Diario de Valladolid

ESPECIAL PALENCIA / GEOPARQUE MUNDIAL DE LA UNESCO

Las Loras, el parque jurásico palentino

Situadas en el noreste de la provincia palentina y burgalesa en su límite con Cantabria, Las Loras constituyen uno de los caprichos de la naturaleza que a lo largo de 250 millones de años ha dado como resultado todo un repertorio de formaciones geológicas de gran valor: cañones fluviales, altos páramos y valles se va encontrando a su suerte por el camino el visitante, en un espectáculo único resultado de las fuerzas tectónicas, la erosión del agua y la fuerza del viento. Pero si hay un ingrediente que ha tenido y mucho que ver en este tesoro natural ése ha sido el paso del tiempo. Y es que aquel que se aventure a visitar este paraje tendrá la sensación de que las agujas del reloj parecen haberse detenido, al adentrarse en un viaje a los orígenes de la Tierra. El paisaje comenzó a formarse en la era Mesozoica, etapa en la que empezaron a aparecer los primeros mamíferos. Dicen los expertos que el entorno formó parte de un fondo marino en el Jurásico Inferior. Un hecho que se evidencia en los fósiles de la época que se encuentran en este territorio que ha servido durante siglos de protección natural para muchos pueblos y culturas. Cuevas, cortados calizos, paisajes ruiniformes e innumerables cascadas conviven con pequeños pueblos que han conservado la esencia del medio rural, albergando grandes tesoros en forma de iglesias románicas, eremitorios rupestres y una arquitectura popular bien conservada. Uno de sus máximos exponentes lo constituye el conjunto monumental de Aguilar de Campoo. En pleno corazón de la Montaña Palentina, esta villa es punto de partida para adentrarse a conocer las joyas del románico que se concentran en este entorno. Su impresionante Colegiata, levantada sobre una iglesia visigótica, es lugar de visita obligada; también la iglesia de Santa Cecilia, un templo fechado a finales del siglo XII o principios del XIII, que destaca por su riqueza escultórica. Si miramos hacia el cielo podemos contemplar cómo se erige el Castillo, una antigua fortaleza defensiva durante la Reconquista. La villa, declarada Conjunto Histórico, sorprende al viajero por los innumerables rincones con encanto que guarda. Sus calles mantienen los vestigios de lo que fue, en tiempos pasados, un lugar señorial, con más de 100 escudos y blasones que jalonan las fachadas de palacios, casonas, porches, portales y patios interiores. En el centro de la villa se ubica su plaza mayor porticada, con casas que se remontan a la época de los reyes católicos. CUEVA DE LOS FRANCESES Además de su legado arquitectónico e histórico, la comarca palentina atesora un prolijo patrimonio de interés científico y arqueológico como la Cueva de los Franceses, que gestiona la Diputación palentina. Situada en la localidad de Revilla de Pomar, fue descubierta en 1904 por Luciano Huidobro, sacerdote, catedrático y erudito. Las galerías subterráneas fueron formándose durante millones de años como consecuencia de la acción del agua. Su apelativo provienne entre sus piedras

Imagen que se puede divisar desde el cañón de la Horada-JAVIER FDEZ. LOZANO

Imagen que se puede divisar desde el cañón de la Horada-JAVIER FDEZ. LOZANO

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Henar Martín Puentes

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Situadas en el noreste de la provincia palentina y burgalesa en su límite con Cantabria, Las Loras constituyen uno de los caprichos de la naturaleza que a lo largo de 250 millones de años ha dado como resultado todo un repertorio de formaciones geológicas de gran valor: cañones fluviales, altos páramos y valles se va encontrando a su suerte por el camino el visitante, en un espectáculo único resultado de las fuerzas tectónicas, la erosión del agua y la fuerza del viento. Pero si hay un ingrediente que ha tenido y mucho que ver en este tesoro natural ése ha sido el paso del tiempo. Y es que aquel que se aventure a visitar este paraje tendrá la sensación de que las agujas del reloj parecen haberse detenido, al adentrarse en un viaje a los orígenes de la Tierra. El paisaje comenzó a formarse en la era Mesozoica, etapa en la que empezaron a aparecer los primeros mamíferos.

Dicen los expertos que el entorno formó parte de un fondo marino en el Jurásico Inferior. Un hecho que se evidencia en los fósiles de la época que se encuentran en este territorio que ha servido durante siglos de protección natural para muchos pueblos y culturas. Cuevas, cortados calizos, paisajes ruiniformes e innumerables cascadas conviven con pequeños pueblos que han conservado la esencia del medio rural, albergando grandes tesoros en forma de iglesias románicas, eremitorios rupestres y una arquitectura popular bien conservada. 

Uno de sus máximos exponentes lo constituye el conjunto monumental de Aguilar de Campoo. En pleno corazón de la Montaña Palentina, esta villa es punto de partida para adentrarse a conocer las joyas del románico que se concentran en este entorno. Su impresionante Colegiata, levantada sobre una iglesia visigótica, es lugar de visita obligada; también la iglesia de Santa Cecilia, un templo fechado a finales del siglo XII o principios del XIII, que destaca por su riqueza escultórica. Si miramos hacia el cielo podemos contemplar cómo se erige el Castillo, una antigua fortaleza defensiva durante la Reconquista.

La villa, declarada Conjunto Histórico, sorprende al viajero por los innumerables rincones con encanto que guarda. Sus calles mantienen los vestigios de lo que fue, en tiempos pasados, un lugar señorial, con más de 100 escudos y blasones que jalonan las fachadas de palacios, casonas, porches, portales y patios interiores. En el centro de la villa se ubica su plaza mayor porticada, con casas que se remontan a la época de los reyes católicos.

