Diario de Valladolid

Agroalimentación

La bodega Valdemonjas producirá 50.000 botellas al año en Ribera del Duero tras una inversión de un millón de euros

La infraestructura, promovida por Alejandro Moyano y su familia, será autosuficiente y no estará conectada ni a la red de agua ni a la de electricidad

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ICAL

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La bodega Valdemonjas producirá 50.000 botellas al año en Quintanilla de Arriba (Valladolid), en plena Denominación de Origen Ribera del Duero, tras una inversión de un millón de euros dirigidos a la construcción de la infraestructura, en un proyecto promovido por Alejandro Moyano y su familia, según un comunicado.

El respeto al entorno y la sostenibilidad marcan las prioridades absolutas en la elaboración del vino y la arquitectura. La eficiencia energética y uso responsable de los recursos, basado en la recuperación de aguas pluviales y la depuración de aguas residuales son las líneas básicas que dirigen la construcción de la bodega Valdemonjas.

Es la culminación de una idea que ha madurado más de 18 años en la familia Moyano, compuesta por el ingeniero agrónomo Alejandro Moyano, la violinista Charo Agüera y sus hijos Jorge y Alexis.

“Creemos en un trabajo humano respetuoso con la planta y su terruño. Por ello, basamos nuestro proyecto en sistemas de bajo coste energético, altamente eficientes y sostenibles. Así, el punto de partida es que la bodega sea autosuficiente, ya que uno de nuestros requerimientos es que no esté conectada ni a la red de agua ni a la de electricidad”, destacó Alejandro Moyano.

Para aunar en un mismo concepto la elaboración del vino con el diseño, el proyecto de Valdemonjas recoge varios preceptos. En primer lugar, la recogida y selección de uva se realiza de forma manual y no mecanizada, para que no haya presión sobre la uva; en segundo lugar, el recorrido de la uva desde la recogida hasta la zona de elaboración debe ser el menor posible (de ahí la necesidad de diseñar un edificio cercano a la zona de viñedos) y, finalmente, el acopio por gravedad de la uva, de forma que el preciado fruto sufra lo menos posible, sin bombeo con motor.

El Pago de Valdemonjas se encuentra en un pequeño barco, vecino natural del viñedo de Vega Sicilia, totalmente aislado por las laderas de la segunda terraza del Duero. La parcela es una finca irregular de unas siete hectáreas de superficie, cuyos viñedos están orientados, en su mayor parte, de norte a sur.

Los suelos, formados por los arrastres de los cantiles circundantes, son extraordinariamente heterogéneos, dando pie a la identificación de nueve terruños. El edificio se emplazará en una loma de tierra, ligeramente elevada, sin plantación de viñedos, de unos diez metros de altura de pendiente, visible desde la carretera de N-122.

Ana Agag y Silvia Paredes -arquitectas con 10 años de formación en el estudio Foster&Partners, dirigido por Lord Norman Foster, premio Pritzker de Arquitectura en 1999- han liderado este proyecto arquitectónico. “El proceso ha sido largo y duro, pero muy colaborativo. En la toma de decisiones involucramos mucho tanto a Alejandro y Charo, como a su familia. Queríamos que sintieran como suyo el proyecto y creo que lo hemos conseguido”, aseguraron.

'El primer beso', 'Entre palabras', 'Los tres dones' y 'Abrí las alas', serán los sugerentes nombres para unos vinos que conquistan el paladar de los que desean probar un elaborado diferente y único.

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