Diario de Valladolid

El apóstol de las vocaciones científicas

Es burgalesa y graduada en Biología Molecular por la Universidad de Princeton. Realizó el doctorado en el Centro de Investigaciones Oncológicas, donde estudió un subtipo de genes involucrados en el cáncer de vejiga. Fundó Escuelab, una empresa para disminuir «la grave brecha» entre ciencia y sociedad y crear herramientas de futuro.

La emprendedora burgalesa Cristina Balbás ha creado Escuelab, un proyecto social para despertar vocaciones científicas.-EL MUNDO

La emprendedora burgalesa Cristina Balbás ha creado Escuelab, un proyecto social para despertar vocaciones científicas.-EL MUNDO

Publicado por
Estibaliz Lera

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Infinidad de oportunidades laborales todavía por explorar. El abanico de profesiones se amplía y no es fácil elegir. Para despertar vocaciones científicas, fomentar la curiosidad y la formación en el futuro está Escuelab, un proyecto pilotado por Cristina Balbás. Una burgalesa que siempre quiso anticiparse a los acontecimientos. Estudió el bachillerato internacional en Hong Kong gracias a una beca de la Fundación Comité Español Colegios del Mundo Unido.

De una punta a otra del planeta. Se trasladó a Estados Unidos, en concreto a la Universidad de Princeton para cursar Biología Molecular. Y lo hizo también gracias a una beca Davis UWC y a una beca del programa Jóvenes Excelentes de Caja de Burgos. Optó por esta carrera porque siempre tuvo un vínculo muy fuerte con la ciencia. Fue descubriendo más aspectos que le enamoraron aún más si cabe. «Me empecé a interesar por lo que pudiese tener más impacto en la gente», apunta Balbás.

Su siguiente paso fue regresar a España. Se instaló en Madrid y realizó el doctorado en el Centro de Investigaciones Oncológicas. Cuatro años en los que se centró en profundizar en un subtipo de genes involucrados en el cáncer de vejiga. A la vez comenzó con un proyecto social de divulgación científica para niños. En su currículo cuenta con un posgrado en Comunicación y Divulgación de la Ciencia y en Emprendimiento Social.

Poco a poco, sin darse cuenta, esta joven de 31 años fue cambiando las pipetas y los ensayos clínicos por la batuta del emprendimiento. Lo que arrancó como una ONG se convirtió en una empresa social concebida para disminuir «la grave brecha» existente entre la ciencia y la sociedad española. Su misión, explica, es democratizar el acceso a una educación científica práctica e interactiva, fomentar las vocaciones investigadoras y científicas y desarrollar herramientas de futuro entre los escolares.

Los alumnos aprenden a trabajar en equipo, a encajar los errores como un paso más del aprendizaje, a potenciar el pensamiento crítico, la creatividad, la proactividad... Para ello, cuentan con un método propio, que busca el equilibrio entre la rigurosidad teórica de los contenidos y un diseño innovador a la par que atractivo del soporte.

A través de talleres, extraescolares y campamentos, ayudan a los escolares desde los cuatro a los 14 años a saber qué quieren ser de mayores. Resuelven retos en equipo. El profesorado otorga las herramientas que necesitan y son los participantes los que juntos y con el conocimiento adquirido son capaces de crear, por ejemplo, la torre más alta o volar lo más lejos posible un cohete.

En todo este tiempo han pasado por sus aulas más de 10.000 niños de toda España, incluso del extranjero. Todo está centralizado en Madrid y «una rama» en Barcelona, así como talleres «puntuales» en algunos colegios e institutos de Burgos porque, tal y como admite, le gusta «mucho» seguir en contacto con sus paisanos y, por su supuesto, con su familia, que reside allí.

Su proyecto es ahora una empresa pero nunca ha perdido su esencia y su carácter social. Cristina Balbás siempre ha tenido claro que es fundamental ayudar a los que más lo necesitan. Quiso y quiere derribar todos los muros que separan a los estudiantes del conocimiento sin importar su clase social. Por todo eso, y mucho más, ganó el premio Emprende Unicef. No ha sido el único reconocimiento importante. El Ministerio le concedió el premio Nacional de Educación en 2015 por la promoción de la cultura científica. A esto se une que la revista Forbes incluyó a esta burgalesa en el grupo de 30 talentos españoles de menos de 30 años. Referentes de toda una generación que protagonizaron una portada de esta prestigiosa publicación.

Acompañada de su pasión y su talento ha llegado lejos. Hace cuatro años fue seleccionada como representante española para asistir a la conferencia internacional para jóvenes líderes One Young World celebrada en Bangkok, Tailandia. Este mismo año ya tiene dos éxitos más: formar parte del programa internacional de aceleración Investment Ready Program de Allianz e Impact Hub Múnich y ser una de 50 mujeres jóvenes más influyentes, según Cosmopolitan.

Huellas importantes que suman y, sobre todo, aportan a su huella más importante: Escuelab que, aparte de despertar la ciencia en los más pequeños, busca formar a los profesores. De hecho, los pasos que quieren dar en el futuro van en la dirección de crear una plataforma tecnológica que compendie las 300 actividades con las que ya cuentan. Junto con su socio, están estudiando el mercado para dar con la herramienta comercial que les ayude a llegar al mayor número de personas posibles sin perder el rigor y la objetividad. «El salto es importante. Vamos a abrir una línea de negocio nueva, ya que nos abriremos al mercado latinoamericano», apunta.

Balbás aparcó la investigación de laboratorio para llevar a cabo una investigación sociológica. Como emprendedora, admite, no ha tenido muchos problemas, si bien asegura que no siempre es así. «El acceso a la financiación no es fácil cuando los proyectos son sociales», subraya para, a continuación, comentar que, en su caso, lo que más le costó fue comprender un balance de cuentas. Su visión científica tuvo que introducir muchos conceptos económicos. Una curva de aprendizaje de importante calado.

Preguntada por la situación de la investigación y la innovación en España, la burgalesa señala que el nivel es «muy bueno». De hecho, expone que «desde fuera los investigadores españoles son muy alabados por su formación y su ética en el trabajo». El problema, a su juicio, es el retorno.

Cristina Balbás sostiene que las administraciones públicas ponen muchas trabas burocráticas. «Impiden que se puedan utilizar fondos para proyectos que ya están concedidos», lamenta y agrega que los jóvenes no han sido los más perjudicados con la crisis económica pero sí que han sufrido envites importantes. Por este motivo, aboga por cambiar el modelo educativo. «Dotarlo de flexibilidad para cambiar el enfoque según las necesidades del mercado. Ahora mismo, los estudiantes absorben, retienen y vomitan, pero el sistema tendría que cambiar para ofrecer las herramientas necesarias que les ayuden a utilizar toda la información que tienen a su alcance y discernir entre lo que es importante y lo que no lo es. Seguir con el método de la memorización no lleva a ningún sitio porque el conocimiento está a golpe de clic».

Es positiva y afirma que la sociedad sí que valora la innovación y el talento. «Siempre existen reticencias a los cambios, sin embargo, los cambios son para bien», concluye esta rescatadora de talentos. Nunca abandonará esta meta. Una meta en la que no quiere dejar a nadie fuera. Por ello, tiene un especial interés en facilitar el acceso a sus programas a niños en riesgo de exclusión social.

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