Diario de Valladolid

PREMIOS LA POSADA

Pablo R. Lago: «La indolencia no legisla en una sociedad constructiva y dinámica»

El director de EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN calificó a los premiados como «el reflejo nítido de lo mejor de nuestra sociedad, de lo mejor de nuestra tierra»

Pablo R. Lago, en un momento de su intervención-Álvarez / J.M.Lostau

Pablo R. Lago, en un momento de su intervención-Álvarez / J.M.Lostau

Publicado por
Felipe Ramos
Valladolid

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La primeras palabras del director de EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN, Pablo R. Lago, fueron para los catorce premiados en esta segunda edición de los premios ‘La Posada’: «Son el reflejo nítido de lo mejor de nuestra sociedad, de lo mejor de nuestra tierra».

Una afirmación que llegó jalonada, acto seguido, de otras muchas que bien pueden resumirse en una: «No sólo representan un modelo de éxito. Representan un inequívoco modelo vocacional».

Y es a partir de estas ideas, de estas afirmaciones es sobre las que el director de EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN guió su discurso en la defensa del «esfuerzo, tesón, sacrificio, constancia , ambición, dedicación, enormes dosis de convicción y pasión», que Pablo Lago otorgó a todos y cada uno de los proyectos de los premiados.

«La indolencia no legisla en una sociedad constructiva, creativa y dinámica», puntualizó. Una indolencia que Lago quiere desterrar de todos los ámbitos de la sociedad y sobre todo del periodismo «responsable y comprometido». «La indolencia no puede ser una característica de nuestro tiempo. Es más debe dejar de serlo si es que en algún caso nos ha invadido».

Un tiempo que, según las palabras del director de EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN, «precisa de profesionales de la información determinados a tomar partido por la verdad, el rigor, la pluralidad y, sobre todo, por la equidad y la justicia». Lo contrario a estos valores, «a las fórmulas de los clásicos de esto del periodismo», es esa indolencia que «es el caldo de cultivo de la intolerancia y la desigualdad, entre otros vicios, que abona los desequilibrios, el riesgo de una fractura social y alimenta la insolidaridad», remarcó. Una indolencia que dejó claro cada día se intenta combatir desde las páginas de EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN.

Y todo en unos «tiempos inciertos», puntualizó Pablo Lago, «también para el periodismo y, especialmente, para los periódicos», con la «desaparición de cabeceras, la merma de redacciones y fantásticos y admirados profesionales varados en el abismo del desempleo».

Ante estos momentos difíciles, apeló a recuperar el pulso de la calle y de la ciudadanía. «Tal vez nos habíamos alejado. Tal vez nos encastillamos, sin intención. Sólo por indolencia», incidió.

Afirmaciones sobre las que Lago asentó su alegato de defensa de los periódicos. «Créanme, una sociedad sin periódicos pierde parte de lo que debe sentir. Se empobrece moralmente». Y reafirmó su defensa: «Una democracia con periódicos, siempre será mejor que una democracia huérfana de periódicos».

No faltó autocrítica en el discurso de Pablo Lago cuando remarcó que había que cambiar. «Estamos cambiando, estoy convencido. Debemos cambiar comportamientos. Enderezar renglones desviados», manifestó. Pero, eso sí, sin complejos. «Cambiar comportamientos, actualizar modelos y regenerar sistemas no conlleva avergonzarnos de lo que nos ha traído hasta aquí», indicó. Y es que, según sus palabras, es necesario, obligado, huir de la generalidad, «donde sólo subsiste la demagogia y la inconsistencia».

El problema de esa generalidad es que tiende a convertir en anécdota lo que es categoría y, ahí, «corremos el riesgo, incluso periodístico, de dejarnos arrastrar por el sensacionalismo, incluso moral», incidió Lago, quien hizo una defensa de ese «frondoso bosque de honestidad de políticos, periodistas, empresarios o sindicalistas, que apenas dejan ver la rastrojera de pillos que con tanta repugnancia nos escandalizan».

Lago, en el final de su discurso, volvió a defender la «vocación y la pasión», que igual que las empresas y proyectos premiados, son las que «espolean el quehacer diario de EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN: vocación y pasión por una tierra». Sin olvidar las convicciones. «Estamos forjados de convicciones y estos premios son una de nuestras orgullosas convicciones», finalizó.

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