Obama deportó a más inmigrantes que ningún otro presidente de EE UU
El presidente demócrata expulsó del país a más de 2.7 millones de indocumentados en sus primeros siete años de mandato
La América progresista ha puesto el grito en el cielo tras conocerse que la Administración de Trump ha ampliado los criterios para deportar a los inmigrantes indocumentados, pero parece haber olvidado que bajo la presidencia de Barack Obama se batieron todos los récords de deportaciones. Hasta el 30 de septiembre del 2015, la última fecha de la que existen datos oficiales, más de un año antes del final de su mandato, el demócrata expulsó del país a 2.7 millones de inmigrantes, una cifra que no incluye las repatriaciones voluntarias ni de los mexicanos que fueron aprehendidos antes de entrar formalmente en EEUU. Esos números dejan a Obama como el presidente que más inmigrantes ha deportado en la historia del país, casi tantos como la suma combinada de todos sus predecesores en el siglo XX.
El dirigente demócrata siempre utilizó una retórica compasiva hacia los inmigrantes y propuso una reforma para regularizar a los 11 millones de 'simpapeles' que hay en EEUU, pero su propuesta murió en el Congreso a las primeras de cambio por la oposición republicana. Años más tarde tomó medidas para blindar a cerca de 750.000 inmigrantes que llegaron al país siendo unos niños, unas salvaguardas que la Administración de Trump se ha comprometido a respetar. Pero sus acciones nunca estuvieron a la altura de sus palabras. En 2013 batió el récord anual de deportaciones, 435.000, y dos años antes del final de su presidencia ya había superado el registro de George Bush, el presidente con más expulsiones hasta la fecha, poco más de dos millones.
Expulsiones en caliente
Obama priorizó las expulsiones en caliente de inmigrantes aprehendidos en la frontera y de los criminales convictos, unos criterios que Trump ha expandido para incluir técnicamente a cualquiera que haya violado las leyes inmigratorias o sea sospechoso de algún crimen. Pero también se repatrió a muchas familias y su decisión de meter en centros de detención a las oleadas de niños y mujeres centroamericanos que llegaron al país huyendo de la violencia y la pobreza en sus países de origen despertó sonoras protestas de las organizaciones humanitarias.
Tras batir el récord de deportaciones en 2013, la cifra cayó en 2015 a los 235.000, la más baja de su mandato. Una de las explicaciones que se han dado esgrime que la reducción se debe al saldo cero de la inmigración mexicana, ya que según el Pew Research Center en los años posteriores a la crisis económica se fueron de EEUU más mexicanos de los que entraron. Con ese historial a sus espaldas, Obama acabó ganándose el sobrenombre de "deportador en jefe".