Diario de Valladolid

LOS FAVORITOS DE DIEGO COSGAYA: RESTAURANTE CHAPÓ (PALENCIA)

Campeón mundial en carnes rojas

-BRÁGIMO

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Publicado por
Almudena Álvarez

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Es palentino de nacimiento y de corazón aunque se haya pasado media vida viviendo fuera de Palencia, en centros de alto rendimiento deportivo, entrenando 45 horas a la semana y manteniendo a raya las calorías para estar en plena forma sobre la piragua. Por eso cada vez que regresa a su casa aprovecha para "hacer todo lo que tengo pendiente". Estar con la familia y los amigos, poner al día el papeleo, descansar y desconectar de las exigencias que marca el deporte de elite.

Charlamos en el restaurante Chapó, donde su propietario y dueño de los fogones, Carlos Gutiérrez, ha construido una cocina basada en los platos de temporada, con mucho peso del producto de Palencia, los pescados del Cantábrico, las especialidades de la casa con rúbrica de su formación vasca y las carnes rojas.

Es ahí donde le da al palista en su punto débil. Porque si a algo no puede resistirse Diego Cosgaya es a las carnes rojas y a los dulces, sean del color que sean. Y por eso la carne a la piedra que sirve Carlos está entre sus platos favoritos. «Siempre poco hecha, como debe ser», apunta Carlos que conoce sus gustos desde hace años, por la amistad que le une con su familia y porque comparte pueblo natal con su madre y sus abuelos, Roscales de la Peña, en el norte de Palencia.

«Antes venía más, pero últimamente como está tan ocupado, le vemos más en la prensa», asegura este cocinero que ha seguido de cerca todos los éxitos del campeón del mundo.

A él, a Diego, que solo suma 29 años, le cuesta recordar cuando se subió por primera vez a una piragua, porque ya de niño compaginaba la natación con el piragüismo. Entonces el río Carrión y los pantanos del norte de la provincia se convirtieron en sus pistas de entrenamiento, aunque con el tiempo tuvo que irse a otras aguas porque estas se le quedaban pequeñas.

Recuerda con cariño las competiciones en Velilla y en Alar, que ahora casi siempre le coinciden con el campeonato del mundo, y aquellos tiempos, cuando contaba 15 años, en los que tenía dos o tres competiciones todos los fines de semana y llegó a sumar hasta 500 trofeos. Ahora, cuando regresa a Palencia se conforma con entrenar en el Carrión disfrutando de la perspectiva que ofrece el río desde dentro, porque nunca tiene tiempo para ir al norte, al pueblo de sus abuelos, y recordar viejos tiempos de rutas de senderismo con la familia y los amigos, y de aventuras por las cuevas de la comarca de la Peña.

Y es que, desde que la Federación Española de Piragüismo le echó el ojo, cuando solo tenía 16 años y ya cosechaba buenos resultados aguas abajo, –fue campeón de España en 2002– vive en centros de alto rendimiento en Madrid, Asturias o Sevilla, moviéndose en función de un clima que marca los ritmos de este deporte que, por claras exigencias del guión, siempre es al aire libre. En estos centros comparte mesa y dieta con «los mejores de España» y por eso, cada vez que regresa a su casa busca el reencuentro con los sabores de siempre. Eso pasa cada tres meses, siempre en función del calendario deportivo, si tocan Juegos Olímpicos, campeonatos europeos o mundiales.

Competiciones en las que este Hijo Predilecto de Palencia ha cosechado títulos como el de campeón del mundo absoluto en K2. Pero, además, tiene tres medallas en campeonatos de Europa, ha sido triple campeón del mundo junior y bicampeón de Europa sub 23. De todas, asegura que la primera vez que quedó campeón del mundo junior fue la que más ilusión le hizo y «la que me motivó a seguir luchando para llegar a donde estoy ahora». Pruebas que le han llevado por Alemania, Hungría, Italia, Canadá o Australia y que han dejado huella en su recuerdo.

«Los países del Este son impresionantes, la experiencia en Singapur fue muy bonita, pero Canadá es una pasada, tiene unos paisajes alucinantes», asegura. Para remar se queda con el Danubio y con el Szeged, un canal artificial de dos kilómetros construido solo para piraguas en Hungría. Y en lo gastronómico, aunque no puede hacer grandes excesos culinarios, tiene claro que se queda con la dieta mediterránea y la siesta diaria por prescripción médica. «Fuera de España es muy difícil encontrar comida de calidad», asegura. «En Alemania comen bastante mal, mucho cerdo, cosas poco saludables y con mucha grasa», asegura. En Italia no tiene tanto problema, porque le encantan los pasteles y la pasta y «allí la hacen buenísima y de mil maneras». Pero sin duda se queda con la cocina española, «donde tenemos una comida muy saludable, muchas verduras y frutas que me encantan, pasta, arroz, pescados y carnes, claro».

Y aunque por edad podría ser más de tapas, las pocas veces que sale prefiere sentarse a la mesa y reposar la comida y la conversación, porque aunque su especialidad deportiva sea de aguas tranquilas, el ritmo diario no tiene nada de relajado. De gustos muy sencillos, con una dieta libre de caza «que tiene poca chicha», setas, casquería y vino, Cosgaya elige con cuidado los sitios donde pegarse un homenaje. Y las pocas veces que lo hace se queda con la carne a la piedra del Chapó, los creps de chocolate y nata de la Crepería Don Creps, porque «soy muy goloso» o El Malecón, para tomar algo con los amigos. En Carrión de los Condes, donde su familia tiene una casa, se pasa siempre que puede por el asador El Doblón, que, como no, es especialista en carnes a la brasa, o por el restaurante del Monasterio de San Zoilo, donde «hay de todo y todo muy rico». Y en abundancia, que hay que sumar las 8.000 calorías saludables que necesita cada día, pero siempre manteniendo a raya el colesterol y los triglicéridos.

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