (tolvas)», afirma.

La producción de las cepas viejas (70.000 litros) fermenta en barricas de roble francés, de 225, 300, 500 y 600 litros. «Fermenta con sus levaduras, se ensambla en junio o julio, se clarifica, se embotella y no se comercializa hasta que pasan otros seis meses en botella», explica. Su marca es Mus Paraje de las Suertes. De la cosecha 2016 salieron 10.000 botellas.

Una parte de todo este fermentado en barrica se utiliza para la marca Mus. «Lleva aproximadamente un 40% de fermentado en barrica que se extrae del tonel en marzo y se mezcla con el blanco fermentado en acero. El tercer blanco se comercializa con la etiqueta Demino. Elaboró 250.000 botellas de la añada 2017 y fermentó en depósitos de acero. Lleva un 10% de sauvignon blanc.

Desde hace tres años realiza pruebas con tinajas de barro, de 1.000 litros de capacidad, para fermentar el blanco. «He notado que aparecen notas salinas y tiene una evolución más rápida», comenta.

Además, y tras injertar con verdejo las plantas de tempranillo que cultivó y con las que elaboró un tinto con roble que dejó de hacer , «porque era complicado elaborar tinto y blanco en unas instalaciones pequeñas», en 2016 comenzó a producir 25.000 botellas de un monovarietal de tempranillo en una bodega de Piñel de Arriba (Valladolid), que se comercializan con la tirilla de la DORibera del Duero. «Este año solo he cogido 9.000 kilos», señala.

«Es una apuesta de viñedo y uva», apunta. Compra la producción de una parcela de menos de cinco hectáreas cultivada en el páramo, a casi 900 metros de altitud. «Una viña en vaso, de entre 25 y 30 años y una producción máxima de 5.000 kilos por hectárea», comenta. Realiza la maloláctica en roble y tiene en una crianza de cuatro meses en las barricas del blanco, «con tostados más ligeros», añade.

La bodega de Puras tiene una superficie de 2.000 metros cuadrados repartidos en cuatro naves y un patio de acceso.

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