Diario de Valladolid

PERSONAJES ÚNICOS / JOSÉ RAMÓN ALONSO

Gestor de los circuitos neuronales

Estudió Biología en la Universidad de Salamanca, donde ha sido rector. Formó parte del gobierno de Herrera / Su equipo ha demostrado que los trasplantes de células madre consiguen una «mejora clara» tanto en procesos motores como sensoriales

José Ramón Alonso en las instalaciones de la Universidad de Salamanca-ENRIQUE CARRASCAL

José Ramón Alonso en las instalaciones de la Universidad de Salamanca-ENRIQUE CARRASCAL

Publicado por
Estibaliz Lera

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La vida queda traspasada por su experiencia y su devoción por el mundo de los seres vivos. Apasionado y apasionante, capaz de envolver a los que le rodean en una ola donde las plantas, los insectos y la lucha contra el cáncer toman el poder. Maestro de muchas orquestas donde los ritmos se dan por imágenes y pasos en el laboratorio que difícilmente se borran de la mente de un aficionado. José Ramón Alonso nació en Valladolid. Allí, en la ciudad del Pisuerga, se enamoró de Marie Curie y Santiago Ramón y Cajal. Sus biografías le calaron hondo, tanto que decidió seguir sus enseñanzas.

Estudió Biología en la Universidad de Salamanca (USAL). Cuenta que sus padres tuvieron que hacer «un esfuerzo muy grande» pues tiene cinco hermanos y todos estaban estudiando. Aun así apoyaron a este soñador que combinaba la facultad con trabajos de verano y becas. «He trabajado descargando camiones, en una fundición e, incluso, me pasé un verano con un ballet ruso montando y desmontando escenarios por media España. Era una gozada volver a casa con dinero y decir que ese año no necesitaba que me mandasen nada», relata emocionado.

La capital del Tormes le hechizó desde el primer momento que la vio. Durante su etapa universitaria consiguió una beca para ir un par de meses a Alemania a perfeccionar el idioma. «Fue algo muy importante en mi vida». En quinto de carrera hizo al mismo tiempo la tesina de licenciatura y las prácticas en las milicias universitarias. «Era muy estresante porque me llevaba los apuntes a las maniobras y cuando tenía un fin de semana libre iba al laboratorio a avanzar mis experimentos», comenta Alonso. Todo ese esfuerzo se vio recompensado con una plaza de profesor.

Al terminar la tesis doctoral, se trasladó a Alemania para hacer un posdoctorado en la Universidad de Frankfurt. En tierras germanas pasó dos años. Regresó a Salamanca y ganó una oposición a profesor titular. Más tarde, se mudó a Estados Unidos, al Instituto Salk. En ese centro se codeó con cuatro premios Nobel. Además, su supervisor, David Amaral, le ofreció la oportunidad de trabajar con él en un centro de neurociencia en Davis.

En 2002 sacó la cátedra y la gestión centralizó su vida. Se convirtió en decano de su facultad, rector de la universidad y también formó parte del gobierno de Juan Vicente Herrera como director general de Políticas Culturales y Comisionado para la Lengua Española. «La gestión me gusta y me parece una actividad creativa en la que puedes prestar un servicio a la sociedad», puntualiza. Aunque los papeles ocupaban prácticamente las 24 horas del día, nunca dejó de lado su vocación y durante esos años siguió «a duras penas», pero «con resultados interesantes», investigando y publicando. Para mantenerse al día cuando estaba fuera de Salamanca, leía y escribía. Gracias a eso inició una nueva etapa: la divulgación científica, que le ha dado «grandes alegrías» y, según considera, es una labor «muy necesaria» en estos momentos.

En su día a día imparte clases y dirige trabajos de fin de grado, carrera y tesis doctorales. También tiene un intensa colaboración internacional. En unos días viajará a Bolivia para colaborar en un proyecto de formación e investigación sobre autismo. Además, es escritor. Su próximo libro saldrá en otoño y será un homenaje a Oliver Sacks. Se trata del sexto en una serie de historia de la Neurociencia que ha recibido dos premios a los mejores libros de divulgación científica de España.

José Ramón Alonso también se pone la bata y se encierra en el laboratorio. En esa labor trabaja con células madre para estudiar las posibilidades de reparar los circuitos neuronales dañados, por ejemplo tras una enfermedad neurodegenerativa como la de Alzheimer o la de Parkinson. Su equipo de investigación ha demostrado que los trasplantes de células madre consiguen una «mejora clara» tanto en procesos motores como sensoriales; es decir, en ratones que se están quedando paralíticos o que están perdiendo un sentido. «Son resultados impactantes y que abren la esperanza a que algún día sean una herramienta útil para pacientes aquejados de enfermedades graves», manifiesta, antes de añadir que hay que tener prudencia porque existen «muchas preguntas» para las cuales no hay respuesta: no sé sabe cómo atraviesan las células trasplantadas la barrera hematoencefálica ni cómo aumentar su número o cuáles son las células más eficaces.

El vallisoletano afirma que la investigación y la innovación son las «herramientas fundamentales» para mejorar el futuro. «Hay empresas que han optado por esta vía y son competitivas a nivel internacional y demuestran que es una estrategia que funciona», expone, antes de poner como ejemplo el sector del vino, donde se ha visto que trabajar en un proyecto de calidad y usar los últimos descubrimientos y tecnologías da resultado. «También creo que deberíamos atender más a las pymes, que las universidades fueran sus laboratorios de I+D y mejorasen sus productos, desarrollasen nuevas líneas y servicios. Creo que todavía nos queda mucho camino por recorrer».

En su opinión, la época de recesión ha afectado «seriamente» a los jóvenes. «Los últimos becarios que hemos tenido en nuestro laboratorio están en París, San Diego, Boston..., solo hemos podido retener a uno y es una pena porque preparamos a los mejores y se tienen que ir. Ellos y nosotros confiamos en que puedan algún día regresar a España pero a veces siento tristeza de que no seamos capaces de generar oportunidades laborales interesantes para gente excepcional», lamenta Alonso.

Apunta que en estos últimos años los investigadores se han sentido «un poco olvidados» por las administraciones, si bien en Castilla y León hay centros relacionados con la biología de primer nivel: el Centro de Investigación del Cáncer, el Instituto Hispanoluso de Investigaciones Agrarias y el Instituto de Neurociencias. «Creo que la Comunidad está por encima de otras y valora la educación, la formación, la cultura del esfuerzo, la honestidad y la seriedad. Pienso que eso está en la educación que recibimos de nuestros padres y que es un tesoro que no podemos perder», concluye.

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