El ‘influencer’ de las tecnologías emergentes

Son marcadores de tendencias. Trasladan la moda desde las pasarelas hasta las redes sociales. Allí, cuentan con miles de seguidores que siguen al pie de la letra sus opiniones a la hora de adquirir cualquier producto. Desprenden desparpajo, simpatía y magnetismo. Los influencers son mucho más que consejeros. Se han convertido en los dioses de internet.

Son capaces de movilizar opiniones y que las personas pasen a la acción sobre un tema concreto. Y es que aunque la mayoría se dedican a mostrar ropa, productos de belleza y accesorios, también hay prescriptores virtuales que abren un mundo de posibilidades que aún no está inventado. Pronostican el futuro para poderse anticipar a él. No son videntes. Ni mucho menos. Se basan en información que existe en la red para dibujar escenarios que sirven para entender los fenómenos emergentes. El ingeniero industrial Javier Carbonell ha diseñado un modelo matemático que ayuda a valorar estas tecnologías en boga, como puede ser el caso de las ciudades inteligentes para trazar el camino que van a seguir. Para ello utiliza datos públicos que se encuentran a golpe de clic.

El proyecto, que ha recibido la primera mención Doctorado Industrial de la Universidad de Valladolid (UVA), ya que supone un ejemplo de transferencia de conocimiento del sector público al privado, interesado en disponer de herramientas que le ayuden a definir su estrategia empresarial, mejora las metodologías existentes en foresight –previsión– y abarca el proceso que va desde la detección de nuevos fenómenos a su conceptualización y posterior comunicación. «El modelo matemático se alimenta de datos para estudiar la madurez de los fenómenos emergentes», expone.

A través del buscador de Google, la herramienta diseñada por Carbonell bucea en cientos de páginas web con la idea de recabar información y más información. Datos en medios de comunicación generalistas, revistas especializadas, número de patentes, impactos, menciones sobre las patentes... Cualquier huella por pequeña que sea sirve para llenar esta mochila de conocimiento. «Creamos un modelo de 30 variables de diferentes ámbitos (académico, industrial y público en general) que estudian cómo el fenómeno va pasando por los diferentes campos y en qué estado se encuentra».

Una información «muy útil» tanto para las empresas como los organismos públicos. De hecho, organizaciones internacionales como la Unión Europea (UE), la Organización de Naciones Unidas (ONU) o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) cuentan con equipos de trabajo que tratan de vislumbrar el rumbo de los acontecimientos para entender el futuro y prepararse con antelación ante los nuevos desafíos.

El proyecto, desarrollado en colaboración con Telefónica I+D, es mucho más amplio, puesto que recurre a disciplinas diversas como la estrategia empresarial, innovación, filosofía, lingüística, semiótica o psicología. Para ahondar en esta última parcela el ingeniero industrial de la UVA contó con el asesoramiento y la colaboración de Valentín Conde, expresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica recientemente fallecido.

Otra parte del trabajo se basa en la creación de narrativas adaptadas a la audiencia y al propósito para comunicar escenarios. En este sentido, comenta que a la hora de plantear escenarios de cómo los fenómenos emergentes van a influir en el futuro, no se muestran simplemente los datos, sino que se escribe una especie de historia para que a la gente le llegue de otra manera. «La importancia del relato es brutal. Cómo crear relatos que influyen en la evolución de las tendencias, cómo afectan a nuestra manera de entender el futuro. Cómo el relato crea el futuro. Piensas algo y diriges a la sociedad hacia eso», explica muy emocionado.

La tesis, dirigida en el departamento de Teoría de la Señal y Comunicaciones e Ingeniería Telemática por Belén Carro y Antonio J. Sánchez, se basa en cuatro artículos. El primero se centra en los fenómenos emergentes y analiza los diferentes enfoques que se han desarrollado para valorarlos. El segundo ahonda en el enfoque interno de los fenómenos emergentes y muestra el papel que tienen las metáforas en la forma en la que se contextualiza el mundo y en concreto las nuevas tecnologías. «Este hecho», indica el ingeniero industrial de la UVA, «muestra un gran potencial para plantear escenarios sobre la evolución de las tecnologías».

El tercer artículo profundiza en la fase de comunicación y trata de enlazar los estudios analíticos que se incluyen en las primeras fases de realización de escenarios con la creación de historias, que son generalmente la forma en la que los escenarios llegan al público objetivo. El broche a la tesis doctoral lo pone un trabajo que descubre los patrones de diseminación de las tecnologías emergentes en internet. Y lo hace con el modelo matemático que valora la madurez de los fenómenos.

Javier Carbonell comenzó este proyecto mientras realizaba el informe de la Sociedad de la Información en España de Telefónica. «Se trata de una disciplina poco estandarizada. Es verdad que había muchos observatorios, pero no existían ni consensos importantes ni en metodologías ni en conceptos fundamentales, por esta razón, el interés de la tesis doctoral». Terminó en 2017 y ahora espera continuar en esta línea, si bien su tiempo lo ocupan pequeñas y medianas empresas a las que ayuda a buscar financiación europea. También colabora con la empresa vallisoletana Habitual Data en el desarrollo de innovación basadas en el bolígrafo digital. Eso sí, el interés del ingeniero industrial es la creación de escenarios de futuro y cómo influyen en la sociedad. Un cronista que a través de internet quiere narrar el futuro.