Diario de Valladolid

Sin libros también se puede estudia

El uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y el cambio de la metodología educativa llevan al colegio rural agrupado de Burganes de Valverde a prescindir de los manuales

Alumnos del colegio rural agrupado de Burganes de Valverde. E.M

Alumnos del colegio rural agrupado de Burganes de Valverde de Zamora usan solo ordenadores para seguir sus clases-M. DENEIVA

Publicado por
Jose Luis Cabrero

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Al colegio rural agrupado de Burganes de Valverde (Zamora) acuden cada día 48 niños procedentes de siete pueblos del entorno. Tienen entre 3 y catorce años. La mayor parte de ellos acude al centro con mochilas ligeras: algún cuaderno, útiles de escritura, un miniordenador (dentro de unos días será una tablet), el almuerzo para media mañana y ningún libro de texto. El centro decidió ya el curso pasado prescindir de los manuales convencionales, «un paso lógico, al que se ha llegado de manera gradual», dice la directora del centro, Marisa Valderas, y una vez que el uso de las nuevas tecnologías estuvo asentado en el centro y el cambio de metodología educativa asumido por toda la comunidad educativa.

El sistema de trabajo ha cambiado para todos, alumnos y profesores, dice Yolanda Bresme, secretaria del centro. El nuevo modelo, que se desarrolla a través de proyectos a partir de los cuales se van abordando las diferentes asignaturas, exige a los docentes una mayor preparación de las clases. «Sobre todo otra manera de enfocarlas, buscando siempre la implicación del alumno, que sea partícipe de cada paso que se da en la clase, que no se limite a escuchar y repetir, que siga un camino que le permita ir descubriendo los conocimientos», dice.

El alumno «tiene menos conciencia de estar estudiando, son generaciones que han nacido ya con el dedo digital y no tiene ninguna dificultad para adaptarse al nuevo sistema» pero debe asumir que no se va a encontrar los deberes ya marcados, que no tendrá que hacer los ejercicios 6, 7 y 8 de la página 48, por ejemplo, sino reflexionar sobre lo que ha aprendido durante el día, hacer una autoevaluación, buscar contenido adicional sobre un tema abordado en el aula, ver un vídeo para comentarlo al día siguiente o hasta tratar de organizar una cena de Navidad para diez personas, una actividad propuesta a finales del año pasado por uno de los profesores para alumnos de tercero y cuarto de primaria que les permitió trabajar diferentes conocimientos en las áreas de lengua, matemáticas, ciencias sociales, naturales y manejo de las nuevas tecnologías.

Cada alumno del colegio Valle de Valverde dispone de un miniportátil o una tablet. La escuela está conectada a internet vía satélite y los profesores disponen de un ordenador portátil para preparar las actividades de aula, un sistema con el que se conectan al cañón proyector y a la pizarra digital con los que está dotada cada clase, de manera que puede realizar las sesiones con la asistencia de medios informáticos.

Disponen, además de un ordenador servidor de contenidos que facilita las tareas de archivo de datos y programas y los puntos de acceso necesarios para dar cobertura inalámbrica a los terminales de navegación instalados. Al servidor pueden acceder tanto desde el colegio como desde casa a través de una clave personal.

Los blogs son una buena manera para comunicar las actividades que se desarrollan en el centro, darlo a conocer a los padres y ofrecer a los alumnos la posibilidad de participar en ello. La biblioteca tiene su propio blog, como lo tienen también cada uno de los grupos, desde infantil a segundo de la ESO. Además, a través de blogs dan a conocer también los nuevos sistemas metodológicos que se aplican en las aulas, desde nuevos modelos de exámenes y evaluación, a sistemas para aprender de otra manera las tablas de multiplicar, pasando por los debates que los propios profesores establecen en los claustros. A través de la página web del colegio se comparten tanto técnicas como recursos educativos que la red pone al alcance de padres, alumnos y profesores.

A través de la red, los profesores envían a los alumnos las tareas encomendadas para casa y ellos, a su vez, las remiten al centro por el mismo sistema. Si hay alumnos que no disponen de internet en casa, se bajan los contenidos necesarios en el centro y se los llevan en un pendrive.

Los libros convencionales han sido sustituidos por una plataforma digital, Aula Planeta, en la que encuentran los contenidos que necesitan como apoyo, una herramienta que algunos profesionales del propio centro consideran que también puede ser prescindible.

El sistema de aprendizaje en el colegio dista mucho de lo que se conoce como educación convencional. Las rutinas de pensamiento son, en ocasiones, el punto de partida de una actividad que se desarrolla de forma conjunta entre los diferentes niveles educativos del centro para fomentar la colaboración y conseguir que la inclusión de alumnos con problemas sea también más eficaz. «La inclusión se hace siempre dentro del aula, no se saca al alumno que necesita un refuerzo», apunta Yolanda Bresme.

De la misma manera el alumno «se sienta más capaz y es más autónomo, es raro encontrarse con chicos que dicen que no pueden hacer las cosas», añade Marisa Valderas. Los duelos de aprendizaje son otro de los sistemas aplicados por el centro, en los que se manejan problemas, ortografía o incluso microrrelatos, material que luego comparten a través del correo electrónico.

El centro se muestra satisfecho con la decisión de eliminar los libros de texto, utilizar de forma generalizada las tecnologías de la información y la comunicación y abrazar una nueva metodología, una línea de trabajo que se completa también con una apuesta decidida por el fomento de la lectura.

Precisamente, este último aspecto les ha permitido ganar un premio nacional de educación al desarrollo de competencias de lectoescritura y audiovisuales a través del proyecto Cuentamos ConTicgo, en el que plantearon la elaboración inicial de audiocuentos y videocuentos que finalmente se extendió a todas las asignaturas y a todos los niveles educativos. Hoy, los personajes de Misola y Bemolín viven en las aulas y los pasillos del CRA Valle de Lucerna, de Burganes de Valverde.

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