Diario de Valladolid

CRISIS EN EL PAÍS CARIBEÑO

El fracaso del alzamiento en Venezuela pone a EEUU en una encrucijada

El Pentágono ha hecho "planes exhaustivos" para reaccionar ante diferentes escenarios en el país caribeño. Blackwater lleva meses buscando apoyos para enviar un ejército de unos 5.000 mercenarios para derrocar a Maduro

El fundador de Blackwater, Erik Prince, a su llegada a una reunión privada con miembros del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes de EEUU, en Washington, en el 2017.-JACQUELYN MARTIN (AP)

El fundador de Blackwater, Erik Prince, a su llegada a una reunión privada con miembros del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes de EEUU, en Washington, en el 2017.-JACQUELYN MARTIN (AP)

Publicado por
Ricardo Mir de Francia

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La crisis venezolana se ha convertido en un turbio pantano de intrigas e intereses cruzados, en el que median las grandes potencias, enfrascadas en una reedición de las pugnas geopolíticas de la guerra fría. Es el contexto perfecto para los aventureros y los oportunistas, como el barón de la guerra privatizada, Erik Prince, fundador de Blackwater y personaje muy cercano a Donald Trump. Según publica Reuters, Prince lleva varios meses buscando aliados para desplegar un ejército de mercenarios en Venezuela con la intención de apartar del poder a Nicolás Maduro. El plan contemplaría el envío de unos 5.000 pistoleros reclutados en Latinoamérica y financiados con donaciones privadas. La Administración Trump no ha querido pronunciarse sobre los planes de Prince, según informa la agencia de noticias. 

Blackwater cobró notoriedad durante el conflicto en Irak, donde se benefició de la estrategia de la Administración Bush para subcontratar muchas de las funciones de la guerra a compañías privadas. Fundada por Prince en 1997, tras abandonar los Navy Seal, sus decenas de miles de mercenarios acabaron siendo expulsados de Irak en 2007, después de que mataran desde un helicóptero a 14 civiles iraquís desarmados en la plaza Nissour de Bagdad. Cuatro de sus contratistas fueron condenados por homicidio. Prince vendió la compañía en el 2010, pero recientemente abrió una nueva llamada Blackwater USA, que ha tratado de convencer a la Administración Trump para que reemplace a las tropas en Afganistán con contratistas privados. 

De acuerdo con Reuters, Prince lleva varios meses buscando mecenas para su proyecto entre las grandes fortunas del exilio venezolano y potenciales aliados estadounidenses. Con Trump tiene línea directa. Es uno de los grandes donantes de su campaña y, su hermana, Betsy DeVos, sirve como secretaria de Educación del presidente. Por el momento, nada indica que sus planes vayan a materializarse, por más que la Administración Trump siga buscando una fórmula para propiciar la caída de Maduro y de su Gobierno. 

CREDIBILIDAD

 

Como le pasó a Barack Obama en Siria, Trump lo ha apostado todo al cambio de régimen. Se juega su credibilidad, pero también su posición geoestratégica en América Latina, amenazada por la entrada de Rusia (y China) en Venezuela, que ha ignorado la doctrina Monroe para insertarse en el patio trasero de EE UU como principal baluarte del chavismo. 

Tras el fracasado alzamiento del martes, la Casa Blanca insiste en que la intervención militar sigue sobre la mesa. Ni sus sanciones al petróleo y el oro venezolano han logrado desequilibrar la balanza. “La acción militar es posible. Si es lo que se necesita, EE UU lo hará”, ha dicho el jefe de la diplomacia, Mike Pompeo. Esas opciones se discutieron a principios de abril en una reunión privada en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), en la que participaron funcionarios estadounidenses, miembros del equipo de Guaidó y personal diplomáticos de Colombia y Brasil, según informó el portal Greyzone Project. 

AUMENTO DEL COSTE

 

El Pentágono ha confirmado que se han hecho “planes exhaustivos” para diferentes escenarios y contingencias en Venezuela, donde Washington ha dejado dicho que el posible arresto de Juan Guaído o Leopoldo López, los principales líderes de la oposición, supondría una “grave escalada” de los acontecimientos. Pero ese mismo Pentágono ha negado que haya recibido instrucciones para intervenir en el país caribeño. “En este caso no hemos recibido las órdenes de las que estamos hablando”, ha dicho en el Congreso la secretaria interina de Defensa, Kathryn Wheelbarger. 

Los últimos acontecimientos han generado impotencia en Washington. Pompeo dijo el martes que Maduro tenía un avión preparado para huir del país con destino a Cuba, pero Rusia le convenció para que se quedara. Tanto Caracas como Moscú lo han negado. La Administración también ha aireado que varias figuras relevantes del régimen chavista, incluido el ministro de Defensa, habían llegado a un acuerdo con la oposición para cambiar de bando, algo que no ha llegado a suceder. 

 Mientras EEUU y la oposición venezolana siguen quemando cartuchos, Trump ha amenazado con endurecer el embargo sobre Cuba si sus militares siguen respaldando a Maduro. “Vamos a aumentar el coste”, ha dicho Pompeo. 

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