A la rica pasta exquisita

En Dulces Gloria, las pastas se venden como «rosquillas». Las hay de te, hojaldradas, de almendra, de mantequilla, manteca de cerdo y de un sinfín de variedades que su dueña, Gloria Carpintero elabora con esmero de forma artesanal en el obrador que hay en la misma tienda. «He intentado pasar las pastas por una laminadora para cortarlas, pero quedan más duras que si las estiro yo con el rodillo. Por eso cada una se corta y se adorna a mano, no uso ninguna máquina», asegura. En el local, ubicado en Melgar de Fermental, también se pueden encontrar rosquillas fritas, magdalenas, hojaldrados o tortas de chicharrones.

Todos estos productos los envasa en cajas o bolsas, dependiendo de cada uno, para después distribuirlos por distintos comercios de Burgos capital y de la comarca de Odra-Pisuerga. Los prepara día a día, sin hacer grandes cantidades, según ve que se agotan, aunque aguantan bastante tiempo, algunos hasta medio año.

Además, para deleite de los mas golosos hay disponible pastelería fina. Sin embargo ésta se ofrece solo los fines de semana o bien por encargo. Tartas, brazos de gitano, bizcochos, bollería y pasteles forman parte de esta gama, rellenos con cremas recién hechas o nata batida en el momento. «La calidad no la puedes comparar con otros productos industriales, se nota la diferencia». De hecho, los suyos están amparados por la marca Tierra de Sabor y Artesanos de Castilla y León.

En las festividades importantes del año añade a este gran surtido las especialidades que se demandan. Así, en Navidad son famosos sus polvorones, mazapanes, roscos de reyes y panettone. En el Día de Todos los Santos predominan los huesos de santos y los buñuelos. En Carnavales hace orejuelas y en Semana Santa torrijas. «La verdad es que solemos tener mucho éxito con ellos, se nos agotan rápido».

Gloria mamó el negocio desde pequeña. Sus padres tenían una panadería en Villahizán de Treviño y cuando podía les ayudaba. Su padre hacía el pan y su madre los pasteles y la bollería. Fue ella la que le enseño todos los trucos culinarios para elaborar los dulces, esos que no aparecen escritos por ningún lado, y que se retienen en la mente. Más adelante recibió formación por su cuenta y realizó varios cursos para perfeccionarse en este arte.

Dulces Gloria acaba de cumplir su mayoría de edad, momento en el que Gloria inició esta andadura. La vena emprendedora le viene de más atrás, porque anteriormente ya montó una par de empresas con más socios, siempre relacionadas con el sector, pero en esta ocasión se decidió a hacerlo ella sola. «Los otros no me fueron bien. Y me lancé con este porque quería trabajar y ayudar en casa».

Cuando compró el local no había nada, lo construyó desde cero, algo de lo que se siente muy orgullosa. «Al principio tenía el obrador alquilado en otro lugar. Más tarde hice construir mi vivienda encima de la tienda, a la que uní el nuevo obrador».

Desde hace 18 años se levanta a las 5 de la mañana para empezar a preparar la repostería, abriendo la tienda al público de 10 de la mañana hasta las 13 horas, de martes a viernes. Los fines de semana y festivos atiende de 9 a 14.30 horas, por aquello de que la gente se entretiene más, «les gusta tomar el aperitivo y viene más tarde».

Echando la vista atrás recuerda que los comienzos fueron muy buenos, «hubo un boom y la bollería y los pasteles se vendían mucho», pero confiesa que las ventas han bajado de forma importante. Bajo su opinión, uno de los desencadenantes es que la población está cada vez más envejecida y no consume este tipo de productos. «Habría que mover un poco el pueblo para que hubiese más industria, más vida. No hay apenas matrimonios y hay pocos niños».

Por eso, lo único que pretende es permanecer como hasta ahora. «El negocio está bien, tengo un local muy majo y la maquinaria que necesito. Lo que quiero es mantenerme igual».