Diario de Valladolid

En la diana de las bacterias que matan a los cerdos

La ULE crea una vacuna eficaz contra una de las principales causas de enfermedad, mortalidad y retraso en el crecimiento del ganado porcino..

Sonia Martínez, César B. Gutiérrez y Rafael Frandoloso en las instalaciones de la Universidad de León.-EL MUNDO

Sonia Martínez, César B. Gutiérrez y Rafael Frandoloso en las instalaciones de la Universidad de León.-EL MUNDO

Publicado por
Estibaliz Lera

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En los animales habitan miles de millones de bacterias que, por norma general, son neutralizadas por el sistema inmunitario, cuando no, derivan en patologías peligrosas. En esta última liga juega la enfermedad de Glässer, un proceso que afecta a las membranas de numerosos órganos (meninges, pulmones, cavidad abdominal, articulaciones...), en ocasiones mortal, y siempre causante de importantes pérdidas de producción. Sus principales síntomas son: ligera inflamación alrededor de las articulaciones y tendones, rigidez, depresión, temperatura elevada, inapetencia, entre otros.

Un grupo de investigación de la Universidad de León dirigido por los profesores Elías Fernando Rodríguez Ferri y César Bernando Gutiérrez Martín ha obtenido una vacuna experimental eficaz contra esta dolencia estudiada en la Facultad de Veterinaria. Un paso muy importante, ya que el sector porcino representa el 13% de la producción agraria total en España y que se sitúa en el primer lugar de las producciones ganaderas, con un porcentaje de más del 35% de todas ellas.

Esta pionera fórmula sustituye a las vacunas inactivadas clásicas, de células completas, sólo eficaces frente a la variante homóloga del microorganismo utilizado en su elaboración, por ser una alternativa «mucho más simple», consistente en una proteína modificada capaz de inducir por sí sola inmunidad protectora. Tal punto se consigue, según explica Rodríguez Ferri, mediante técnicas genéticas, como identificación y aislamiento del gen correspondiente, clonaje, recombinación y expresión en un vector bacteriano, Escherichia coli, y además modificada por el cambio de un aminoácido por otro, en la proteína.

«La innovación consiste tanto en el hallazgo de que tal modificación es suficiente para generar anticuerpos protectores frente a la bacteria salvaje virulenta en cantidad y calidad suficientes para proteger completamente frente a Glässer».

En este sentido, incide en que «un simple cambio» en uno de los nucleótidos del gen que codifica la proteína, resultó «suficiente» para provocar el cambio de un aminoácido por otro, y esto bloqueó el abastecimiento de hierro.

Además de asediar la unión, los anticuerpos inducidos recubren la bacteria y la hacen «más apetecible» para el sistema defensivo natural del animal a cargo de los macrófagos –células del sistema inmunitario que se localizan en los tejidos–, que elimina las bacterias por fagocitosis, resolviendo la infección. «Todavía, tales anticuerpos, al unirse a la proteína del sistema del complemento, activan la vía clásica y lisan las bacterias».

La importancia de esta enfermedad ha estimulado a muchos grupos a la búsqueda de soluciones para su control, principalmente preventivas en forma de vacunas, además de mejorar los estándares de bioseguridad y otros recursos. No es la primera vacuna experimental descrita por este grupo leonés, pero si la primera que ha logrado una protección completa. De momento, es una propuesta experimental, con vocación de convertirse cuando se lleven a cabo más estudios que confirmen su inocuidad y su eficacia, en una alternativa de interés y resolutiva de este proceso.

Para Rodríguez Ferri, las vacunas de subunidades están llamadas a sustituir a corto y medio plazo a las vacunas tradicionales por su mayor precisión, eficacia y sobre todo, seguridad, aunque los estudios que exigen son mucho más complicados hasta obtener un antígeno capaz de lograr la respuesta protectora satisfactoria frente al agente productor de la enfermedad. «Estas ventajas superan los inconvenientes de mayor coste en los procesos de obtención», apostilla.

El recorrido hasta llegar al lugar en el que se encuentran ha sido duro. Cada estudio ha ido dejando su impronta particular. Cuenta que durante la realización de las tesis doctorales de Rafael Frandoloso y Sonia Martínez fue cuando entraron en contacto con un grupo liderado por el doctor A. Schryvers, de la Universidad de Calgary, en Canadá, reconocido experto en este tipo de proteínas y pionero de su estudio en patógenos humanos. Con él surgió la idea de obtener mutantes de tales proteínas y ensayar su valor en la inducción de inmunidad protectora. Para comprobarse la bondad de los resultados se utilizó un procedimiento consistente en el uso de cerdos obtenidos asépticamente y mantenidos separados de sus madres y privados del calostro materno –«para evitar tanto la colonización de los recién nacidos a partir de las bacterias procedentes de la madre, como de la transferencia de anticuerpos maternales», aclara–, administrándoles a cambio una mezcla pasteurizada de calostro bovino.

Los resultados han sido publicados en la revista Scientific Reports, una prestigiosa publicación de elevado índice de impacto que pertenece al grupo de revistas de Nature.

La hoja de ruta que seguirán a partir de ahora será profundizar en el estudio de nuevas proteínas potenciales subunidades vacunales, a la vez que completan y afinan los resultados obtenidos hasta ahora, optimizándolos y mejorándolos, incluyendo el estudio de nuevas sustancias de última generación, a fin de completar una formulación vacunal que pueda rendir los objetivos deseados.

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