Válvulas aórticas sin anestesia general ni cortes
El Hospital Clínico lidera un estudio a nivel mundial para comparar la nueva forma de implantar con la antigua
Llegas a la consulta y el médico te comenta que para curarte tienes que someterte a una cirugía a corazón abierto, es decir, el órgano se parará y una máquina proporcionará oxígeno a tu sangre, la transportará por tu cuerpo y eliminará el dióxido de carbono. No queda otra. Existe un problema grave y es necesario intervenir para, o bien reparar las válvulas, o bien sustituirlas. Y es que si una de ellas no cierra de manera adecuada retorna la sangre, lo cual se denomina regurgitación; y, si, por el contrario, no abre por completo restringe la circulación hacia delante y se produce la estenosis. Todo ello lanza avisos en forma de dificultad para respirar, dolor torácico, desmayo o insuficiencia cardíaca.
Es momento de actuar. La patología ya se ha detectado y ahora solo queda analizar el caso y elegir la opción más adecuada. En este reportaje se pondrá la lupa sobre el tratamiento de la estenosis aórtica, que consiste en la estrechez de una válvula cardíaca que afecta al 2% de las personas mayores de 70 años. Es verdad que ha evolucionado mucho en los últimos años, pero la mayoría de los pacientes necesitaban una cirugía abierta. Ahora más de la mitad pueden tratarse a través de catéteres o, en otras palabras, sin necesidad de cortar ni de anestesia general.
Antes solo existía una prótesis valvular aórtica transcatéter montada sobre un balón inflable que permite llevarla hasta la posición deseada y una vez allí inflar el balón para dejarla colocada en su sitio. De manera reciente se ha diseñado una nueva prótesis. En 2 008 el Hospital Clínico Universitario de Valladolid fue pionero en España con la implantación de las prótesis transcatéter. Hace un año consiguió marcar un antes y un después con esta nueva técnica.
Por este motivo, ha sido elegido el primer centro a nivel mundial para iniciar y liderar el ambicioso estudio Landmark que comparará la prótesis antigua con la nueva. Un trabajo, según celebra el cardiólogo intervencionista Ignacio Amat, muy relevante, ya que marca el camino del resto de los hospitales sobre cuál es la mejor terapia. De hecho, ningún complejo español hasta la fecha había liderado un estudio de estas características.
La técnica de implante de prótesis aórticas transcatéter la creó Alain Cribier, un cardiólogo intervencionista de Francia, en el año 2002; una auténtica autoridad que ha llegado a ser propuesto al premio Nobel. Las evidencias científicas que han apoyado la gran extensión de esta técnica se han respaldado en estudios que aleatorizaban a este procedimiento con otros, y ninguno de esos trabajos se ha realizado en España.
La particularidad de los casos llevados a cabo en Valladolid es que el primero de ellos se ha retransmitido en un curso internacional que han seguido más de 300 cardiólogos intervencionistas de todo el mundo. El curso es uno de los más importantes en lo referente a la formación en esta terapia, y el organizador es el padre de esta técnica, el doctor Cribier.
«El éxito del procedimiento y el desarrollo en nuestro centro de una técnica de alineamiento de la prótesis única en el mundo que simplifica futuras intervenciones ha hecho que esta aportación científica haya sido acogida con euforia por la comunidad médica», sostiene Amat para, más tarde, agradecer la ayuda en el éxito del procedimiento a todo el equipo de cardiología intervencionista y, en particular, a los doctores Hipólito Gutiérrez y Alfredo Redondo.
El paciente que se sometió a esta operación fue un varón de 82 años con varios ingresos previos por insuficiencia cardíaca secundaria a una estenosis aórtica severa. Además, presentaba varias enfermedades concomitantes, como diabetes mellitus, cáncer de próstata previo y una insuficiencia renal leve. Un perfil, tal y como indica, característico de los pacientes que tratan con prótesis aórtica transcatéter.
«Múltiples enfermedades, pero una buena capacidad funcional e independiente para su vida diaria hasta que la estenosis aórtica les condiciona hasta el punto de que la incapacidad para respirar deriva en pérdida de independencia y capacidad de autocuidado, por lo que ofrecerles esta solución, aparte de alargar la supervivencia, les aporta una enorme mejora en la calidad de vida», subraya.
En este sentido, reconoce que el desarrollo de la tecnología es muy rápido, si bien toda nueva solución en el campo de la medicina tiene que demostrar que aporta mejoras sin conllevar consecuencias negativas para el enfermo. Esta nueva prótesis, tal y como expone, busca reducir las complicaciones vasculares y del ritmo cardíaco que pueden conllevar este tipo de intervención.
Respecto a las ventajas, el también coordinador de la Unidad de Cardiología Intervencionista del Hospital Clínico Universitario de Valladolid declara que el estudio Landmark va a ofrecer la primera comparativa entre dos tecnologías –la más antigua y otra más reciente– para demostrar puntos que ya intuyen a través de estudios más pequeños. Y es que e ste nuevo procedimiento, insiste Amat, disminuye los riesgos y facilita el acceso a esta terapia a una mayor proporción de personas.
De igual manera, manifiesta que la técnica de alineamiento que han desarrollado para las prótesis transcatéter se centra en que, al tratar cada vez a pacientes más jóvenes, es más posible que en el futuro haya que practicarles nuevas intervenciones. Con esta técnica se pueden implantar nuevas prótesis y estents en las coronarias –cuyo origen está junto a la zona en la que se implanta la prótesis– de una forma mucho más sencilla y eliminando complicaciones.
Y es que, según explica Amat, en casi el 10% de los pacientes resulta imposible entrar en las coronarias con un catéter para poner un estent después de haberle colocado una prótesis aórtica transcatéter; esto es un problema si el paciente sufre en el futuro un infarto o una angina de pecho. Con esta nueva técnica de alineamiento, defiende, se puede acceder a las coronarias sin problema en todos los pacientes.
Si se demuestra el beneficio de este procedimiento de última generación, detalla el coordinador de la Unidad de Cardiología Intervencionista del Hospital Clínico Universitario, querrá decir que habrá dos prótesis de este tipo en el mercado y, por tanto, al existir competencia, se reducirán los costes de esta intervención. Un aspecto, a su juicio, muy relevante, puesto que el único motivo por el que no se ofrece esta técnica como alternativa a la cirugía en la mayoría de los casos, es por su coste. A esto se suma que la mayoría de los enfermos con estenosis aórtica se pueden tratar con esta técnica.
Admite que se han realizado otros estudios comparando prótesis de este tipo, si bien ninguno de ellos contrastando prótesis balón-expandibles, que han demostrado ser el mejor tipo. La mayoría de estos trabajos se han realizado en Estados Unidos, de ahí la gran responsabilidad de liderar este proyecto en España. Un proceso que, comenta, arrancó hace más de un año. En este tiempo se han conseguido todos los permisos para el pistoletazo de salida, que se produjo el pasado mes de noviembre.
El Clínico lleva investigando la estenosis aórtica desde hace más de una década. Por ello, lo único que han hecho es seguir la línea de investigación hasta las últimas consecuencias. De cara a los próximos meses, Ignacio Amat adelanta que el estudio seguirá su curso porque ahora mismo está en fases preliminares. Durará dos años. También subraya que el alineamiento de las prótesis que han diseñado lo están validando con todo tipo de dispositivos de implante de prótesis de transcatéter. El fin es a través de un estudio multicéntrico demostrar que mejora los resultados clínicos.