El lechazo de la Armedilla

El Maryobeli es un pequeño restaurante rural con una comanda limitada al recetario popular y al asado, un comedor con apenas cinco mesas, y 25 años ininterrumpidos atendiendo y cocinando para los comensales. Yolanda, su propietaria y jefa de cocina, abrió las puertas del negocio nada más casarse con Modesto, con solo 20 años de edad. Lo mejor de todo es que ninguno de los dos ha perdido la sonrisa desde entonces. Ellos simbolizan la denominada ‘cocina rural familiar’, el mayor activo de la gastronomía en esta región. Pocas estrellas brillan tanto en los territorios como esta, que lleva un cuarto de siglo en la comarca de La Churrería.

Yolanda se siente cocinera y empresaria. Pero, ante todo, tiene muy claro que es necesario dar un servicio en su pueblo para que nadie se vaya con el estómago vacío. Por todo esto, ella sigue al pie del cañón, en un pueblo donde solo hay un restaurante –el suyo– para dar de comer a diario. Cogeces del Monte tiene, además, 700 habitantes, tres bares, dos museos, un centro de interpretación de la cultura pastoril junto a los chozos y a la intemperie, y las ruinas del monasterio Jerónimo de Santa María de la Armedilla, que es el imán del turismo de la localidad.

En este mesón rural nunca falta el lechazo asado en horno de leña. «Esta es tierra de pastores y yo fui pastor», apuntala Modesto. Además del asado, nunca faltan las carnes frescas, pero tampoco las chuletillas, las carrilleras, el pollo de corral, la carne de conejo, el bacalao ni la sopa de ajo. Todo tiene un claro vínculo local. Aquí se puede comer a la carta en torno a los 30 euros, pero a diario hay un menú con varios platos a elegir, entre 10 y 12 euros. Pastas, arroces, guisos, legumbres, sopas, embutidos, verduras, ensaladas y postres caseros satisfacen a los muchos comensales de la zona, y a los turistas que deciden comer en Cogeces del Monte después de visitar el monasterio de la Armedilla.