CUEVA DE LOS FRANCESES

Además de su legado arquitectónico e histórico, la comarca palentina atesora un prolijo patrimonio de interés científico y arqueológico como la Cueva de los Franceses, que gestiona la Diputación palentina. Situada en la localidad de Revilla de Pomar, fue descubierta en 1904 por Luciano Huidobro, sacerdote, catedrático y erudito.

Las galerías subterráneas fueron formándose durante millones de años como consecuencia de la acción del agua. Su apelativo proviene de haber sido lugar de enterramiento natural de los soldados galos durante la Guerra de la Independencia (1808) que se libró entre las tropas napoleónicas y un destacamiento de Húsares Cántabros al mando del liberal Perlier. La superficie total de la cueva se aproxima a los mil metros, aunque la zona visitable, sólo en el recorrido de ida, transita por 500 metros. La visita finaliza con dos grandes salas que realzan su fantasmagórica belleza y suntuosidad. Se puede gestionar la reserva de las entradas mediante llamada telefónica (659 949 998).

El acceso a la cavidad subterránea se ubica a 1.137 metros de altitud. Desde allí se puede admirar la impresionante panorámica de los fondos de los valles de Valdivia y Valdelucio; los bosques de hayedos en las umbrías de la zona norte en Valcabado y Valderredible y los de robles, acebos y quejigos en Covalagua. Próximo a la boca de acceso, se encuentra Canto Hito, un menhir megalítico, de más de tres metros de altura, clavado en medio de la horizontalidad del páramo calizo de Valdivia.

El patrimonio arqueológico, ecológico y cultural que atesora este amplio territorio montañoso que se extiende a lo largo de 16 municipios de Palencia y Burgos, le han hecho ser merecedora este año del reconocimiento por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como el primer Geoparque Mundial de Castilla y León y el undécimo de España. Se trata de una figura creada con el fin de que la población haga suyo el patrimonio, lo cuide, lo proteja y lo utilice como recurso de desarrollo rural sostenible. Para poder mantener este sello de calidad a nivel mundial, es necesario someterlo a un proceso continuo de mejora, pues se renueva cada cuatro años. Con este objetivo la Diputación de Palencia y la Asociación de la Reserva Geológica de las Loras (Argeol) han incrementado su colaboración a través de un convenido dotado con 20.000 euros distribuidos en dos anualidades, destinado a revalidar y conservar la denominación de Geoparque Mundial más allá del año 2020, financiando aquellas actuaciones de gestión contempladas en el Plan de Acción del Geoparque, principalmente aquellas actuaciones recomendadas por la Unesco que no están cubiertas por los acuerdos de colaboración con los grupos de acción local.

En la actualidad son cinco las rutas que recorren Las Loras, tres de ellas lo hacen en la parte palentina y corresponden a la zona de Las Tuerces, Revilla de Pomar y Olleros de Pisuerga, mientras que en la vertiente burgalesa, discurren por Rebolledo de la Torre y Basconcillos del Tozo.

Rutas que se prevé, sean aumentadas ya que se trabaja en la información geológica para la inclusión de otras tres más. Existen diferentes puntos de interés geológico como las Tuerces, los cañones del Rudrón y el Alto Ebro, las formaciones calizas de Aguilar de Campoo o las fallas de Ubierna. Todo ello, ligado al patrimonio natural y cultural del que goza esta zona. Sin embrago hay maneras distintas de descubrir Las Loras: a pie, en bicicleta o en coche. Todas únicas y distintas que podemos consultar a través de la web: www.geoparquelasloras.es

Se trata, en definitiva, de hacer geoturismo, o lo que es lo mismo, conocer a fondo un territorio bañado de arte, historia, naturaleza y tradición.

OLLEROS DE PISUERGA, LA CATEDRAL DE LA ARQUITECTURA RUPESTRE

La iglesia de los Santos Justo yPastor de Olleros de Pisuerga, una pedanía de Aguilar de Campoo, es el mejor ejemplo de eremitismo rupestre de nuestro país. Resulta dificil imaginar cómo se pudo realizar semejante obra de arte excavada a fuerza de pico sobre la piedra de un cerro de roca arenisca. Se trata de un templo atípico por sus magnas dimensiones y el perfecto estado de conservación que mantiene. De ahí que se conozca a la iglesia como la catedral de la arquitectura rupestre. Se atribuye su autoría a monjes mozárabes que, huyendo de los musulmanes en el siglo IX, comenzaron a excavar este lugar dedicado al culto. La obra se prolongó hasta adquirir su aspecto actual con trazas románicas, en el siglo XII, representando una de las joyas más curiosas del Románico norte que se concentran en este entorno. En poco más de un radio de 10 kilómetros se atesoran otras cinco joyas de este arte, entre las que destaca el monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo, donde podremos alojarnos en su hospedería del siglo XII. Siguiendo el rastro de este rico patrimonio religioso podemos desplazarnos hasta la localidad de Mave donde se encuentra el monasterio de Santa María. Un lugar donde se respita la paz y el ambiente monacal, donde podremos hospedarnos rodeados de arte y la naturaleza. Muy cerca se localiza el paraje de las Tuerces, que es una ciudad encantada como la de Cuenca. Túneles, puentes, pasadizos y laberintos mantienen boquiabierto al caminante hasta llegar a la cima, Peña Mesa, una roca en forma de seta, del tamaño de una casa, desde la que se domina un bello panorama de la montaña palentina.

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