PALENCIA
Suelos remineralizados con agua de mar
El Grupo Lactoduero, pionero en envasar y distribuir agua del Cantábrico para uso alimenticio, desarrolla una enmienda para el suelo y un complemento alimenticio para el ganado que aprovecha las propiedades del agua marina.
El agua del mar contiene todos los elementos naturales conocidos por el hombre: ácidos nucleicos, ADN en suspensión, aminoácidos esenciales, proteínas, grasas y 118 elementos de la tabla periódica, además de fitoplancton y zooplancton, que son proteíinas puras, omega 3, carbono y miles de bacterias no patógenas. Científicamente se sabe que el agua del mar es biógena (creadora de vida) y patogenicida (inactiva los microbios terrestres). Sin embargo el agua de mar sigue siendo una gran desconocida, a pesar de todas sus propiedades y del gran potencial que puede llegar a tener su aplicación en distintos campos y para múltiples usos.
Una potencialidad que el Grupo Lactoduero supo ver hace casi siete años cuando empezaron a envasar y comercializar agua del mar Cantábrico en Saldaña (Palencia) para uso alimentario. Entonces fueron pioneros, y ahora volverán a ser la primera empresa de España en dar nuevos usos al agua marina. En concreto han desarrollado dos nuevos productos a base de agua de mar que saldrán en breve al mercado: una enmienda para el suelo que utiliza los minerales y oligoelementos del agua de mar para la recuperación de la microflora del suelo, y un complemento alimenticio para el ganado.
Un producto cien por cien natural que se obtiene del agua oceánica pura extraída en el mar Cantábrico, en zonas alejadas de la costa y a profundidades superiores a los 30 metros, y que luego se procesa en las instalaciones que Lactoduero tiene en Saldaña. Según explica Luis Pablo Mayo, en planta se hacen varios filtrados en frío y se reduce su contenido en cloruro sódico hasta conseguir una concentración hipotónica, en la que se elimina el 95% del contenido original de cloruro sódico, pero se mantienen el resto de oligoelementos, minerales y nutrientes que tiene el agua marina, obteniendo como resultado un producto que «es apto para cualquier organismo, sea vegetal o animal». Y es que, como explica Mayo, «al quitar el exceso de sodio se elimina el único inconveniente que tiene el agua de mar cuando se le quiere dar un uso agrícola y ganadero».
Después de numerosas pruebas y ensayos han logrado desarrollar un concentrado mineral de agua de mar desalinizada, que saldrá al mercado con el nombre de Ocean once agro, porque es agua oceánica y porque contiene los once oligoelementos más importantes para la vida. Asegura que es un producto apto para todo tipo de suelos y todo tipo de plantas, porque actúa sobre el suelo, no sobre la planta, volviendo a «remineralizarlo». «Estamos dando de comer a la microbiota del suelo, a los microorganismos que se alimentan de los minerales que aporta el agua de mar y generan el compost que luego absorbe la planta».
Como explica Mayo, un agricultor puede echar al campo seis u ocho minerales, el maíz necesita 48 minerales, las verduras necesitan un mínimo de 25 minerales. Sin embargo los suelos se van agotando y el resultado son hortalizas que «ya no saben a nada». La aplicación de esta enmienda en el suelo mejora los nutrientes del suelo, el crecimiento de las raíces y de la planta, reduce el estrés en épocas de sequía e incluso mejora el sabor de los frutos, que recuperan los sabores auténticos en la medida en que el suelo recupera nutrientes y está más sano. «Estamos enmendando el suelo de manera natural, devolviéndole los nutrientes y minerales necesarios para que la planta crezca», asegura Luis Pablo Mayo, insistiendo en que no han creado un fertilizante. «Es una enmienda del suelo completamente natural, tan seguro como el agua y completamente inocua y compatible con otros tratamientos». Además de ser muy asequible y sencilla de aplicar ya que se incorpora al agua de riego y se puede echar entre una y tres veces al año.
Por otro lado, el Ocean once destinado a la alimentación animal se incorpora al agua, la leche o el pienso que se usa en la alimentación del ganado. «No sustituye a la alimentación, la complementa, ya que refuerza el organismo y hace que el sistema metabólico funcione mejor, haciendo que los animales stén mejor alimentados y sean más resistentes a las enfermedades», señala Mayo.
Los ensayos realizados hasta ahora en frutales, hortalizas, prados y ganaderías de vacuno y ovino han ofrecido resultados muy positivos. Confirman, por ejemplo, que la aplicación de este producto en la alfalfa genera un corte más al año. Y que si las plantas crecen más sanas, los nutrientes que aportan a la alimentación del animal serán mejores. En breve se van a hacer estudios de la mano del ITACyL para corroborar científicamente lo que ya saben por las pruebas realizadas: que su uso recupera la fertilidad de los suelos y facilita un mayor rendimiento, y que reduce el uso de químicos porque las plantas desarrollan una mayor resistencia a plagas y enfermedades o a la sequía, además de otras muchas ventajas y ningún inconveniente, «porque aprovechamos todas las propiedades que tiene el agua de mar». Tan sencillo como eso.