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Medicina natural para las plantas

Investigadores de la UVA desarrollan un nuevo compuesto que protege a variedades agrícolas como el café o el trigo y a especies forestales, como el pino o el castaño, de enfermedades devastadoras causadas por hongos

Iosody Silva ha realizado un proyecto sobre la aplicación de un nuevo fungicida natural para control de enfermedades.-M. BRÁGIMO

Publicado por
Almudena Álvarez

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Las plantas, como el resto de seres vivos son atacadas por bacterias, virus y hongos. La roya del café o el chancro del pino son dos de las enfermedades causadas por hongos más devastadoras de especies agrícolas y forestales. Investigadores de la Escuela de Ingenierías Agrarias de Palencia han dado con «la medicina» y han desarrollado un compuesto de origen natural que aplicado en plantas de café o trigo, o en superficies forestales de pinos, castaños y hayas, puede inhibir el desarrollo de estos hongos dañinos. Se trata de un compuesto desarrollado por el grupo de investigación que lidera el profesor Jesús Martín Gil y patentado en 2016, formado por quitosano, –un polisacárido que se obtiene la cáscara de las gambas–, propóleo que producen las abejas y nanopartículas de plata, cuyo uso en productos médicos está extendido por sus propiedades antibacterianas. Un producto más respetuoso con el medio ambiente, biodegradable y que no contamina, que puede actuar como «medicina para las plantas». Es lo que afirma la mexicana Iosody Silva, Ingeniero Ambiental del programa de doctorado de Ciencia e Ingeniería Agroalimentaria y de Biosistemas de la UVa en Palencia, que desde 2015 estudia, –con una beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologia de México–, la efectividad de este nuevo compuesto, y recientemente ha ganado el concurso Tu tesis en tres minutos organizado por la UVa.

Durante tres años de investigación, Silva ha comprobado la efectividad de este producto para combatir enfermedades específicas causadas por quince hongos distintos, en cultivos agrícolas, especies forestales y maderas estructurales.

En colaboración con los equipos del Laboratorio de Tecnología Ambiental, Patología Forestal, y Tecnología de la Madera de Palencia, y el equipo del Laboratorio de Micología de la Universidad Federal de Viçosa, en Brasil, ha trabajado con ocho patógenos que atacan a especies forestales, seis de cultivos agrícolas y uno en maderas y ha reformulado la receta inicial del compuesto, tanto en dosis como en combinaciones,–usando uno, dos o los tres componentes–, para conseguir la solución más efectiva con cada patógeno. «No es un antifúngico que sirva con todos los hongos. Hay que variar las concentraciones, mezclas y forma de aplicación en cada caso», aclara.

Dicho esto, comenzó por aplicar el nuevo compuesto contra el Fusarium Circinatum, una de las especies de hongos más dañinas y devastadoras de bosques de coníferas. El procedimiento consistió en realizar estudios in vitro colocando el hongo aislado en placas en contacto con el compuesto, en distintas concentraciones para comprobar si se inhibía el crecimiento del hongo con la aplicación de estas sustancias. «Y se consiguieron inhibiciones de más del 90% con la combinación de quitosano y propóleo», asegura la investigadora.

Con esa premisa, el siguiente paso consistió en realizar las pruebas in vivo recubriendo con esta solución (quitosano y propóleo) semillas de pino silvestre y pino radiata. Estas semillas se sembraron y se inocularon con el patógeno para ver si el recubrimiento era capaz de protegerla del patógeno y darle la resistencia necesaria para germinar y sobrevivir en presencia del hongo. La investigadora asegura que los resultados, que se han publicado recientemente en la revista científica Forests, han sido «muy buenos» ya que se comprobó que el 50% de las semillas lograron germinar y sobrevivir.

En el campo forestal se probó con otros patógenos que afectan a alisos, castaños y hayas «con buenos resultados» logrando «inhibiciones muy altas» incluso del cien por cien en el caso de «oomicetos» un pseudohongo presente en los bosques europeos.

Animados por los resultados se realizaron los mismos ensayos con la planta del café, en colaboración con el equipo del Laboratorio de Micología de la Universidad Federal de Viçosal, donde investigan cómo tratar la roya del café, la enfermedad «más dañina» que amenaza las plantaciones de café a nivel mundial y causa grandes problemas económicos sobre todo en zonas tropicales donde el aumento de la temperatura a causa del cambio climático está propiciando su desarrollo más rápido. «Allí hemos aplicado la mezcla de quitosano y propóleo y hemos encontrado resultados fenomenales», explica la investigadora.

Asegura que al aplicar este compuesto para proteger las hojas de la plantas de café, la roya «no creció nada» y por lo tanto la efectividad fue del cien por cien.

El compuesto se ha ensayado también con patógenos que afectan a otros cultivos agrícolas, como el trigo, las lechugas, las alubias, o la stevia, también con excelentes resultados, asegura.

Por último se ha probado en madera estructural, concretamente con madera de chopo y el hongo que causa pudrición blanca, que pudre la madera y reduce su resistencia, como alternativa a los productos químicos que actualmente se usan para proteger la madera. En este caso se impregnó la madera con el compuesto de los tres elementos, –quitosano, propóleo y nanopartículas de plata– y se puso en contacto con el hongo para ver si hacía «una barrera de protección que impidiera que el hongo penetrase». Los resultados han sido interesantes ya que se comprobó que el compuesto «aisla completamente el hongo» pero con el inconveniente de que pierde efectividad con el paso del tiempo lo que obligaría a aplicarlo periódicamente.

Con todo, la investigadora considera que, a falta de los ensayos en campo, los resultados son «muy alentadores y prometedores» y el nuevo compuesto «tiene muchísimo potencial para ser utilizado en el sector agrícola y forestal».

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